‘Tomb’, de Antonio Sachs y Kundo Krunch

Editorial: Dolmen.

Guion: Antonio Sachs.

Dibujo: Kundo Krunch.

Páginas: 108.

Precio: 17,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2021.

Dice Antonio Sachs en la entrevista que cierra Tomb que cada vez está más centrado en el mundo del cómic, que es donde más a gusto se encuentra y donde más proyectos tiene para el futuro, y lo cierto es que se nota. Mentiríamos si no lo dijéramos, porque en cada nuevo relato, convenza más o menos, se nota esa sensación. Tomb, casi sin necesidad de pensarlo demasiado, encaja francamente bien en las inquietudes habituales de Sachs, solo que en esta ocasión no hay héroes. Arranca como si fuera la historia de un Renfield que acompañe a su Drácula y acaba convertida en el retrato de un universo mucho más complejo, en el que se mueven distintos personajes de procedencias muy diversas, creando un sugerente escenario del que, por qué no, podrían salir incontables ramificaciones. No vamos a pensar que hay un Sachsverso ahí escondido (aunque… ¿por qué no?), pero es evidente que el autor se maneja bien dando la información que necesitamos aquí y ahora para entender a los personajes y no tiene miedo alguno a utilizar elipsis temporales y también en la creación de sus personajes. Dicho de otra forma, Sachs prefiere mil veces que sea el dibujo de Kundo Krunch el que hable a tener que apostar por explicaciones farragosas o redundantes, incluso con la narración en cartuchos de texto por la que apuesta en buena parte de la obra.

Con todo lo que ya hemos dicho sobre Tomb, parece bastante claro que el objetivo principal de Sachs es construir su mundo, y de hacerlo además con reglas muy precisas. Lo construye en torno a la muerte. O, mejor aún, habla sobre el deseo de burlarla desde un prisma oscuro y siniestro, en el que no se ve ni un solo personaje que actúe por nobleza. No, esta no es una historia de luces, más bien al contrario, y la forma en que va mostrando solo lo que le interesa en cada momento es algo notable. Que todo este conjunto sea además capaz de radicarlo en Madrid es algo también inquietante a la vez que el elemento de cercanía que también necesitan este tipo de personajes de vez en cuando y a los que nos hemos acostumbrado a ver siempre en otros países, salvo en la parodia, claro está. Sachs está lejos de esa sensación, la suya es una historia adulta, dura, intensa, que sabe jugar con los códigos del terror y a la vez darles un toque diferente. Los remordimientos no sirven, las buenas intenciones tampoco. Y quizá por eso hay un personaje que destaca de una manera brillante, el de Veca, porque parte de una imagen de belleza femenina, también por qué no decirlo de un notable erotismo que no se escapa nunca a la figura que representa, para acabar mostrándose como el más afilado cuchillo que se utiliza en esta guerra sobrenatural.

Esos parámetros sirven también para que Krunch desarrolle la idea de Sachs desde una visión casi minimalista. No es algo novedoso para Sachs, porque inevitablemente nos acordamos de Ertito Montana en La chica del cementerio (aquí, su reseña), pero es un claro contrapunto con respecto a otras visiones fantásticas del escritor como las de Wicca. Las hijas del bosque (aquí, su reseña) con Pablo M. Collar o The Secrets (aquí, su reseña) con Ramiro Borrallo. Krunch busca figuras básicas, rostros con los elementos esenciales para tener expresividad y movimientos claros que ayuden al dinamismo y a que la violencia se convierta en un personaje más, como la oscuridad y las sombras que tan bien domina con sus tintas y con un trabajo de color acertado siempre, notable en muchos momentos. Es como si quisiera ir cambiando las razones por las que cada escena tiene que provocarnos inquietud y la escala cromática fuera el mejor aviso para entenderlas. Tomb es más ambiciosa de lo que puede parecer en un principio, en lo narrativo y en lo visual, y aunque seguramente no tiene tanto margen para alcanzar todo lo que busca es una espléndida historia de monstruos y horrores, una que además nos da escenarios cercanos y una que, encontrando un final brillante, tampoco da la sensación de que haya agotado todo su potencial.

El único contenido extra es una entrevista con Antonio Sachs.

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