CÓMIC PARA TODOS

‘Locas’ 1, de Jaime Hernández

Jaime Hern‡ndez - Colecci—n Locas - Cubierta s volumenes 1, 2Editorial: La Cúpula.

Guión: Jaime Hernández.

Dibujo: Jaime Hernández.

Páginas: 276.

Precio: 19,90 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Febrero 2016.

Por derecho propio, Locas, de Jaime Hernández, es una de las obras imprescindibles del cómic independiente norteamericano de los últimos años. A la hora de evaluar este primer volumen de las historias de Maggie Chascarillo, Hopey Glass y las demás integrantes de este singular grupo de mujeres, es verdad que se puede entender el trabajo de Hernández como algo indefinido, como si el autor fuera tanteando cosas, características, historias, sensibilidades y hasta cómo tiene que ser el universo en el que se mueven las protagonistas, de lo más fantástico a lo más realista. La mezcla es tan peculiar que resulta sencillísimo caer en las garras del autor, primero porque sabe escribir como muy pocos a unos personajes femeninos que se salen de los cánones más habituales del cómic comercial, pero también porque idea unas aventuras para que se expresen que están fuera de lo común. Hernández va picando, él como autor, probando mil cosas diferentes para que sus historias enganchen, pero también al lector por lo intrigante que resulta su planteamiento, las aventuras en las que se ven envueltas sus chicas y la espléndidamente descrita relación que se va tejiendo entre todas ellas. No es un tebeo fácil. Tampoco uno complaciente. Pero merece la pena entrar en el juego de Locas, uno de esos títulos por los que hay que pasar si se quiere conocer esta faceta del cómic americano.

Lo mejor, de hecho, es dejarse llevar por el título de la serie, Locas. Pero no en sentido directo, sino en uno mucho más amplio. La historia, más bien las historias cortas que van componiendo un universo increíblemente complejo sin una continuidad demasiado específica, es una auténtica locura. Listar todas las situaciones extrañas, inverosímiles y a veces hasta imposibles que viven Maggie, Hopey y las demás podría ser incluso contraproducente, porque una parte esencial de la lectura, al menos de la primera lectura, es la sorpresa que produce ir topándose con ellas. Ese asombro es una manera de afrontar Locas, porque el contenido es así de extraño. Pero quizá el mejor camino para entender la obra de Hernández sea el de darle la mano a una o a varias de estas locas para irlas conociendo poco a poco, con cada reacción, con cada diálogo, con cada sentimiento que vuelcan sobre otro personaje que aparezca por las viñetas, comprendiendo sus amores y desamores, siguiendo sus aventuras y, en definitiva, viviendo la vida con ellas. No todo lo que les sucede es alegre, porque Locas no es una comedia estricta y pura, sino que en realidad es una mezcla de géneros tan alocada como su mismo planteamiento, pero lo que sí parece casi inevitable es afrontar esta lectura con una sonrisa en la cara.

Eso en cuanto al Hernández escritor, porque el Hernández dibujante es todavía mejor. Su forma de dibujar mujeres, también hombres pero sobre todo mujeres, absolutamente reales no tiene competidor en el mercado norteamericano, quizá sólo Terry Moore aunque su estilo sea completamente diferente. El de Hernández, partiendo de una deliciosa sencillez no sólo en el trazo sino también en la composición de la página, es una auténtica exhibición narrativa y una auténtica masterclass sobre el uso del blanco y negro. Cada figura tiene un carisma especial, cada situación una iluminación diferente y cada nueva locura que introduce una forma diferente de ser presentada al lector, al que nunca aboca ni al aburrimiento ni a la rutina. Si cada secuencia es tan diferente entre sí y al mismo tiempo se tiene la sensación de que se está viendo pasar la historia de unas vidas, parece muy complicado resistirse a los muchísimos aciertos de este slice of life, símbolo de una forma de entender el cómic. Locas se agazapa detrás de una estructura asequible para moldear un tebeo que emociona y divierte a partes iguales. Y lo sigue haciendo, sin importar cuántos años hayan pasado ya desde la primera publicación de estas historias, lo que indica la inmensa cercanía que logró Hernández, sin importar las diferencias culturales o sociales que haya entre las protagonistas y el lector.

El volumen incluye historias publicadas en Love and Rockets entre 1981 y 1985 y recopiladas por Fantagraphics en 2006. El libro no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada en 30 marzo, 2016 por en Cómic, Fantagraphics, Jaime Hernández, La Cúpula y etiquetada con , , .

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