Televisión – ‘Capa y Puñal’

Título original: Cloak & Dagger.

Reparto: Olivia Holt, Aubrey Joseph, Emma Lahana, Rachel Ryals, Maceo Smedley III, Gloria Reuben, Andrea Roth, J. D. Evermore, Miles Mussenden, Carl Lundstedt, Jaime Zevallos, Wayne Péré, Noëlle Renée Bercy, Dalon J. Holland, Andy Dylan, Marqus Clae, Carsyn Taylor, Lane Miller, Gralen Banks, Angela Davis, Ally Maki, Tim Kang , Dilshad Vadsaria, Brooklyn McLinn, Cecilia Leal, Joshua J. Williams.

Música: Mark Isham.

Duración: 42-49 minutos.

Estreno: 7 de junio de 2018 / 30 de mayo de 2019 (Estados Unidos).

Es lógico que cuando se adapte un cómic a la pantalla, sea grande o pequeña, haya distintas formas de analizar el resultado. Con Capa y Puñal es lo mismo, y por eso da la sensación de que la serie funciona mejor como drama adolescente que como una reproducción fiel de los personajes, al menos de los que vimos en las páginas de Spider-Man debutando. La vinculación que la creación de Bill Mantlo y Ed Hannigan tenían con el problema de las drogas, tal y como se vivía en la década de los 80 del pasado siglo, es algo que parece difícil de conducir en una serie destinada al público adolescente de la segunda década del siglo XXI, y por eso la apuesta de este Capa y Puñal fue el drama empresarial y familiar. En su debe queda que la explicación de los poderes de Tyrone y Tandy es algo difuso e improvisada, incluso que su manifestación visual resulta algo pobre y lejos de quedar del todo explorada en las dos temporadas que duró la serie. A su favor, en cambio, juega que los dos actores protagonistas, Aubrey Joseph y Olivia Holt, consiguen hacer suyos los dos papeles, incluso a sabiendas de que inevitablemente se están alejando del original del cómic. No es tampoco el mejor drama adolescente que podríamos encontrar, pero por ese lado funciona bien. Lo superheroico, en cambio, queda por explotar en tramas fantásticas que no terminan de funcionar igual de bien.

El problema de Capa y Puñal pasa, efectivamente, por la indefinición. A veces no parece que estemos ante Capa y Puñal, sino ante Capa por un lado y Puñal por el otro. Hay demasiados episodios en los que trabajan por separado, como si el montaje paralelo hiciera más por ello que el trabajo en equipo, que es donde se demuestra que la serie tiene potencial. Es cierto que los poderes de los dos muchachos aparecen un tanto minimizados, sobre todo en la primera temporada, en la que Tyrone solo saca partido de su capacidad de teleportarse, cual Rondador Nocturno, y Tandy apenas tiene una pequeña daga que se nota demasiado que es un artilugio físico que no da la sensación de estar hecho de luz. Falta, por tanto, que la fantasía eleve el escenario realista para que nos sintamos dentro de una serie Marvel, y eso es algo que se podía entender en los primeros años de Marvel en la gran pantalla, pero que quizá es algo más inexcusable cuando se estrenó esta serie. ¿Hay puntos de interés en todo caso para los lectores? Los hay, por supuesto. No tanto en esa manifestación fantástica de la segunda temporada en forma de tienda de discos que no se explica bien, sino en cómo pelean los héroes. Ahí sí se tiene una cierta sensación de que estamos ante Capa y Puñal, sacando partido él de una mejora en los efectos y ella de los movimientos teóricamente heredados del ballet.

La sensación, en todo caso, es la de estar dando vueltas sobre lo mismo, sin que en realidad importe demasiado llegar a una resolución. Con Tyrone funciona más la búsqueda de aceptación familiar que su cruzada superheroica, con Tandy destaca más esa conexión que una relación con su madre que va cambiando con la misma facilidad con la que esa figura materna cambia radicalmente de desastre personal y social a una madre modelo. Indefinición, sí, la hay en casi todos los aspectos de la serie, que se transforman con demasiada rapidez, con personajes que entran y salen a conveniencia. Y como suele suceder, el escenario más interesante que plantea Capa y Puñal es el que nunca veremos, el que anticipa el final de la segunda temporada que, al final, acabó siendo la última. No podemos decir que sea una mala serie, hace un notable esfuerzo por encontrar motivaciones a unos personajes que nacieron con propósitos bien distintos hace ya cuatro décadas, y sus protagonistas destacan precisamente por el esfuerzo que hacen, pero es igualmente cierto que no es de las series que se quedan en la memoria y sus vaivenes hacen que no quede de terminar claro el objetivo que se perseguía con ella. Quién sabe, quizá algún día Marvel retome en serie la línea urbana y encuentre acomodo para ellos.

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