‘Kawai Complex 1. Todos somos la Residencia Kawai’, de Ruri Miyahara

Editorial: Kitsune.

Guion: Ruri Miyahara.

Dibujo: Ruri Miyahara.

Páginas: 172.

Precio: 9,95 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Diciembre 2023.

Si pensamos en todo lo que forma Kawai Complex, probablemente la primera conclusión que vamos a sacar casi de manera unánime es que no hay ninguna excusa fuera de lo ordinario que sustente la trama de este manga. La de Ruri Miyahara es exactamente lo que aparenta ser, la historia de un grupo de jóvenes que comparten vivienda. No hay trampa ni cartón, cada uno de ellos tiene un pasado y una personalidad, pero lo que importa es lo que van viviendo en el momento presente, con las relaciones que se van entablando entre todos ellos. Y aunque parezca algo demasiado cotidiano sobre el papel, lo cierto es que ahí está la gracia de Kawai Complex, en que se dedica a capturar una realidad que tiene mucho de verosímil, un poco de comedia, con un toque de drama y con la exageración justa de los arquetipos que utiliza para que podamos entrar de lleno en las tramas. Tramas, sí, en plural, porque en Kawai Complex no hay un objetivo final único, un punto al que nos lleva inequívocamente la narración aunque haya un protagonista principal, sino que se trata de una simpática historia coral que además tiene una frescura notable y en la que los personajes se hacen querer con mucha facilidad. Y aunque parezca algo muy obvio, al final es lo que anima la lectura hasta la conclusión de esta primera entrega y lo que hace esperar nuevos capítulos.

Lo que Miyahara entiende y explica bastante bien es que los personajes están en una fase de descubrimiento constante. Son adolescentes y jóvenes, están viviendo una experiencia sin adultos y, a la vez, descubriendo quiénes son y la madurez que necesitan en ciertos escenarios sociales, y eso parece suficiente para que sus aventuras puedan enganchar, incluso asumiendo esa cierta normalidad de la que hablamos. Es difícil imaginar que el mayor mérito de una historia se base en las interacciones sociales de un grupo de muchachos que podrían formar parte de nuestras vidas como de las de cualquier otro, pero así es. Kawai Complex no cuenta nada que no podamos vivir nosotros mismos en otros contextos o con otras personas, pero tiene mucha habilidad a la hora de crear el puzle y hacer encajar todas las piezas, las de la convivencia, las de la amistad y también las de los primeros amores. Y seguramente lo más atractivo esté en un segundo plano, en las relaciones tóxicas que vive la mayor de los protagonistas, la única que parece adulta por edad pero que a la vez resulta ser la más ingenua emocionalmente hablando. Es ahí donde se atisba un a madurez bastante grande en el relato, incluso aunque su envoltorio este pensado para despertar más sonrisas que lágrimas, y lo que acaba contagiando para bien a todo el manga.

Podríamos ver este último aspecto como la manifestación de las dos caras de la misma moneda que es Kawai Complex, y seguramente no andaríamos demasiado desencaminados. Es sencillo de explicar, Miyahara consigue sacarnos sonrisas con mucha facilidad, porque su caricatura es muy divertida, pero hace que podamos ver a esos mismos personajes en situaciones mucho más serias, en momentos emocionalmente significativos y en los que incluso el manga lanza un desafío al lector para que intente entender, asimilar e incluso anticipar lo que algunos de los protagonistas van a pensar o hacer. Es como si dejara un poco en muestras manos, también a a través del dibujo, esa madurez inevitable que hay en un relato en el que seguimos a actores que, en teoría, no tienen las cosas tan claras como para acertar siempre. Saber reírse de algo y tomárselo en serio casi sin solución de continuidad no es nada sencillo, pero Miyahara hace del desahogo cómico todo un arte para que todos los episodios de Kawai Complex no sólo tengan sentido en solitario sino también como parte de un todo vivo, en movimiento y abierto a lo que puede suceder en un segundo libro que se espera con ganas después de esta buena puesta en escena. Y como es un trozo de vida y la vida sigue, que siga Kawai Complex, que seguro que merece la pena.

Shonengahosha comenzó a publicar Bokura wa Minna Kawaiso en 2013.