CÓMIC PARA TODOS

Entrevista con Judith Vanistendael sobre ‘Los silencios de David’

Entrevista_JudithCuando se publican novelas gráficas tan auténticas y sinceras como Los silencios de David (aquí, su reseña), hablar con sus autores es un auténtico placer. Eso es lo que sucede con Judith Vanistendael, la autora belga de ese cómic, que desnuda su alma con esta historia sobre el cáncer y da unas espléndidas explicaciones de sus decisiones como artista. Se abrió camino con Sofía y el negro y ahora profundiza en sus historias humanas y personales con Los silencios de David, una obra que le otorgó tres nominaciones a los Eisner… de las que no tuvo noticia directa, como nos cuenta en esta entrevista. Charlar con ella, vía e-mail, es un auténtico placer y una ayuda fundamental para entender un tebeo sensacional. La fotografía, enviada por la autora, es obra de Mark Bellido.

Después de Sofía y el negro y ahora con Los silencios de David está claro que te gustan los temas complejos de tratar. Primero el amor interracial, y ahora el cáncer y la eutanasia… ¿Cómo escoges los temas a la hora de preparar un cómic?

Pues Sofía y el negro está basado en un relato de mi padre, Geert Van Istendael. Él es escritor y escribió un cuento sobre su hija, es decir, yo, que se enamora de un refugiado político togolés. El relato cuenta lo que sucedió desde el punto de vista del padre. Lo escribió sin avisarme. Mi respuesta a ese acto bastante violento por su parte (quiero mucho a mi padre, pero me enfadé mucho en aquel momento) fue hacer mi primer cómic con el relato como guion, añadiendo una segunda parte que cuenta la misma historia de la perspectiva de la hija. Así nació Sofía y el negro, como un acto de venganza. Los silencios de David es un libro de ficción, no es autobiográfico, pero mi familia sí ha sufrido mucho por el cáncer. Queria sobretodo contar mis experiencias con el silencio y los tabús que rodean esa enfermedad. Queria hacer un himno a la vida también, y hablar de las emociones mas intimas, que muchas veces se quedan dentro de uno y que no sabemos como nombrarlas ni como comunicarlas. El tema del comic que estoy haciendo ahora viene de un encuentro con un guardaespaldas durante mi peregrinaje a Santiago de Compostela. Mi pareja me dijo hace un par de meses que escojo temas que encuentro en mi vida personal, pero que los utilizo para contar historias universales. Creo que él ha dado en el clavo. Intento llevar lo intimo y lo personal a lo universal.

Cuando se ven novelas gráficas tan sinceras como esta, siempre da la impresión de que hay algo autobiográfico en ellas, aunque ya me hayas dicho que no es el caso…

Muchas veces las historias son imaginadas, pero las emociones, los estados de ánimo, son muy realistas. Los silencios de David es una historia de ficción pero me alegra mucho que se lea como una historia verdadera.

¿Por qué elegiste contar esta historia a través de la mirada de cuatro  personajes diferentes? ¿Qué querías aportar con cada uno de ellos?

Quería hablar de varios amores. El amor erótico, el amor entre padre e hijo, el amor que uno encuentra en las amistades. Sobre todo, quería hablar lo más sutilmente posible de la enorme amplitud de las emociones que uno encuentra dentro de sí mismo cuando estás perdiendo a una persona que quieres mucho. Y por eso he decidido crear tres mujeres, tres posibles maneras de relacionarse, tres edades, tres experiencias.

Viendo que tú eres la autora y que tres de los cuatro capítulos están narrados por una mujer, ¿dirías que Los silencios de David es una historia marcada por un punto de vista femenino?

Creo que sí, siendo mujer cuento de una manera diferente que los hombres. Siempre uso lo vivido para nutrir mis historias y, siendo mujer, mis experiencias, mis conflictos, mis frustraciones son los de una mujer. La sociedad y nuestra biología hacen que la vida de una mujer sea diferente de la vida de un hombre, y desde luego, claro, mis historias son femeninas. Pero David esta sobre todo rodeado de mujeres en mi historia porque me gustaba estéticamente la idea de David como sistema solar con sus planetas. Las mujeres giran alrededor del hombre, el sol que se va apagando lentamente, el sol que da la luz que los otros necesitan para poder vivir.

