‘La vida padre 2. ¡Con un par!’, de Jaime Visedo

Editorial: Dolmen.

Guión: Jaime Visedo.

Dibujo: Jaime Visedo.

Páginas: 120.

Precio: 17,90 euros.

Presentación: Cartoné con goma.

Publicación: Julio 2020.

Tal era la diversión que nos había proporcionado, que cerramos en su momento la revisión de La vida padre (aquí, su reseña) deseando que Jaime Visedo siguiera contándonos sus aventuras con su retoño hasta que cumpliera los 18 años. Y no, La vida padre 2 ¡Con un par! no llega de momento tan lejos, y se centra en el primer año de vida de su segundo hijo, una niña, pero sirve para satisfacer el ansia de pasar un buen rato que despertó con su primera propuesta personal. Visedo consigue lo más difícil, que la frescura de su plan siga intacta, que todo parezca tan divertido como en la primera ocasión y que sigamos teniendo el deseo de que nos cuente más, porque deja el más absoluto de los convencimientos de que será capaz de extraer todo el jugo a cualquiera de las etapas de crecimiento de sus retoños. Podríamos hasta pensar que el trabajo del autor es fácil, quelas auténticas estrellas son el pequeño Guille y su hermana Irene en cuanto esta llega al mundo, pero no vamos a ser tan crueles con Visedo, que se curra un diario entretenidísimo, que domina el formato de sketches con el que compone este particular diario y que sabe encontrar los momentos necesarios no solo para sacar una sonrisa puntual sino para que veamos con ojos llenos de ternura cada una de las secuencias que nos presenta, abriendo una ventana a su vida con absoluta sinceridad.

Porque, sí, los bebés lloran, los hermanos mayores tienen celos de los pequeños y conciliar trabajo, también el de hacer cómics, y familia no es la más sencilla de las tareas cuando se tienen dos hijos. Y todo eso está también reflejado en este segundo libro de La vida padre, que no quiere edulcorar nada pero sí empujarnos al lado más bonito de la paternidad. Siendo justos, hay que decir que esta no es solo la historia de Irene, sino una continuidad maravillosa en el microuniverso que Visedo nos planteó en la primera entrega. En otras palabras, Guille no solo no pierde protagonismo sino que es parte esencial del libro y centro de algunos de los gags que nos propone, antes y después del nacimiento de su hermana. Y todo nos lo cuenta el autor con tanta naturalidad que uno no sabe bien si se lo está inventando por la perfección que alcanzan esos momentos únicos o si realmente estamos viendo cosas que le ofrece la realidad. Esa es la magia del cómic, y más de uno que se hace con tanto cariño, evidente por la materia que toca. Visedo, desde luego, pero también por lo bien que sabe estructurar el caos lógico que tiene una historia protagonizada por dos actores tan imprevisibles como estos. Y apela a quienes son padres, claro, pero no solo a ellos. ¿Hablábamos de la magia del cómic? Pues ahí tenemos otro argumento para defenderla.

Como en La vida padre, este segundo volumen puede presumir de un estilo visual tan sencillo en apariencia como eficaz en su conjunto. Siendo como es una obra que pretende despertar simpatía desde el primer momento, su caricatura es muy adecuada. Sus diseños, fáciles de asimilar desde el primer vistazo, permiten a Visedo abordar situaciones de todo tipo y emociones muy diversas, desde la comedia más pura hasta la ternura más exigente. El muestrario de expresiones que enseña con Guille es probablemente el mejor argumento que tiene para convencerse de que este es un trabajo mucho más complicado de lo que se pudiera pensar, y más si tenemos en cuenta las fronteras que impone siempre el hecho de ser un libro compuesto con anécdotas reales que, evidentemente, uno ve en su cabeza de una manera muy concreta, sin saber si eso puede funcionar narrativamente. Pero lo hace porque Visedo es muy bueno, porque entiende el momento preciso y la evolución de una historia, la propia y la de sus hijos que, ojalá, no ha hecho más que empezar. Y eso que ya llevamos dos libros. Pero le tomamos la palabra cuando cierra este segundo avisando de la opción de que haya un tercero, porque la ampliación de la familia no ha hecho disminuir en nada la diversión que nos provocó con las historias de su primogénito. Que siga, que dure, que lo disfrutemos.

El contenido extra lo forman una introducción de Kenny Ruiz y un prólogo del autor.

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