Guion: Maka Mochida.
Dibujo: Maka Mochida.
Páginas: 160.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Julio 2022.
En una ficción popular poblada de brujas, en historias de todo tipo de género, desde el terror más puro hasta la comedia más desenfadada, tiene mérito que Maka Mochida haya encontrado un ángulo distinto al que ahora mismo parece predominante, y es que La brujita oficinista es una historia mismo más deudora de Embrujada, la clásica serie televisiva con Elizabeth Montgomery como protagonista, que de Embrujadas. En otras palabras, este es un manga que busca ganar lectores desde su lado más encantador, desde la ingenuidad de su protagonista e incluso de su mismo planteamiento, uno en el que las brujas forman parte del día a día con una normalidad absoluta, no son seres extraños ni extraordinarios, sino parte de lo más cotidiano. La misma estructura que tiene el relato, en pequeños episodios que al principio pueden parecer incluso desconectados, simples gags que se acumulan, es una invitación a recordar tiempos mucho más joviales y despreocupados, en los que los grandes problemas que afrontamos son los del día a día y entre ellos los asuntos del corazón, claro está. ¿Alguien dudaba, y la portada ya lo deja claro, que esto es un manga romántico? No tardamos muchas páginas en que cualquier duda acerca de eso quede más que resuelta. Es además por esa vía por la que la historia promete tener continuidad en el próximo volumen.
A pesar de lo que pudiera parecer, la magia en La brujita oficinista no es el elemento central del relato, sino una circunstancia más. Y eso, aunque parezca trivial, es al final clave para que la historia sea tan simpática como necesita serlo y un elemento esencial para la frescura que desprende. Lo necesita precisamente porque adopta un tono de amabilidad continua a partir del relato de su protagonista, dulce, abierta, buena gente… y por supuesto objeto de deseo romántico evidente desde que arranca el manga. Con esas bases establecidas, Mochida tiene todas las opciones abiertas para que esta sea una sitcom en toda regla, de humor blanco y de cercanía evidente, para que la magia sea la salvadora de situaciones cotidianas y para que los dos actores principales vayan cruzando favores y compartiendo momentos que fórjenla relación que van a mantener. ¿Y cómo se complica la trama? Con personajes secundarios, claro, que vayan complicado lo mágico, lo laboral y lo sentimental, que son los ejes en los que se mueve la historia. Si queremos ser estrictos, las novedades que pueda tener esta se circunscriben al planteamiento, pero el desarrollo es lo suficientemente simpático como para que eso no suponga problema alguno. La magia y la propia realidad se mezclan con fluidez para que podamos conectar con los protagonistas.
La simpatía es la clave, y el dibujo de Mochida cumple a las mil maravillas. Se trata de ir transitando por una comedia romántica con los leves tonos de fantasía de los que hablábamos y el aspecto visual de La brujita oficinista cumple en ambos sentidos. La sencillez es la clave, porque esta no necesita ser una historia compleja en exceso, tampoco realmente en lo visual aunque utilice muy bien escenarios y fondos cuando el avance de las situaciones así lo necesita. Basta con que entendamos bien su enredo, con que podamos empatizar con sus protagonistas una vez que se van desvelando sus sentimientos y que esa brujería que tiene que completar algunas de las secuencias sea tan creíble como la propia historia romántica. Y de todos esos retos sale Mochida con buena nota, siendo la autora consciente de que no hacen falta grandes saltos mortales para que La brujita oficinista se gane el favor del lector, ni en lo que cuenta ni en el amable trazo con el que lo desarrolla en cada página. Con unas normas tan claras, lo complicado es no entrar en el juego que se nos propone en esta serie, perfectamente disfrutable con su espíritu alegre y su diversión sin complejos, con un estilo narrativo que casi parece una invitación a que esta historia se pueda desarrollar en próximos volúmenes con la misma naturalidad e incluso en otros medios.
Akita comenzó a publicar Majyosenpai Nippou en 2020.
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