‘Mathland. El enigma del talismán aritmético’, de Pedro A. Martínez y Sonia Müller

Editorial: ECC / Kodomo.

Guion: Pedro A. Martínez.

Dibujo: Sonia Müller.

Páginas: 160.

Precio: 17,95 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Diciembre 2023.

Es curioso que Mathland. El enigma del talismán aritmético se sustente sobre dos obviedades tan claras como las que manejan sus autores. La primera es que el cómic es un medio maravilloso para ser vinculado a objetivos didácticos, algo que ya desde el mismo título parece claro. La segunda, que las matemáticas constituyen la asignatura que más cuesta enlazar con la diversión para muchos chavales y, por tanto, necesita otros apoyos para lograr sus objetivos. Con esas dos ideas en mente, Pedro A. Martínez y Sonia Müller se inventan una fantasía heroica que tiene todo su fundamento argumental en las matemáticas. Y seguramente para sorpresa de muchos, este ejercicio no es artificial ni forzado. Es, en cambio, fluido, dinámico y divertido, algo fundamental para que se entienda la importancia de la asignatura y, claro está, el digno entretenimiento que puede ofrecer una historia que nazca de esta premisa. No es Mathland un relato con el que se aprenden matemáticas, no, no es un cuaderno de apoyo para estudiantes con problemas, por mucho que haya buenas y accesibles explicaciones, pero sí contiene un mensaje muy claro: todos tenemos el potencial para entenderlas, para resolver problemas y ecuaciones y para que esos procesos, lejos de ser aburridos, nos demuestren esa capacidad en un marco entretenido.

Lo mejor de la historia que va trazando Martínez es la claridad con la que se mueve. Primero establece el marco, el de un chaval al que no se le dan bien las matemáticas ni entiende realmente para qué le pueden servir y después le convierte en el único capaz de aceptar un reto que tiene mucho que ver con aquello que tanta aversión le producía. ¿Tópico? Puede que sí, pero también es funcional. Y es, en ese sentido, una historia de autodescubrimiento, una que funciona bien como mensaje inspirador y en la que los lectores se pueden ir asomando a los problemas que se van planteando para dar sus propias respuestas antes incluso de que lo haga el protagonista. Martínez logra además que la fantasía funcione por sí sola, con carisma y conciencia propia, y además con un reparto bastante coral, siendo consciente de que los arquetipos funcionan bien en su propuesta y con ganas de que Mathland no se convierta en dos ideas distintas, sino que sea su fusión lo que da sentido al viaje. Ayuda la división en capítulos para que podamos respirar, incluso pensar las ecuaciones, pero también para disfrutar con los elementos de ficción, que al final son los que más referencias van a tener, en busca del más que lógico objetivo de que el lector tenga ahí un cómodo asidero que complemente el lado educativo del relato.

Podríamos pensar que el trabajo de Müller puede quedar a priori al margen de este propósito, pero no sería justo decirlo porque con su dibujo tambien logra que veamos las matemáticas con los ojos de su protagonista. Sí es cierto, en todo caso, que la fuerza de la fantasía de Mathland descansa en buena medida sobre sus lápices, sobre sus diseños y sobre la forma en la que da vida a este mundo. Y ahí, sin necesidad de hacer ningún ejercicio de descubrimiento o innovación que seguramente habrían sido más pedantes que eficaces, logra que nos creamos todo lo que escribe Martínez casi sin esfuerzo por nuestra parte. Los personajes tienen el carisma que necesita la historia, el estilo manga contribuye a que acción y comedia estén bien representadas y quizá el único pero que se nos puede ocurrir viene más por las expectativas que despiertan las pocas y aleatorias páginas en color que del hecho de que el blanco y negro sea la opción escogida para mostrarnos este viaje. Mathland tiene muy claros sus objetivos y los completa con solvencia, transmite con claridad su mensaje, despierta la necesaria empatía que busca la historia y la ejecuta con el convencimiento de estar sirviendo un vehículo de entretenimiento muy capaz que incluso se atreve, por lógico que sea, a dejar la puerta abierta a una futura continuación. ¿La habrá?

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