‘Melvin Monster’ 2, de John Stanley

Editorial: Diábolo.

Guion: John Stanley.

Dibujo: John Stanley.

Páginas: 130.

Precio: 29,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2022.

Con el descubrimiento de Melvin Monster con su primer volumen (aquí, su reseña), puede dar la sensación de que ya está todo dicho sobre la serie de John Stanley. Podemos insistir en lo bien que interpreta los tópicos del terror para que sean la base de una espléndida comedia, como en su día hicieron también La familia Addams o Los Munster, o que el tono es perfecto para lectores de cualquier edad que busquen gags más o menos concretos pero que a la vez sepan desarrollar un universo que se nutre tanto de la personalidad del protagonista como de los secundarios que van arropándole con el paso de las páginas. Y quizá sea por este lado por el que la lectura de este segundo volumen es tan satisfactoria como la del primero. Sí, quien disfrutar del primero es más que obvio que disfrutará del segundo porque hay una continuidad evidente entre ambos libros, no solo como parte de la misma serie sino también en la explotación de una serie de herramientas y mecanismos que ya probaron su valía en las primeras historietas de Stanley. Pero es que, de alguna manera, se nota un deseo de expandirse, de que Melvin viva más allá del entorno familiar y de que sus padres, que también aparecen por supuesto aquí, dejen paso a esos otros secundarios y, de paso, abran al exterior las fronteras del mundo de este muchacho tan particular.

Stanley maneja muy bien en Melvin Monster el contraste entre la normalidad y la fantasía. Melvin solo quiere ser un muchacho normal en los estándares que puede manejar el lector, ir al colegio, tener ordenada y limpia la casa y no morir a manos del cocodrilo que vive con la familia. Y sin embargo, tiene que vivir en un loco mundo de fantasía aterradora, horror light eso sí para que lectores de cualquier edad puedan asomarse a sus páginas, y eso es lo que provoca las situaciones divertidas que vemos. Asumiendo que los juegos de palabras en los nombres se entienden en inglés, lo cierto es que el humor del que hace gala Stanley es bastante universal, y sobre todo sabe asociar a los personajes en situaciones en las que funcionan bien. Eso habla del notable trabajo que hace a la hora de crear a Melvin, que siendo el mismo muchacho tiene comportamientos diferentes con sus padres o con su amiga, la pequeña Espanto, con la que tiene algunos de los mejores momentos de este segundo libro. Lo divertido está además en la ingenuidad del protagonista, muchas veces inconsciente de lo que le está sucediendo en este mundo de monstruos y seres de pesadilla que el autor convierte en actores de lo más divertidos. A día de hoy no parece un concepto nuevo el que nos ofrece Melvin Monster, pero aún así rezuma frescura.

Y lo hace porque en el dibujo también hay un trabajo bastante completo. Lógicamente, siendo una comedia para lectores de cualquier edad, tiene que haber una sencillez en el dibujo, una que funciona por asociación con los arquetipos de los monstruos a los que parodia y también para que la comedia sea todo lo accesible que se necesite en cada momento. Pero lo que más convence de Melvin Monster es la comedia, el slapstick del que hace gala cuando es necesario, la caricatura con la que se tienen que desenvolver los personajes y, por supuesto, con el uso del escenario como factor fundamental para que enganchemos con la broma de la manera más inmediata posible. Stanley domina tanto todo lo que sucede en cada pequeño relato que a veces podemos olvidar que su única ambición real es la de sacarnos una sonrisa cuando lleguemos al final de las páginas que conforman ese chiste. Y es que, con este propósito cumplido de una manera tan rotunda, es cuando podemos empezar a pensar en que en Melvin Monster hay algo más, casi un paralelismo con nuestra realidad que podemos imaginar si tiene algún tipo de tipo autobiográfico incluso. Paradójico, sí, cuando estamos hablando de un mundo de monstruos, pero la realidad muchas veces nos empuja a rincones en los que los grandes autores saben extraer todo su jugo.

El volumen incluye los números 4 a 6 de Melvin Monster, publicados originalmente por Dell Comics en 1966 y 1967.

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