‘Deshechos históricos’, de Don Julio

Editorial: Fandogamia.

Guión: Don Julio.

Dibujo: Don Julio.

Páginas: 104.

Precio: 14 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2019.

Parece evidente que Deshechos históricos es una obra que está motivado por aquel dicho de que la realidad supera siempre a la ficción, y busca que nos asombremos con cada píldora de las muchas que le sirven de base. El libro, que recopila el trabajo de Don Julio para El Jueves, no es precisamente un manual de historia, porque sí nos cuenta muchas cosas que, como el propio autor reconoce, se mueven «entre la leyenda y el mito, la verdad absoluta y el cuarto y mitad de verdad, lo real y lo que se dio como tal». Así que en manos de cada lector queda el creerse o no lo que Don Julio nos cuenta con tanta gracia y desparpajo para acercarse a todo tipo de épocas, a países y civilizaciones muy diferentes entre sí y a costumbres de todo tipo dentro de esta sociedad que hemos construido a lo largo de los siglos. Recordad, no son hechos sino Deshechos históricos lo que estamos leyendo, y por eso se acepta con tanta facilidad la vis cómica con la que nos presenta Don Julio cada una de sus páginas. Al final, de lo que se trata es de avivar la curiosidad mientras pasamos un rato agradable y nos reímos un poco hasta de cosas de las que no habría que reírse. Lo primero es el resultado de los cartuchos de texto, que es donde está la información, y lo segundo es lo que ofrece el dibujo, la caricatura con la que el autor se ríe de todas estas historias que nos cuenta.

Es como si Don Julio fuera en realidad dos personas. Una, seria y formal, es la que busca (o fusila) cada detalle histórico que sirve de inspiración a sus páginas, una honra al trabajo de documentalista o, al menos, al de lector. La otra, el cachondo que es capaz de reírse de todo, incluso de las cuestiones más serias, es quien se ocupa de encontrar el chiste que complementa a cada hecho. Y al final da igual si lo que hemos leído tiene base real o no, aunque se asuma que en buena parte del libro sí la tenga, porque lo importante está en lo bien que Don Julio ha sido capaz de fusionar las dos caras de este libro y, sobre todo, que cada página motiva al lector para lanzarse a un libro, un documental o al menos el socorrido Internet para saber si las anécdotas que más le hayan llamado la atención son verdaderas piezas de la historia. Quizá se lea con más agrado en pequeñas píldoras que de carrerilla en un libro que ni mucho menos cansa, a pesar de que las páginas son bastante más densas de lo que suele ser habitual en la comedia, pero está más que justificada la reunión de estas páginas en un libro para que sea el lector quien decida la dosis de historietas que quiere leer en cada ocasión. Aún así, como cada página es divertida, también se puede leer de manera casual, buscando al azar o una época concreta.

La gracia de Deshechos históricos está también en la variedad, y en la facilidad con la que Don Julio es capaz de dibujar absolutamente de todo.  Desde el Antiguo Egipto al primer viaje a la Luna, no hay nada que el autor no sea capaz de ofrecernos con una caricatura divertida y simpática. El objetivo que persigue el libro es el de encontrar el lado divertido a todo lo que ha pasado a lo largo de la historia y a todo lo que durante años hemos creído como auténtico, y eso es algo de lo que Don Julio puede presumir como uno de sus logros en este trabajo. El dibujo contribuye a que Deshechos históricos planee entre la realidad y la ficción, con una caricatura exagerada que arranca sonrisas desde el primer vistazo. El humor del autor es eficaz y es puro estilo de El Jueves, por lo que no serán necesarias muchas páginas para saber el grado de conexión que cada lector establece con la manera de haber chistes del autor. En esa línea, muy pocas quejas se pueden tener de un libro claro, que busca las risas por un camino muy bien marcado y que es coherente en su exposición. Y consigue lo que busca, que es reírnos de saberes establecidos y de encontrar otros nuevos de los que nunca habremos oído hablar. ¿Quién dijo que la historia no podía ser divertida, y que no podía serlo a través de la parodia más alocada?

El libro recoge páginas de Deshechos históricos publicadas en El Jueves.

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