Más que una historia sobre un drama, que también lo es, me quedo con la impresión de que has hecho una obra sobre el amor y con un tono más optimista de lo que parece durante muchas páginas. ¿Es así?

Lo has intuido o leído perfectamente. Este libro trata sobre los temas grandes como nacer y morir, el amor, y también habla del tiempo cíclico. El tiempo como lo conocemos y vivimos existe en dos formas: el tiempo lineal, que es por supuesto lo que vivimos naciendo, dando a luz, muriendo, pero también el tiempo circular, que conocemos en la repetición de los años, la vuelta siempre del invierno, del verano, el hecho de que cada uno es sólo una variación en el tema del ser humano. El tiempo cíclico es, por supuesto, una construcción filosófica, pero tiene también un aspecto muy real, y nos muestra que formamos parte de algo más grande o algo que va mas allá de nuestra pequeña vida, formamos parte de ‘la humanidad’, de la cadena de las generaciones. Todo eso suena bastante religioso pero no lo es. Es una manera menos definitiva de considerar la muerte. De eso quería hablar, de que la muerte es necesaria para poder tener vida. Y la vida es algo brillante, precioso, y intenso.

Utilizas muchas escenas oníricas: la danza macabra con la que sueña Miriam, la sirena que imagina Tamar, las visiones del propio David… ¿Te ayudan mucho esas escenas a la hora de contar mejor la realidad?

Para poder hablar de las emociones es muy cómodo utilizar escenas oníricas. El cerebro del ser humano funciona intensamente con metáforas y símbolos. El pensamiento simbólico y desde luego asociativo nos permite hablar de lo que no es visual, o de lo que es difícil captar con palabras. Las escenas oníricas me dan la oportunidad de comunicar de una manera más compleja, con más niveles de significación. Las he utilizado conscientemente para poder mostrar lo inexplicable, los miedos, lo desconocido… Puedes mostrar alguien que llora o hacer un dialogo en que un personaje dice “tengo miedo” o “estoy triste”, pero creo que mostrar a una mujer que hace un esqueleto de las radiografías del cuerpo de su marido enfermo es mucho más impactante.

Me gustaría preguntarte varias cosas sobre el dibujo. En primer lugar, quería preguntarte por tu estilo. No es realista y sin embargo te sirve muy bien para contar una historia que sí lo es. ¿Siempre pensaste en este estilo para dibujar Los silencios de David?

La verdad es que no pienso en estilo cuando dibujo. Los estilos no me interesan mucho. Quiero dibujar como respiro o como camino: lo más natural posible. Dibujar para mí es más como un ejercicio de yoga. Intento dibujar lo más honestamente posible. Intento tener una  línea directa de lo que quiero contar al dibujo. Y la verdad es que haciéndolo se parece mucho a un ejercicio de yoga: estar concentrado pero relajado para poder ser libre y sentir lo más fina posible la línea que estás poniendo en el papel. Pero a lo mejor suena abstracto, intento ser más concreta.  Por ejemplo, cuando dibujo a un personaje que escucha que tiene cáncer, intento sentir dentro de mí lo que sentiría este personaje, e intento que mi mano forme las líneas justamente con ese sentimiento. Por supuesto, eso sólo lo puedes hacer si eres maestro de tus dibujos. Por eso siempre estoy obsesionada con dominar técnicas, en este caso la acuarela, y el dibujo, para no tener que gastar energía cuando dibujo en intentar dibujar técnicamente bien. Eso también quiere decir que para mí es importante, antes de empezar a dibujar un comic, dominar todo lo que necesito dibujar para la historia. Estoy ahora haciendo un comic sobre un guardaespaldas, eso significa dibujar muchos coches, y por eso he hecho muchos ejercicios para poder dibujar coches sin problemas, porque no sabía muy bien dibujar coches.

