Guion: Rodney Barnes.
Dibujo: Jason Shawn Alexander.
Páginas: 176.
Precio: 20 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Diciembre 2021.
Si hay una criatura del terror que parece sobrexplotada en nuestros tiempos, ese es el vampiro. Cine, televisión y cómic no dejan de ofrecernos historias que tratan de actualizar la leyenda del ser que se alimenta de sangre, y Killadelphia se suma a esa larga tradición. Pero lo que más destaca en el primer volumen de la serie de Rodney Barnes y Jason Shawn Alexander no es solo el protagonismo del vampiro, sino la necesidad que tiene la cultura norteamericana de encajar a esta figura en su propia historia. No es, ni mucho menos, la primera vez que vemos algo parecido, y para destacarlo podemos nombres propuestas tan distintas como las de Abraham Lincoln, cazador de vampiros o American Vampire (aquí, reseña de su último volumen). ¿Dónde está entonces la originalidad de Killadelphia? Seguramente en su pretensión de crear una suerte de triángulo entre la historia vampírica de los Estados Unidos, con un thriller policial y una historia e fuertes raíces familiares. El complicado encaje de todo esto, especialmente de la última de esas tres patas, hace que sí tengamos una clara sensación de frescura leyendo el arranque se la serie, incluso sabiendo que lo que nos ofrecen los autores es un trabajo de composición que destaca en lo visual y que se lee con ritmo, incluso en los capítulos en los que hay una obvia profusión de cartuchos de texto.
No vamos a revelar los secretos de la historia de Killadelphia, ni siquiera la identidad de la figura histórica con la que Barnes quiere que conectemos la línea de puntos que nos marca (aunque está en la contraportada del libro para los curiosos que disfruten del spoiler antes de la lectura), porque lo que triunfa en la serie es su planteamiento, su escenario, su atmósfera, su hábil mezcla de elementos para que la historia vaya navegando en géneros diferentes sin que salgamos del anterior. Es decir, Killadelphia es un cómic de terror. Son vampiros, no puede ser de otra manera, y más cuando vemos que su objetivo no es otro que dominar el mundo. Pero es un thriller policiaco, hay dos agentes en el trío protagonista, un padre y un hijo, y se trata de conectar sus dos investigaciones estrella para que nos demos cuenta del entorno en el que nos vamos a mover. Pero aparte de eso, hay más elementos que se van introduciendo con mucha habilidad, cuestiones narrativas y secuenciales, tramas que se van deslizando, personajes que van teniendo un encaje cada vez más interesante. Y aunque se puedan resolver algunos de tal manera que Killadelphia podría quedarse aquí, con esas puertas abiertas que siempre son imprescindibles, lo cierto es que su gran mérito está en que queremos mucho más de este escenario. Lo que nos lega es el ansia de saber más.
Y de ver más, porque Alexander tiene un papel decisivo a la hora de que la inmersión en este mundo sea absoluta. Con un trazo sucio que denota violencia y agresividad, es imposible no entrar de lleno y sin miedos en la propuesta de Killadeplhia. Sus personajes están bien definidos, sus vampiros son impresionantes, y la planta que tiene cada personaje que tiene que tenerla, los históricos, los vampíricos y los policiales, es la adecuada en todo momento. Alexander ha entendido francamente bien lo que quería transmitir Barnes, y esa identidad que se genera entre el equipo artístico de la serie acaba siendo un pilar fundamental para que el disfrute sea completo… y mucho más original de lo que se pudiera pensar si atendemos únicamente a la sinopsis de la serie. Al entrar podemos pensar que esta es otra serie más de vampiros, otro intento de sacar partido de un arquetipo de terror al que conocemos de sobra, pero la naturalidad con la que escribe Barnes y la formidable puesta en escena del dibujo de Alexander hacen que Los pecados del padre, que así se titular este primer volumen, sea un viaje de enorme ritmo, mucho mayor que el que denota su amplia cantidad de texto, del que todavía nos pueden quedar muchas estaciones por alcanzar. Nominada al Eisner a la mejor nueva serie, desde luego su arranque no podría ser más interesante.
El volumen incluye los cinco primeros números de Killadelphia, publicados originalmente por Image Comics entre noviembre de 2019 y marzo de 2020. El contenido extra lo forman las cubiertas de Jason Shawn Alexander, Francesco Mattina, Jim Mahfood, Matteo Scalera, Eric Canete, Neal Adams y Jae Lee y un proceso de desarrollo de la página.
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