‘Town Boy. Las aventuras de un joven en Malasia’, de Lat

Editorial: Dibbuks / Amok.

Guion: Lat.

Dibujo: Lat.

Páginas: 196.

Precio: 16 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Agosto 2019.

Todo lo bueno que tenía Kampung Boy (aquí, su reseña) tiene eco y reflejo en Town Boy, y lo que eran Las aventuras de un niño en Malasia ahora son las de un joven, claro está, en el mismo país. Cambia la edad, cambia el contexto, pero Lat mantiene la frescura de su relato y todo el interés que siempre suscita una historia en muchos sentidos iniciática. Tan natural resulta todo que no es nada difícil imaginar una continuación, un tercer libro en el que Mat, el protagonista, luche por cumplir su sueño de convertirse en dibujante, un relato que, la verdad, se insinúa ya con mucha lógica en este segundo volumen. El mayor peligro que tenía el libro, que el salto de edad del protagonista y del campo a la ciudad en lo espacial provocara algo de desapego en el lector hacia Mat, se salva con mucha elegancia, narrado precisamente esa transición con la misma naturalidad con la que lo vive el joven muchacho al que seguimos y apostando por una elipsis que no parece llevarse nada por delante. Al contrario, nos lleva al punto en el que la historia puede tener todavía más jugo. Es, en ese sentido, una buena secuela, que conecta con acierto con el primer libro, pero a la vez una obra autónoma que permite entre en el mundo de Lat a través suya para después indagar en la primera parte. Y eso es propio de buenas segundas partes.

Esta lo es porque expande sin tener que preocuparse por perder al lector en algún punto del camino. No, eso no pasa en ningún momento de Town Boy porque hay un buen uso de las pocas explicaciones necesarias para entender el contexto, que es lo que desarrollaba con simpatía el primer libro. Y como la elipsis cambia el escenario, renovando así la base del relato, el efecto negativo es mínimo incluso en el caso de sentir que hay una primera parte que no se haya leído. Es curiosa la sensación que provoca Lat de estar leyendo nuevos capítulos de un mismo tebeo y a la vez estar hablando de cosas bien distintas con respecto a lo que conocíamos. La clave está en no abrazar lo que funcionaba como si fueran las tablas de Moisés y aprovechar así todas las posibilidades de un Lat adolescente, para contar así Las aventuras de un joven en Malasia. La diferencia con respecto al primer libro es tan sutil que se nota sólo cuando lo hemos acabado. Ya no estamos asistiendo a los problemas e inquietudes de un niño sino a los de un adulto en ciernes. La vida en Malasia es la referencia común, pero incluso ahí se notan las diferencias con mucha nitidez. Los temas cambian. Aparece la música, llegan las chicas, importan los estudios y la vida de adulto. Que fácil es identificarse con algo que, sin ser en Malasia, todo el mundo ha vivido.

La conexión emocional es clara, pero lo es mucho más a nivel visual. El estilo perdura, y así es mucho más fácil establecer lazos con Kampung Boy. Y una vez hecha esa interacción, es verdaderamente divertido ver cómo cambia el lenguaje corporal del alter ego dibujado de Mat, que de repente y casi sin que nos demos cuenta deja de ser un niño. Podemos caer en la trampa de entender que por el hecho de tener un trazo sencillo no hay un arduo trabajo en esta faceta, pero sería un craso error pensar de esta manera. Pocas líneas y una caricatura clara son suficientes para que Lat transmita mucho carisma en sus personajes y para que cada uno de ellos sea reconocible desde un primer vistazo. Eso ya nos coloca en un escenario de confort que acentúa el hecho de esta aquí gracias a los aciertos de un primer tebeo y apuntala todos los logros de aquel, aportando. Lat podría haber seguido contando historias de un niño en Malasia pero supo dónde pasar página para colocarnos en un escenario que supusiera algo más, no un simple intento de seguir explotando esquenas conocidos. De hecho, una de las claves de Town Boy está en su ritmo cambiante. Si hay que hacer una secuela de una historia realista de crecimiento, esta es desde luego una forma espléndida de hacerlo, valiendo lo suyo por sí misma y también como parte de un mundo más amplio.

Town Boy se publicó originalmente en 1979. No tiene contenido extra.

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.