‘Takashi’, de Enrique V. Vegas

Editorial: Dolmen.

Guion: Enrique V. Vegas.

Dibujo: Enrique V. Vegas.

Páginas: 120.

Precio: 15 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Junio 2023.

No vamos a descubrir a estas alturas al Enrique V. Vegas que se dedica a hacer parodias de franquicias de éxito porque los tebeos que nos ha proporcionado por esa vía son casi incontables ya, en una producción que además que no deja de crecer, aprovechando el tirón que estas películas siguen teniendo entre los aficionados. Pero quizá todavía haya que descubrir, aunque sea un poco, a otro Enrique V. Vegas, uno que hace otro tipo de historias y que, manteniendo un mismo estilo visual, el que le hace reconocible y querido, se asoma a historias bien distintas. Es el Enrique V. Vegas de Leinad (aquí, su reseña), de Dulces sueños (aquí, su reseña), de Diarios de guerra (aquí, su reseña) o de Kobe, que es claramente la obra con la que más cercanía podemos apreciar en este Takashi en las manos. La historia de Vegas puede parecer sencilla, pero es irreprochable, es exactamente lo que pide el retrato que hace de este ronin cansado a quien el mundo no deja descansar. Y es también una vía espléndida para retratar a un hombre de honor en un mundo que lo está perdiendo, creando un contraste delicioso que hace de Takashi una historia espléndida y muy bien llevada, que cobra forma de manera dramática con el estilo de dibujo que asociamos con tanta facilidad a las divertidas parodias del autor.

Cuando hablamos de sencillez, no obstante, hay que dejar claro que eso no es algo que lastre la historia o el retrato de esa sociedad feudal que quiera hacer Vegas. Que se lo digan a Stan Sakai, que lleva décadas explotando ese mismo modelo, aunque con otros matices, en su siempre maravillosa Usagi Yojimbo. Takashi es, en ese sentido, una historia bien modélica, con sus momentos climáticos, con sus escenas de tensión casi introspectiva, algo que le sienta de maravilla al retrato de un ronin de cierta edad, con sus flashbacks para entender la grandeza del personaje principal y su contraste evidente con un mundo que no va en la misma dirección en cuanto al honor, en un contraste generacional al que podemos sacar evidentes paralelismos actuales. Ese término, el del honor, es el que mejor define Takashi en su conjunto. Su protagonista es el baremo a temer en cuenta, el perfecto equilibrio en ese sentido, y es quien nos permite medir a los demás en este viaje. Sencillez en la historia, sí, pero con varios niveles que podemos explorar a conveniencia, según el estado de ánimo que tengamos como lectores. Vegas nos mete tanto en su escenario y en su historia que nada de lo que nos propone suena mal. El tono melancólico y crepuscular es notable y está capturado con bastante habilidad.

Esto tiene mucho que ver, además, con lo que Vegas transmite con su dibujo. Es algo que sabemos todos a poco que conozcamos su obra, sus cómics son divertidos, tienen esa cualidad de enorme simpatía en cuanto vemos a sus personajes cabezones. Por eso tiene mérito que, con el mismo estilo de dibujo, entremos tan fácilmente en un mundo diametralmente opuesto al que le es habitual, el de una historia dramática y cargada de emociones. No cambia el trazo, que asume así su versatilidad, pero sí lo hace el tono. Hay épica sin necesidad de humor y espectáculo sin caer en las normas más elementales de las franquicias. Y hay un toque japonés que Vegas tiene tan asimilado como la fantasía de otras de sus obras no paródicas. A estas alturas, no hay dudas de lo que Vegas es capaz de ofrecer en sus tebeos, pero no podemos dejar pasar esta nueva oportunidad que nos brinda para alabarle por motivos un tanto distintos a los habituales. Takashi entra de lleno en lo que podemos esperar de Vegas, y eso lo decimos como un elogio a quien ha sabido convertir las expectativas en elogios constantes a su obra por las sensaciones que deja siempre. Más, insistimos, cuando se suelta como creador y no hay referentes directos para sus tebeos, un camino que aplaudiríamos que transitara todavía más.

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