También me ha llamado mucho la atención la forma en la que has retratado el nacimiento de Louise, un parto en el agua y con una pequeña viñeta central por página. ¿Por qué escogiste hacerlo así?

Ah, lo hice así porque así me sentía yo dando a luz. Es decir, me sentía en un hueco muy pequeño en mitad de la nada. Lo he traducido en pequeños cuadros en páginas blancas, con nada alrededor. Era la forma que me parecía lo más cercana a lo que sentía cuando di a luz.

 Y ya que Sofía y el negro era en blanco y negro, por último quería preguntarte por el color. ¿Cómo ha sido ese proceso y por qué elegiste contar esta historia en color?

El color ha sido una elección deliberada. Sofía y el negro va sobre una mujer «blanca» y un hombre «negro». Para mí no había duda de que tenía que ser en blanco y negro, porque de eso se trata. Además, era una historia más o menos autobiográfica y quería que tuviera aspecto de reportaje, y en la fotografía muchas veces el blanco y negro se conecta con reportajes. Además, en blanco y negro es más fácil editar, y quería un libro democrático y accesible. El tema central en Los silencios de David son las emociones, y, por encima de eso, todas las emociones posibles. Quería utilizar la riqueza de los colores para manipular justo esto.

La portada de la edición en inglés de Los silencios de David es distinta, en lugar de mostrar a David con el bebé es una ilustración de Paula con el esqueleto figurado que se ve en el segmento dedicado a la propia Paula. ¿Por qué? ¿La elegiste tú?

La versión inglesa tiene la misma portada que la versión Francesa. La portada en español es como la portada en holandés. No la he elegido yo, la portada con el esqueleto era demasiada dura para los holandeses y la portada con el viejo y el bebé demasiado dura para los franceses. Encima, los alemanes decidieron que ambas portadas eran demasiado duras y he tenido que hacer otra portada (Als david seine stimme verlor, con Reprodukt) y para acabar la odisea los franceses cambiaron la portada original porque la portada con el esqueleto bajaba las ventas. Así que yo me conformo con lo que sea, ja, ja, ja.

Gracias a Los silencios de David recibiste tres nominaciones a los Premios Eisner, algo que creo que tiene un mérito aún mayor teniendo en cuenta que eres una autora belga y no norteamericana. ¿Cómo recibiste la noticia y qué significa para ti este reconocimiento?

Lo vi en Facebook porque un colega mío lo puso. Nadie me avisó. Fue bastante surrealista. La verdad es que no sé muy bien lo que significa, recibí tres nominaciones, lo que para un autor europeo es algo fuera de lo común, pero no se habló mucho de esto tampoco. Dicen que las nominaciones a los Eisner son los Oscar del mundo del cómic, pero en mi experiencia no tiene nada que ver. Los Eisner son famosos en el mundo del cómic pero no en el mundo de los seres humanos normales.

Has apuntado alguna cosa ya, pero tu próximo proyecto va a ser sobre un tema complejo: el terrorismo de ETA. ¿Qué nos puedes contar sobre él?

Ah, te podría contar mucho. Hace algunos años hice el Camino de Santiago. En aquel peregrinaje me encontré con un hombre que había sido guardaespaldas en País Vasco. Nos hicimos amigos, caminamos juntos y le pedí escribir un guion sobre sus experiencias como guardaespaldas. Y lo hizo. Lo estoy dibujando ahora mismo, es una historia dura, sobre el miedo, la desconfianza y cómo la vida de un guardaespaldas se convierte en una sombra. Es sobre todo una historia de un hombre que se pierde y que se reencuentra. Será una novela grafica de 300 páginas en color, utilizo lápices de color. Puedes ver bocetos en mi blog.

2 comentarios el “Entrevista con Judith Vanistendael sobre ‘Los silencios de David’

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Esta entrada fue publicada en 7 enero, 2015 por en Entrevista, Judith Vanistendael, Norma y etiquetada con , .

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