CÓMIC PARA TODOS

Entrevista con Nadar: «No hay un dibujo en ‘Justin’ que no haya sido objeto de un escrutinio histórico»

La memoria histórica sigue siendo algo necesario, y el cómic lo sabe. El español, con múltiples nombres destacando en esa tarea, pero también el francobelga. Y casi como si fuera una fusión entre y ambos, de escritor francés y dibujante español, nos ha llegado Justin (aquí, su reseña), una pequeña joya que nos habla del STO, el Servicio de Trabajo Obligatorio que la Francia de Vichy puso al servicio del régimen nazi. Nadar, nombre artístico de Pep Domingo, es ese dibujante que tan buen trabajo nos ha dejado en esta obra, la segunda que hace con Julien Frey, y hemos querido hablar con él para que nos dé sus impresiones sobre este espléndido cómic.

Teniendo en cuenta que la historia los mete de lleno en un episodio bastante desconocido por aquí de la Segunda Guerra Mundial, asumo que es Julien Frey quien te involucra en el proyecto, ¿verdad? ¿Cómo recibes el encargo?

Julien y yo habíamos trabajado juntos anteriormente. Justin cuenta la historia del abuelo de la mujer de Julien, la cual yo conocía incluso antes de que Julien empezara a escribir el guion. De entrada, yo no iba a ser el dibujante, pero finalmente vimos que era lo más lógico.

¿Sabías algo del Servicio de Trabajo Obligatorio o tuviste que documentarte desde cero? ¿Qué porcentaje del trabajo final es esa labor de documentación?

En Francia es un episodio conocido, pero no muy popular. Por supuesto, yo no lo conocía. El proceso de documentación ha sido exhaustivo por ambas partes, especialmente por la de Julien que, recordemos, es el padre de la historia. De hecho, me ayudó mucho a la hora de dibujar, suministrándome mucha documentación visual. Desde el principio, tuvimos claro que todo tenía que ser lo más fiel posible a la realidad del momento histórico, y prácticamente no hay un dibujo en el libro que no haya sido objeto de un escrutinio histórico, aunque siempre podemos haber pasado por alto algún detalle, que seguro el lector sabrá perdonar.

No son exactamente campos de concentración, que es algo que hemos visto mil veces en el cine, pero por momentos no se alejan demasiado. Como dibujante, ¿cómo consigues alejarte de las imágenes que pudiéramos ver como más previsibles o que nos remitieran a otras historias?

Para recrear la vida en los campos, me valí de un par de fotos y de dibujos que algunos de los trabajadores realizaron. Como bien apuntas, no se trataba de campos de concentración, aunque las condiciones no eran mucho mejores, así que no me resultó difícil ceñirme a sus peculiaridades y olvidarme de la imagen más arquetípica.

Veo Justin como un ejemplo perfecto de lo que tiene que ser la memoria histórica, un respetuoso recuerdo de cosas que no tendríamos que olvidar, aunque a veces parezca en España que hay sectores que se sienten agredidos por historias como esta. ¿Tú cómo lo ves? ¿Se pueden entender las palabras de Paco Roca en la contracubierta del libro un refuerzo de esas pretensiones?

Desde mi punto de vista, puede resultar útil a una sociedad tener aproximaciones y relatos que expliquen su pasado desde una perspectiva lo más heterogénea posible. En este sentido, las historias y relatos personales son muy eficaces. Paco Roca lo sabe muy bien, y es un orgullo que le haya gustado nuestro libro.

Es tu segunda colaboración con Frey tras El cineasta. ¿Cómo es trabajar con él? ¿Ha habido grandes diferencias con respecto a vuestra primera obra? ¿Habrá una tercera?

Julien tiene mucha experiencia a la hora de escribir guiones y sus historias están llenas de humanidad, lo cual las hace cercanas y emotivas. Trabajar con alguien es un ejercicio interesante en el sentido en que han de hibridarse diferentes sensibilidades y perspectivas, e implica un proceso de negociación constante. Nuestra forma de trabajar es la misma, pero se ha ido puliendo y ahora es más eficaz y fluida si cabe. Estamos a punto de terminar nuestra tercera obra como equipo creativo y acabamos de comprometernos con la editorial para un cuarto libro.

¿Teníais claro desde el principio que Justin tenía que ser en blanco y negro o en algún punto os la imaginasteis en color?

Pensamos que el blanco y negro era una opción atractiva e interesante desde el principio. Habíamos quedado muy satisfechos con El cineasta y quisimos revalidar la experiencia.

Hay algo que me parece muy interesante en la historia, y es la forma en la que muestras a los protagonistas en dos momentos temporales diferentes, porque se les reconoce a la perfección. ¿Dibujaste el libro en orden o acabaste primero todas las páginas del pasado o del presente?

Seguí la disposición del guion original, pero al final me vi obligado a dibujar de nuevo algunos rostros del principio. Esto suele pasarme de forma inconsciente, puesto que los personajes van consolidándose durante todo el proceso de dibujo.

Hay muchos momentos de silencio, en los que tenemos que leer la historia a través de las expresiones de los personajes, y me parece que eso le da a tu trabajo un poso fantástico, es lo que más me gusta. Para ti como dibujante, ¿es un marrón que Frey te deje ese espacio o lo agradeces?

Una de las ventajas y peculiaridades del cómic es poder narrar y sugerir sin necesidad de palabras. De forma inevitable, esto implica al lector y lo convierte en una parte activa en la gestión del ritmo de la historia. Personalmente, disfruto dibujando estas partes silenciosas.

¿Trabajas en digital o en manual? Lo digo porque, por el estilo del libro, da la sensación de que es arte tradicional, por las tintas, por los acabados o por las onomatopeyas…

Las partes preliminares, como los bocetos y el lápiz, las realizo enteramente en digital, porque me permite cierta agilidad a la hora de componer la página y hacer frente a los numerosos cambios y virajes del proceso. El resto, lo dibujo de forma tradicional.

Llama mucho la atención que en la edición española el título sea de de Justin, cuando en la original es L’Œil du STO (El ojo de la STO). ¿Tú con cuál te quedas, cual es el que usas cuando hablas de la obra?

Por razones de economía lingüística y porque no me gustan las siglas en un título, me resulta mucho más cómodo referirme al libro por su título en español, siempre y cuando esté en España, claro.

¿Y en qué estás trabajando ahora? ¿Cómo te está afectando la pandemia en este sentido?

Estamos a punto de terminar una obra que cuenta la historia de una de las primeras estrellas del cine mudo, el malogrado actor Roscoe Fatty Arbuckle, que inició en el cine a Buster Keaton, con el cual tuvo una estrecha relación de amistad. Como no podía ser de otra manera, en este caso será una obra en color. La pandemia me ha permitido trabajar con más ahínco y darme cuenta de lo mucho que dependo de los demás para estar contento.

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Esta entrada fue publicada en 13 abril, 2021 por en Astiberri, Entrevista, Nadar y etiquetada con , , .

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