Guión: Boichi.
Dibujo: Boichi.
Páginas: 232.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Diciembre 2015.
La sobrecubierta del primer volumen de Wallman esconde su secreto. Un tipo duro en su portada, una mujer sexy en su contraportada. Y retirando la sobrecubierta, el busto de una mujer de prominente escote y a la que sólo se le alcanza a ver la mitad del rostro, la mitad en la que destacan sus labios carnosos. Wallman es una obra pensada para deleitarse con su protagonista femenina. Eso es exactamente lo que Boichi ha hecho al escribirla y, sobre todo, al dibujarla. Conectar con la más que explícita sexualidad del cuerpo de Nami en movimiento es lo que va a permitir el disfrute de Wallman. Así de sencillo. Boichi traza una historia de fondo, pero el centro de sus esfuerzos es Nami, su vestuario, las formas de su cuerpo y todo lo que haga de ella un sueño erótico de primer nivel. Esto es evidente aunque sobre todo en la segunda mitad de este primer volumen es cuando se empieza a desarrollar un relato, una misión para esta muchacha y su objetivo de convertirse en una Wallman, una asesina a sueldo especializada en atacar desde las alturas y con cables para poder llegar hasta esos lugares inaccesibles para el común de los mortales. Pero es una argucia de Boichi para dar un envoltorio a sus ilustraciones que justifique la extensión del relato, que se aproxima más a la comedia sexual de acción que a cualquier otra cosa.
Viendo la tercera viñeta de Wallman, las dudas se despejan: es un contrapicado del trasero de la protagonista vistiendo una falda bastante corta. Boichi no engaña a nadie. Se le puede imaginar babeando con su creación de la misma manera que los dos protagonistas masculinos babean ante ella, en momentos en los que el autor aprovecha para introducir pinceladas de humor, y se puede concluir que esa misma actitud es la que busca en el lector. No hay reto intelectual alguno ni tampoco un universo demasiado rebuscado o difícil de construir. Lo que importa es lo que importa. ¿Divierte? Sí, si el lector se acerca a la obra sin más pretensiones que el deleite visual, el del cuerpo femenino por un lado (y con una obsesión bastante notable por marcar sus partes íntimas con un vestuario extremadamente fino) y el de las coreografías basadas en dos especialidades, la lucha y la escalada. Da toda la impresión de que el trabajo de investigación de ambas cuestiones es lo que más ha preocupado a Boichi, también en la escritura del guion. De hecho, cuando intenta complicarlo algo más con la trama del primer trabajo conjunto de los protagonistas es cuando la historia se la va algo de las manos, sobre todo teniendo en cuenta que se pasa tres episodios completos en cimentar el relato en base a la relación entre Nami, Takashi y Jirô.
El caso es que Wallman es una obra del Boichi dibujante mucho más que del Boichi escritor. Y sobre todo del Boichi fetichista. Lo curioso es que hay saltos continuos entre lo sensual, lo abiertamente sexual, la violencia y la comedia, también en la forma en la que dibuja el autor de la obra. Lo que se mueve entre los dos primeros elementos es lo más peculiar. La forma en la que dibuja rostros, sobre todo los femeninos, invita a pensar en que Boichi puede ser un autor sutil. Pero cuando el punto de vista desciende y vemos otras partes del cuerpo femenino no hay duda de lo que realmente busca Wallman, sobre todo con la colección de posturas en las que coloca a Nami, o incluso por las escenas que su mente idea, como la del asalto callejero en la que directamente le arrebatan las bragas de una manera violenta. Queda la duda de saber cómo habría dibujado Boichi una obra sin tantísimas alusiones sexuales tan gráficas, porque el dominio del resto de la anatomía es bastante notable. Wallman, en todo caso, no pretende ser un thriller serio o trascendente y conviene tenerlo claro antes incluso de abrir el volumen, porque sólo así, sabiendo que su propuesta es tan marcadamente fetichista, se entenderán sus objetivos. En ese marco, el único en el que realmente se mueve, es irreprochable y hasta juguetonamente divertida.
Wallman comenzó a publicarse en 2013 en la revista Grand Jump. Shueisha publicó después los seis primeros capítulos en este volumen en junio de 2013. No tiene contenido extra.
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