CÓMIC PARA TODOS

‘Amelia. Historia de una lucha’, de Alicia Palmer, Amelia Tiganus y Roberto García Peñuelas

Editorial: Serendipia.

Guion: Alicia Palmer, Amelia Tiganus.

Dibujo: Roberto García Peñuelas.

Páginas: 80.

Precio: 16,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2021.

El alcance que tiene el cómic sigue siendo, por desgracia, mucho más limitado del que debería tener por su calidad y esfuerzo en entender la realidad que nos rodea, eso resulta evidente. Pero al mismo tiempo, las viñetas son un hervidero de reivindicaciones sociales que obliga a que haya más miradas de las habituales puestas en sus méritos. Amelia. Historia de una lucha es una de esas ocasiones en las que hay que mirar por el tema que se propone y por el acierto de la fórmula escogida para hacerlo. Amelia Tiganus es la protagonista de esta historia y coescritora junto a Alicia Palmer. Y no es una historia agradable. Amelia habla de prostitución, y lo hace en primera persona pero sabiendo ofrecer una radiografía increíblemente precisa de este mundo, poderosamente descorazonadora por todo lo que supone pero con un innegable mensaje didáctico y de esperanza, el que contienen las propia palabras de Amelia, que es a quien vemos hablando a una clase, explicándoles una parte de nuestra sociedad que seguramente no querrían conocer y ante la que cerramos los ojos con demasiada frecuencia. El mensaje, feminista en extremo pero humano por encima de todo, es tan necesario que se agradecería incluso sin un cómic a su altura. Pero es que encima está muy bien hecho para comprender la dimensión del problema desde todos sus puntos de vista.

Tiganus y Palmer han sabido meternos de lleno en el problema de una manera en la que somos aleccionados sin sentirnos de esa manera. Amelia repasa cada ángulo del problema, y lo hace desde una perspectiva inicialmente personal pero que se convierte en una cuestión general, narrada con pulso y sensibilidad. Se trata de que entendamos que la prostitución no es una situación, sino un problema, que es el resultado de una sociedad enferma y egoísta en la que, sí, hay todavía demasiados ámbitos en los que la mujer es un objeto, una moneda de cambio, el eslabón débil a quebrar y del que aprovecharse. Y todo es parte de una rueda económica viciosa y llena de situaciones en las que la mujer no tiene capacidad alguna de elección. Amelia habla de Amelia, pero también de Rumanía, habla del acoso juvenil, habla de violencia física, de violaciones y de vejaciones sociales, habla de deudas imposibles de pagar, hablar de hombres que viven en posición dominante y que utilizan el sexo y el sexismo como armas de control. Habla de prisiones, con y sin barrotes. Pero lo hace desde un resultado feliz, desde la experiencia de una mujer que ha conseguido salir de ese infierno, y eso mismo da un punto didáctico al cómic que se agradece muchísimo. No se trata solo de sufrir con un problema, sino de entender que tiene soluciones en las que podemos participar.

Roberto García Peñuelas pone los lápices a la obra, y el resultado es bastante notable. En primer lugar, porque hay una apuesta por el realismo que resulta imprescindible para que nos adentremos de lleno en el retrato de la prostitución que quiere mostrarnos. Amelia es un cómic de retratos, desde luego, de caras reconocibles, de personas reales, pero también de sensaciones claras en cada secuencia. Cuando hay violencia, se siente, y eso no se limita solo a la física sino también a la psicológica, a la más íntima y peligrosa. García Peñuelas juega muy acertadamente con el color para que sintamos las sensaciones que hay en un prostíbulo, las que buscan sus dueños y la que sienten las mujeres que tienen que ejercer allí la prostitución para poder sobrevivir, que son en muchas ocasiones contradictorias. Y sabe cómo hacer que esta exposición didáctica, que es lo que es en realidad el cómic, una charla ampliada para que comprendamos esta realidad, consiga transformarse en una historia compleja y con muchas aristas. Hay muchos detalles en el dibujo de García Peñuelas que construyen este universo aterradoramente real que nos muestra, pero también cargados de ilusión por una vida mejor. Amelia es una lectura necesaria, sí, porque aborda con valentía personal y humana una cuestión de la que se habla poco, pero también por su notable ejecución.

El único contenido extra es un dosier con biografías de relevantes feministas.

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