‘Nada del otro mundo’, de Laurielle

Editorial: Fandogamia.

Guion: Laurielle.

Dibujo: Lauriella.

Páginas: 112.

Precio: 10 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Septiembre 2021.

Laurielle tiene la virtud de hacer que sus fantasías se puedan contar desde un punto de vista tremendamente cercano para el lector, y Nada del otro mundo confirma el éxito de esa fórmula con mucha diversión y más imaginación todavía. Su historia parece más o menos sencilla, va de una chica que sacrificó su vida y se ofreció a pasar su existencia en el inframundo a cambio de que su novio saliera adelante tras sufrir un accidente de tráfico… pero que descubre que algo sale mal en ese pacto. ¿Y lo cercano de ese planteamiento en apariencia tan extremo? Está en los personajes, en su forma de hablar, en las relaciones que se entablan entre ellos. No, no son personajes de grandes aventuras épicas aunque las estén viviendo, sino que se identifican mucho más con personas que podemos tener cerca en nuestra vida diaria por cómo son y se comportan. Y esa sensación es precisamente la que hace que nos lo pasemos francamente bien en el viaje que nos propone la autora, uno desenfadado y divertido, que juega con las relaciones de pareja o las orientaciones sexuales con la misma facilidad con la que crea mundos de fantasía que fusionan distintas mitologías y religiones. El resultado no podría ser más entretenido y sincero, simpático y que sabe aprovechar los momentos más tiernos y los más socarrones de la propuesta.

Nada del otro mundo sabe jugar con una propuesta simpática y la lleva exactamente hasta donde quiere su autora. Sencillamente, es un tebeo dinámico, divertido, despierto y mordaz en sus diálogos, que juega con escenarios cotidianos pero en un entorno muy distinto. No olvidemos que la protagonista está muerta, pero esta historia, la suya y la de su pareja, no deja de ser una comedia romántica un pelín irreverente que si le saca partido a algo es, precisamente, a las dinámicas entre los actores principales. Y está bien hilada la historia central, la de la pareja que forman Octa e Iván, con la de las hermanas que gobiernan este reino de fantasía, cada una en su rincón, porque son dos lados de Nada del otro mundo que se retroalimentan de una manera muy divertida. No vamos a ver en estas páginas un afán renovador del género o de la narrativa, pero es que no es necesario para que su propuesta sea un acierto notable. Divierte, por la vía además por la que quiere hacerlo, sin miedos, sin prejuicios, sin tacha y con naturalidad, avanzando en la historia casi como si estuviera improvisando el viaje para el formato de webcómic en el que originalmente se vio pero sin duda con un plan por lo menos muy bien pensado… y que incluso deja puertas abiertas para que esta aventura se pueda prolongar en el futuro.

Hay pocas dudas sobre su objetivo de divertir viendo el aspecto que tiene la obra. A medio camino entre la comedia caricaturesca y el manga más jovial, Laurielle tiene una forma muy sencilla de convencernos de que estamos en otro mundo pero siguiendo las aventuras de personajes que salen del nuestro. Y como la base está en el enredo que se genera en torno a una pareja que ofrece una coartada idílica para la historia pero que en realidad tiene un trasfondo bien distinto, el estilo de la autora casa fenomenal con el relato. Los chistes se multiplican, a veces incluso dentro de las escenas que pretenden ser más serias, y ese contante salto de sensaciones se convierte en una guía no solo temática sino también visual. Eso, además, le da a Laurielle la posibilidad de cambiar de estilos, desde lo divertido a lo exagerado, potenciando el humor que hay en la historia. El lado fantástico también es bastante resultón, y uno puede imaginarse sin problema una versión más seria de este mundo porque el diseño resulta bastante creíble, sin que eso esté reñido con la sencillez con la que se maneja Laurielle. Nada del otro mundo puede tener un título que quiera hacer gracia al lector y minimizar su profundidad, pero la empatía nace de lo bien que está construido este relato, tanto que, sí, uno puede imaginarse a esta pareja, o mejor a este trío, en nuevas y divertidas aventuras.

El único contenido extra es un portafolio de bocetos.

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