Guion: Yuhta Nishio.
Dibujo: Yuhta Nishio.
Páginas: 160.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Febrero 2022.
Cuando uno se asoma a historias como las de After Hours, es complicado no tener la sensación de que hay en ella algo autobiográfico. No todo, claro está, porque siempre es importante una dramatización de ciertos eventos o personajes que dé coherencia al caos de la vida real, pero en la propuesta de Yutha Nishio hay mucha verosimilitud, quizá podríamos hablar incluso de verdad y sinceridad. Lo que nos cuenta es la historia de dos mujeres jóvenes que se conocen en una discoteca y a partir de ahí entablan una relación de lo más sugerente, y lo hablamos de cuestiones físicas, que también, sino de una unión de dos caracteres a priori totalmente diferentes, casi contrapuestos en algunos aspectos, pero a la vez condenados a entenderse dentro de esa sensibilidad tan sincera que Nishio pone sobre la mesa. Al ser un primer volumen, es complicado saber hasta dónde va a llevarnos este manga, pero el disfrute del aquí y el ahora, que es uno de los mensajes evidentes que tiene también la historia en su corazón, es bastante apreciable, gracias sobre todo a dos personajes femeninos que están muy bien construidos, que tienen sus flaquezas humanas bien a la vista para que el lector establezca esa misma conexión de inmediato, y que nos llevan de la mano es una historia sin truculencias y con mucha realidad.
Si estamos esperando grandes giros argumentales que nos sobresalten de vez en cuando, quizá esto mismo pueda ser su principal talón de aquiles. No, After Hours no es esa clase de folletín, aunque por supuesto sus dos protagonistas esconden muchas cosas de su pasado y de su presente, algunas de las cuales ya se van viendo o intuyendo en este primer volumen. En cambio, lo que propone es un Slice of Life bastante puro y natural, en el que los acontecimientos se van produciendo con mucha fluidez. Es difícil no encariñarse con el carpe diem obvio y feliz que propone Kei y con esa ingenua inseguridad que caracteriza a Emi, y con ellas de lo que les pasa en estas páginas. Sobra decir que Nishio juega con un elemento bastante tradicional, el de las apariencias que engañan, el de ir encontrando circunstancias que nos enseñen que ni la primera de ellas está tan segura de sí misma ni la segunda está tan socialmente indefensa como ella cree, y de esa manera vamos viendo un trasvase de emociones bastante intenso. Su apuesta es más juguetona que traviesa, más realista que idealizada, pero sabe jugar bien las bazas de manos mundos, enseñando la realidad que vemos desde los ojos tanto de una como de la otra protagonista de la historia. Y ese baile es simpático y cumple perfectamente con lo que se propone.
Es obvio que, para tener éxito, una historia que apuesta por conexiones emocionales tan abiertas y sinceras tiene que tener un dibujo que despierte esas mismas sensaciones, y Nishio lo tiene y lo pone en práctica en After Hours. Se agradece que entienda que son sus personajes los que resultan atractivos, no sus cuerpos desnudos, en lo que habría sido un manga completamente diferente en su aspecto, y que lo que nos cuente, también con el dibujo, es una historia que podamos sentir desde la realidad. Con algunas exageraciones expresivas para que la comedia fluya, nada que no veamos con frecuencia en el manga, se completa un cuadro verdaderamente agradable. Las páginas en color que saltan en el ecuador del relato nos indican que el blanco y negro también es un claro acierto, ya que potencia todavía más la personalidad de estas dos jóvenes y su sentido de la realidad. Porque After Hours es justo eso, algo real, palpable y cercano. A veces con toques de sueño ideal, a veces con circunstancias de problemas cotidianos, pero siempre con la certeza de que lo que leemos bien podría estar pasando ahora mismo a nuestro lado, partiendo de una noche que parece horrible y que acaba siendo casi perfecta, para dar pie a una vida completamente diferente para sus dos protagonistas.
Shogakukan comenzó a publicar originalmente After Hours en 2015.
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