‘Druuna’ 1, de Paolo Eleuteri Serpieri

Editorial: Norma.

Guión: Paolo Eleuteri Serpieri.

Dibujo: Paolo Eleuteri Serpieri.

Páginas: 144.

Precio: 19,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Julio 2015.

Es francamente sencillo catalogar Druuna como la fantasía erótica masculina casi perfecta. Ella es una mujer de grandes curvas, de un indudable atractivo para un público eminentemente formado por hombres, y Paolo Eleuteri Serpieri disfruta haciendo de ella el objeto de todas las perversiones sexuales que se le pasan por la cabeza para hacer que encajen en un escenario de ciencia ficción decadente y turbio. Morbus Gravis y Delta, los dos primeros álbumes de la serie, contenido en este primer volumen, sientan las bases de un universo en el que la posesión y el intercambio se hacen a través del sexo, donde lo erótico se manifiesta a través de lo más sucio del trato carnal entre los humanos supervivientes en este entorno postapocalíptico, plagado también de seres mutados por un virus, pero que, por paradójico que pueda parecer, arranca precisamente de un componente romántico del que Druuna no quiere liberarse. No hay confusión posible, y si hay algo que llama la atención de esta obra de Serpieri y de su emblemático personaje es el sexo, incluso visto desde vertientes no demasiado agradables y que se mueven muy cerca de la frontera de lo violento. Y aún así, sus imágenes tienen tal poder de seducción y tanta fuerza visual que incluso lo más turbio e inmoral acaba pareciendo hasta lógico dentro de las retorcidas normas de este mundo.

Puede no ser sencillo prescindir del componente más grotesco, violento e insano de la sexualidad que se explicita en las páginas de los dos primeros álbumes de Druuna, especialmente en Morbus Gravis, porque la cosificación sexual de la mujer es evidente. Pero si se consigue dejar de lado ese rechazo que pudiera provocar, queda al descubierto que Serpieri va pasando de esa fantasía turbia a un relato que progresivamente se va complicando. De la recreación más sórdida del sexo (la primera escena es una penetración sólo insinuada que Druuna consiente a una especie de bestia de la que en ese momento no se sabe nada) se pasa a un escenario propio de la ciencia ficción apocalíptica, en el que hay escasez de recursos de todo tipo, en la que hay un orden militar evidente, en la que hay clases sociales, incluso marginación de algunos integrantes de esta extraña sociedad. Con esos elementos se llega a un buen final, clásico pero impactante, y se abren muchas posibilidades que Delta, el segundo de los álbumes de este volumen, confirma con bastante inteligencia aunque sin dejar de lado que el principal objetivo de esta serie es la recreación en la sexualidad y el atractivo físico de la heroína. Serpieri, además, se mueve con habilidad en la ampliación de su universo, dejando siempre puertas abiertas pero cerrando los relatos bastante bien.

Con todo esto en mente, es evidente que el principal reclamo de Druuna es visual. No se pueden negar algunos movimientos interesantes dentro de esa ciencia ficción postapocalíptica que tanto gusta a autores y lectores, pero sin el preciosista dibujo de Serpieri probablemente no tendría tanto atractivo. El autor es, obviamente, un maestro de la anatomía, y qué duda cabe de que su mayor disfrute está en la femenina. Su recreación en Druuna es casi obsesiva, a la que muestra en continuos desnudos que dejan ver un cuerpo voluptuoso e irresistiblemente carnal. Ahí es donde triunfa el erotismo y la sexualidad que Serpieri quiere para Druuna, mientras que ese mismo nivel de detalle es que lo hace que el escenario de ciencia ficción sea bastante creíble. Tanto el marco en el que acontece la historia, desde la degradación social de la que parte hasta la sofisticación tecnológica que encuentra con el paso de las páginas, como el diseño de las criaturas que forman parte de este mundo, Serpieri convence con bastante soltura. Druuna es un tebeo que encaja perfectamente en la tradición más adulta de revistas como Metal Hurlant, en la que tuvo cabida, no sólo por los temas que trata, que hacen que sea un producto claramente enmarcado en la época en la que fue publicado por primera vez, sino también por la forma en que los aborda, desde su narrativa y también desde su dibujo.

Druuna fue editada inicialmente por la italiana Alessandro en 1985. Dargaud publicó los dos álbumes que aparecen en este volumen, Morbus Gravis en 1986 y 1987. El único contenido extra es la reproducción de una serie de páginas del primer álbum reproducidas de los dibujos originales a tinta china de Serpieri.