‘Las aventuras del Capitán Torrezno’ 2, de Santiago Valenzuela

Editorial: Astiberri.

Guion: Santiago Valenzuela.

Dibujo: Santiago Valenzuela.

Páginas: 256.

Precio: 27 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2024.

La apabullante epopeya creada por Santiago Valenzuela continúa con este segundo volumen de Las aventuras del Capitán Torrezno, y lo hace con el indudable propósito de seguir manteniendo la atención del lector en un mundo que resulta altamente improbable. Las explicaciones, las pocas que son necesarias, ya las dio Valenzuela en las páginas de su primer volumen (aquí, su reseña), pero lo que vemos en este segundo es distinto de alguna manera a la introducción a este mundo. Las referencias, las conexiones con el mundo real, la configuración de un microuniverso tan concreto, ceden protagonismo ante algo mucho más tangible: lo que vemos es un asedio puro y duro, aunque de aquella manera. ¿Podemos decir por ello que este volumen de Las aventuras del Capitán Torrezno es un tebeo bélico? En cierta medida sí, pero no por ello deja de ser el Capitán Torrezno que ya hemos conocido en toda su extensión. Evoluciona la serie, el personaje y, por qué no decirlo, también el propio Valenzuela. Lo que se mantiene es la grandeza de la obra, que amplía un conjunto que ya en aquel momento era trascendente. Por su épica, por su humor, por su acción, por su absurdo, porque a estas alturas el Capitán Torrezno ya era una marca en sí misma… pero también una de las obras más irreverentes y sorprendentes que veía el cómic español.

Puede que esa sea la verdadera clave de Las aventuras del Capitán Torrezno, que no hay nada que podamos anticipar, que la siguiente página es siempre una sorpresa, y que da igual cuánto cargue de texto el autor cada viñeta (y lo hace muchísimo, porque tiene un interés enorme en que su narrativa apabulle al lector casi tanto como los acontecimientos que va contando), porque el interés se mantiene intacto. Esto es complicado de conseguir y para Valenzuela casi parece algo natural. Su mundo es, literalmente, muy complicado. Mucho. Valenzuela exige al lector una concentración que a veces parece ser superior a lo que el absurdo de su misma propuesta invita a pensar, pero es un engaño del que seguramente nos convencemos solos. O una artimaña de un escritor brillante. Será porque este es un mundo en miniatura, porque lógicamente se mueve en unos parámetros de fantasía de los que no se puede escapar. O quizá porque es una obra que muestra un respeto descomunal por el lector, al que le da todas las claves sin reparos, sin miedo a que el dibujo quede asfixiado por la palabra. Al contrario, le da valor. Ralentiza la lectura, sí, pero es todo tan sustancioso que da igual, funciona con una precisión envidiable, precisamente por lo sorprendente que también quiere ser en todo momento.

Hay tantas claves narrativas en Las aventuras del Capitán Torrezno, desde luego se ven en este segundo volumen, que podríamos estar hablando durante horas del trabajo de Valenzuela. En lo visual es igualmente fascinante, y eso también tiene mérito. El autor tiene un estilo tan claro y concreto que a priori podemos pensar que es complicado ajustarlo a un género tan específico como el bélico. Pero lo hace. Y con diálogos interminables que casi se le salen de cada una de las viñetas, sobrecargando las páginas de tal manera que con los lápices de otro podría desembocar en una lectura más farragosa. Esta no lo es, y el asedio se vive con la tensión necesaria que precisa una escena que Valenzuela alarga casi a tiempo real. Insistimos, no son sensaciones fáciles de conseguir y en este volumen se sienten como algo perfectamente tangible. Dado que esto encaja más en la definición de novela río que en la de suma de episodios cerrados, no tendría demasiado sentido pensar si este capítulo es mejor o peor que el anterior. Lo que sí está más que claro es que Las aventuras del Capitán Torrezno tiene una capacidad de adaptación, de cambio, de suma, y un uso tan asombroso de la imaginación que es sumamente sencillo sumergirse y alucinar. Porque sí, Valenzuela es exactamente eso lo que busca, que nos explote la cabeza, y lo consigue casi siempre.

El único contenido extra es un portafolio de ilustraciones y bocetos de Santiago Valenzuela.

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