Guión: Jordi Bayarri.
Dibujo: Jordi Bayarri.
Páginas: 48.
Precio: 12 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Agosto 2015.
Tras adentrarse en las biografías de Darwin, Galileo (aquí, su reseña), Newton (aquí, su reseña) y Marie Curie (aquí, su reseña), Jordi Bayarri rompe otra barrera más dentro de su Colección Científicos. Ramón y Cajal. Una vida al microscopio es su primer acercamiento a un investigador español. Puede parecerme un detalle nimio dentro de los objetivos que persigue esta serie, una labor divulgativa y pedagógica que conjugue el entretenimiento de leer un cómic con el despertar del deseo de aprender para los más pequeños, pero hay que darle su trascendencia. En demasiadas ocasiones el brillo de lo extraño, de lo lejano y de lo éxito nubla la vista de lectores y analistas, que no ven así lo más cercano o no saben valorarlo como merece. Nadie discutirá la enorme trascendencia de las eminencias a las que se ha acercado Bayarri en los anteriores números de esta colección, pero de la misma forma que convertir a Marie Curie en la primera mujer que forma parte de esta lista de genios al servicio de la ciencia, era importante también mirar a uno de los grandes nombres de historia científica española. Y este médico, primer Premio Nobel de ciencias para nuestro país, parecía la figura perfecta para que inaugurar este aspecto. La reflexión anterior, además, sigue siendo aplicable al mismo cómic español y a la figura de su autor, porque esta apuesta de Bayarri, por modesta que pueda parecer, merece encendidos elogios.
Los motivos son bastante obvios. El cómic está olvidándose con mucha frecuencia de los más pequeños. Al margen de la oferta de clásicos infantiles y de alguna editorial que apuesta por títulos modernos que tengan a los niños como su principal público, el cómic se está haciendo demasiado adulto. Tiene que serlo, pero no a costa de olvidar que las viñetas tienen un enorme poder educativo. Bayarri ha sabido conjugar esa vocación con la de manejar una contundente documentación. Ramón y Cajal. Una vida al microscopio se construye de una forma muy similar a la de títulos anteriores de esta serie, pero de alguna manera se va notando una evolución en Bayarri como narrador, cada vez más a gusto en este formato y con estos protagonistas históricos, y todo parece más completo y mejor hilado que en ocasiones precedentes. Sin salirse, eso sí, de los parámetros de la serie, pero de una forma que la divulgación es un poquito más amena. Puede que eso se deba a la enorme cantidad de situaciones y temas que se vuelcan en las pocas páginas de esta historia, lo que demuestra la brillante elección del protagonista y el enorme trabajo previo que requiere un tebeo de apariencia más sencilla. Esa apariencia, por cierto, es marca característica del dibujo de Bayarri sea cual sea el género que toca. Y le sirve espléndidamente para acercarse a quienes busquen un relato apacible, didáctico y narrado con mucho oficio.
El contenido extra del volumen es similar al de números anteriores de la Colección Científicos, un portafolio de bocetos y la planificación del tebeo.