Título original: Green Lantern: Beware My Power.
Director: Jeff Wamester.
Reparto: Aldis Hodge, Jimmi Simpson, Ike Amadi, Brian Bloom, Jamie Gray Hyder, Rick D. Wasserman, Nolan North.
Guion: John Semper, Ernie Altbacker.
Música: Kevin Riepl.
Distribuidora: Warner.
Duración: 98 minutos.
Estreno: 26 de julio de 2022 (Estados Unidos, digital).
Si hablamos de Green Lantern es irremediable pensar en primer lugar en Hal Jordan, el más emblemático y popular de entre los héroes que han llevado el anillo verde, pero la riqueza de su universo es tan amplia que no es nada difícil imaginar un protagonista distinto y hasta con el mismo poder de carisma. John Stewart se merece ese protagonismo, no en vano es precisamente el Green Lantern por el que apostó la serie animada de la Liga de la Justicia de Bruce Timm y Paul Dini y el que marcó los turbulentos años 70, por las cuestiones raciales y las consecuencias de Vietnam. Nadie puede negar que Beware muy Power es un acto de justicia con John Stewart, pero por desgracia no es exactamente lo que merecía. La película, dinámica y entretenida, se puede interpretar como un quiero y no puedo en el que se hace un gigantesco ejercicio de síntesis que no parece necesario para dar cabida a demasiadas cosas. Quiere ser la historia de orígenes de John Stewart, y funciona a medias porque desaprovecha el trauma bélico que le acompaña y que no se vuelve a mencionar en todo el filme, apuesta por llevar su bautismo de fuego a un escenario tan contundente como la guerra entre Rann y Thanagar, y todavía le queda tiempo para quemar cartuchos temáticos que no vamos a desvelar pero que por sí solos podrían haber bastado para erigir filmes independientes.
Da la sensación de que la película falla por tanto en el equilibrio necesario entre apostar por un protagonista e introducir elementos que puedan servir para apuntalar su historia, y queda la misma impresión de que asistimos a un ejercicio continuo de presentaciones, de bazas que se puedan utilizar un poco más adelante, en otros proyectos que expandan este nuevo universo cinematográfico animado de DC que dinos por inaugurado con Superman. Man of Tomorrow (aquí, su crítica). Y parece que todo ello nace de un cariño superlativo por los cómics de los que bebe, de eso no hay duda, pero esta vez no es algo que juega a favor de la película, sino que invita a pensar que Beware my Power está pensada para el disfrute de quien conozca las referencias en viñetas. Pero claro, el sustento, que tiene una brillantez puntual en algunos momentos, se ve ensombrecido por la necesidad de crear continuas, muy abundantes peleas de enmascarados que suenen más o menos espectaculares pero que, de nuevo salvo instantes puntuales, suena a camino ya recorrido, sin grandes innovaciones, a veces con personajes que casi ni se han presentado como parte de esas piezas de acción y, en realidad, sin contar con una animación que quite el aliento y pase de lo adecuado.
Más o menos todo funciona, sí, pero lejos de sus posibilidades reales. Quiere ser una puesta de largo de los Green Lantern tanto como una actualización que permita jugar con esta parte de la franquicia casi desde un folio en blanco, y tiene un tono decididamente violento en el que tienen cabida debates como el de la resolución mortal de algunos combates o incluso el de un suicidio en batalla. ¿Y qué papel tiene John Stewart en medio de todo eso? Pues uno que, desgraciadamente, no tiene el peso que podría haber tenido. Sus dificultades con el anillo son brillantes, pero después la cosa pierde trascendencia. Y cabe preguntarse si era necesario rodearle de tantos personajes significativos para forjar su introducción en el universo DC, porque al final se llevan parte de los focos. Y el caso, lo decíamos, es que la película avanza más o menos bien, no ha lugar al aburrimiento, pero sí que se puede llegar a interpretar, decíamos, como una cierta oportunidad perdida, una historia que apunta muchas cosas pero que desarrolla muy pocas, una en el que el poder al que hace mención el título tiene mucha más presencia que la profundidad de sus personajes, a los que no se da demasiado espacio para brillar desde los diálogos con la misma contundencia que se les da como un despliegue físico que sí convence pero que en realidad se agota muy pronto.
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