CÓMIC PARA TODOS

‘Harley Quinn’ 8, de Amanda Conner, Jimmy Palmiotti, Chad Hardin y John Timms

harley_quinn_8Editorial: ECC.

Guión: Amanda Conner y Jimmy Palmiotti.

Dibujo: Chad Hardin, John Timms, Moritat, Elsa Charretier.

Páginas: 154.

Precio: 14,50 euros.

Presentación: Rústica

Publicación: Noviembre 2016.

Nunca ha sido fácil escribir a Harley Quinn. Ni por asomo. Es un personaje con tantas facetas, que en realidad es mucho más complejo de lo que puede parecer a simple vista, que es bastante complicado dar con la tecla. O al menos hacerlo de una manera prolongada. Amanda Conner y Jimmy Palmiotti han sufrido por esa dificultad. La expectación por su serie de Harley era grande y no siempre la han satisfecho con el mismo nivel de acierto. Les ha costado, vaya. Pero han llegado a un punto en el que sí han sabido dejar su impronta en el personaje. Y lo han hecho de la manera más atrevida, dejando bien a las claras que Harley era una mujer maltratada. Era obvio para quien quisiera verlo (en serio, su pareja era el Joker, ¿cómo no verlo?), pero pocas veces se ha escrito sobre eso con tanta sinceridad, y sin llegar a decirlo abiertamente, como en el primero de los números que contiene esta octava entrega de su serie de los Nuevos 52. Y el mensaje, aún dentro de los códigos alocados del personaje, es brillante. Harley ha dejado atrás esa condición. Lo hace a palos, sí, pero ha dejado atrás su obsesión por el Joker. Y eso, como poco, hace que sea mucho más fácil asumir los extravagantes escenarios en los que se mueve ahora el personaje. Harley tiene su corazoncito. Siempre lo hemos sabido, pero no siempre lo habíamos visto como aquí.

No estamos ante un final de etapa, y el hecho de que el personaje adopte el aspecto de la Harley Quinn cinematográfica (hasta se agradece el chiste con el que los autores asumen esa obligación), la que interpretó Margott Robbie en Escuadrón Suicida (aquí, su crítica), es la mejor pista. No lo estamos, por mucho que Renacimiento (aquí, su reseña) lleve a una renumeración de la serie, y eso hace que sea inútil valorar la etapa de Conner y Palmiotti al llegar a este punto. Además los altibajos continúan. Lo que pasa es que esos altibajos ahora tienen ya una base sólida desde la que sustentarse, y eso se agradece. Ese mencionado número con el Joker es, con diferencia, lo mejor que hemos visto en Harley Quinn. Y no está nada mal el enfrentamiento con un tipo llamado Mortandad, y que se parece a Deadpool, que finaliza con una maravillosa descripción a nivel psicológico de la propia Harley. O la forma en la que Conner y Palmiotti explorar esa maravillosa y alocada forma de inventar palabras que tiene nuestra antiheroína favorita para aunar su universo de fantasía, el que también vemos a través de sus delirantes sueños, con esa cualidad mostrada por el protagonista de La naranja mecánica de Anthony Burguess y Stanley Kubrick. A veces la locura no funciona igual de bien, y esos robots gigantes son una buena muestra, pero el resultado global es satisfactorio.

Ayuda que los dos dibujantes que han acompañado a Conner y Palmiotti en esta aventura, Chad Hardin y sobre todo John Timms, han dado con la tecla adecuada. Y eso que la sombra de Conner desde su reputación, desde su siempre magnífica mezcla de la comedia y la acción, y desde las portadas que hace para la serie es muy alargada. Eso es algo que se piensa en cada número, cómo habría sido la Harley Quinn de Conner. Es inevitable. Pero Timms ha hecho suya la serie y ha sido capaz de encontrar una buena mezcla entre un estilo más realista que el de la aquí escritora y el imprescindible humor que necesita la serie. Harley es sexy en sus lápices, pero también peligrosa y chiflada, esté patinando, peleando o sencillamente hablando. Y todo lo que rodea al personaje funciona francamente bien. Si se ha conseguido hacer que funcione un castor parlante, todo parece posible. Harley Quinn pone un punto y aparte a su andadura recorriendo lo que mejor le sienta al personaje, los mejores hallazgos de esta serie (y, sí, los enfrentamientos sin reglas sobre patines se llevan la palma) y los aspectos más clásicos del personaje, incluyendo, por supuesto, su relación con el Joker. Lejos de ser perfecta y, eso sí, respetando siempre al personaje, al menos se ha ido puliendo poco a poco con cada número hasta encontrar momentos que sí son memorables. No es poca cosa.

El volumen incluye los números 25 a 30 de Harley Quinn, publicados originalmente por DC Comics entre febrero y julio de 2016. El único contenido extra son las portadas originales de Amanda Conner, Neal Adams y John Romita Jr.

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