CÓMIC PARA TODOS

‘Li’l Abner. Tiras diarias y planchas dominicales (1939-1940)’, de Al Capp

Editorial: Diábolo.

Guion: Al Capp.

Dibujo: Al Capp.

Páginas: 272.

Precio: 64,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2024.

El final de la década de los 30 no cambio Li’l Abner. No había razón para ello, puesto que la fórmula de Al Capp era una de éxito, una que venía prolongándose desde 1934 y en la que los temas iban cambiando, retomando unos, dejando otros de lado, y continuando con una rueda narrativa en el que todo era posible. Sigue siendo en este tercer volumen la historia del chico de campo en la ciudad, sí, pero no de manera continua o exclusiva. Sigue siendo un retrato de los amoríos de este ingenuo y poco formado muchacho, y eso implica hasta que veamos a unas cuantas damas dándose de tortas, a veces literalmente, por el favor de nuestro protagonista, que entiende el maquillaje y lo que significa cuando el agua lo arruina. Son solo unos cuantos ejemplos que sirven para entender el humor de Li’L Abner, uno increíblemente moderno para la época que le toca vivir y que surge de la cultura de su autor. Hay en los guiones de Capp una gran cantidad de referencias al cine o a la literatura, que no son motivos en sí mismos de las aventuras de su personaje, pero sí marcos muy divertidos que se desarrollan con mucha frescura y elegancia, a pesar de que, como hemos dicho en el repaso a los dos primeros libros de la serie (aquí y aquí, sus reseñas), estamos ante una tira que requiere de mucha pausa en la lectura.

La requiere, además, por dos motivos. El primero, el más obvio, es que se trata de un cómic denso. En la época solían serlo, las tiras presentaban esas características, pero salta a la vista que hay muchísimo texto en cada página. Leer un episodio de Li’L Abner lleva el mismo tiempo que se puede emplear en leer unas cuantas páginas de cualquier otro cómic que podamos imaginar. ¿Eso le resta valor? Al contrario, es una muestra de que Capp tenía mucho que decir y a la vez sabía decirlo de la mejor manera posible. Si esa densidad de texto no fuera positiva, los chistes no serían divertidos y las situaciones no estarían marcadas por una imaginación sin límite. La mejor muestra, la historia de la suplantación de identidad, en la que Abner descubre que no es en realidad Abner… ¿o sí lo es? Tramas que en otro tipo de ambientes podrían caer en el absurdo, dentro de la crónica social que plantea Capp no solo tienen cabida, sino que también sirven para mantener el nivel del humor francamente alto. Es sorprendente, sigue siéndolo, que una obra de hace más de ochenta años pueda hablar de su sociedad con una modernidad que, en muchos casos, ya quisieran obras que en nuestros días se consideran rompedoras. Y lo más gracioso es que, seguramente, Li’L Abner no necesitaba esa ambición en su planteamiento para llegar tan alto como lo hace.

Capp plasmó además con su dibujo la forma en la que debía entenderse la historia con una naturalidad apabullante. Si lo miramos desde un punto de vista contemporáneo, puede que veamos algunos tópicos, pero es que lo que hoy son tópicos era lo que se estaba construyendo en la época en la que Li’l Abner vio la luz. Hay que tener mucha habilidad para conjugar caricatura, la que afecta a la práctica totalidad de los personajes masculinos, con el retrato más o menos realista, que es el que se guarda el autor para que veamos a las mujeres atractivas, sin por ello frenar otras opciones que sirvan para crear personajes. El slapstick lo domina con la misma facilidad, igual que la composición de página, no olvidemos ese aspecto del que hablábamos antes, la enorme cantidad de diálogo que tienen estas tiras y que a veces dejan muy poco espacio para el movimiento de las figuras. Aun así, Capp consigue que las viñetas no ahoguen y que los personajes puedan expresarse por supuesto a través de los diálogos, pero también sin ellos. Tercer volumen ya, siete años ya de vida de la tira, y la sensación de que estaba lejos de agotarse en sus tramas y en sus ideas es la mejor noticia que nos sigue dejando este clásico del cómic americano, que tiene muchos más elementos modernos de los que a primera vista se pueden identificar.

El único contenido extra es una introducción de Bruce Canwell, con fotografías e ilustraciones de la época.

3

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información

Esta entrada fue publicada en 25 abril, 2024 por en Al Capp, Diábolo y etiquetada con , .

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Únete a otros 407 suscriptores

Archivos

Categorías