‘Batman. El contraataque del Caballero Oscuro’, de Frank Miller

Editorial: ECC

Guión: Frank Miller.

Dibujo: Frank Miller.

Páginas: 272.

Precio: 25,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Junio 2012.

Si hay un cómic del Batman de Frank Miller difícil de analizar, ese es El contraataque del Caballero Oscuro. Con esta tardía continuación de la alabada El regreso del Caballero Oscuro, Miller ofrece una obra más discutible, con indudables elementos de interés y, como no podía ser de otra forma, inferior al mítico título original. Es, con sus apreciables defectos, un trabajo imprescindible para entender la evolución de Miller como autor y su visión de Batman como héroe. El regreso del Caballero Oscuro es una obra de su tiempo tanto como lo es El contraataque del Caballero Oscuro, lo cual es una evidencia de los muchos años que transcurrieron entre una y otra. Y ambas encuentran un acomodo perfecto en el momento de la trayectoria de Frank Miller en el que vieron la luz. En los 80, Miller contribuyó a revolucionar el cómic norteamericano. En la primera década del siglo XXI, el autor mostraba intentos de seguir siendo igual de transgresor, pero seguramente sabiendo que sus mejores trabajos quedaron atrás.

El Miller de DK2 es más directo, más explícito, más evidente. Los diferentes niveles de lectura del primer Caballero Oscuro se pierden aquí en un intento de repetir la fórmula del éxito desde un prisma mucho más moderno. Casi todos los paralelismos que se pueden establecer entre las dos obras hacen que la continuación sea bastante inferior al original, desde el tono de revolución que impregna la historia hasta la aparición de personajes del Universo DC ya visto en la primera entrega como Superman o Green Arrow. Las mejores ideas de Miller en El contraataque del Caballero Oscuro, curiosamente, poco tienen que ver con Batman, al que prácticamente trata de secundario, casi incluso de macguffin de la historia. Es provocadora la imagen que da de los mayores héroes de la Tierra, derrotados, sometidos. Superman, Wonder Woman y el Capitán Marvel, con todo su poder, no pueden hacer frente a Lex Luthor y Brainiac.

Sólo un Batman alejado ya de todo límite legal o incluso moral, y ahí reside la reverencia que de alguna manera sigue sintiendo Miller por el Caballero Oscuro, puede hacerles frente. Dentro de ese panorama, relatado con una sencillez que limita el impacto que cabría esperar de la secuela de una obra incomparable, lo mejor es la Supergirl que introduce Frank Miller. No es la conocida y adorable Kara, no es la prima del Hombre de Acero, sino la hija de Superman y Wonder Woman, un personaje con matices que en aquella época Supergirl no podía ni imaginar. Miller consigue darle un aura magnética y provocadora única, aunque con recursos a veces simples, y crea con ella el mejor personaje nuevo de esta obra, sin duda protagonista de una más que interesante línea temporal y de un aspecto de la vida de Superman que probablemente daría para una exploración interesante que nadie ha querido hacer hasta ahora. Más que la revolución, el aspecto clave de Batman en esta obra es su relación con Robin.

Carrie Kelly, Robin en El regreso del Caballero Oscuro, ha evolucionado. Y lo ha hecho de una forma admirable. Es, quizá, lo mejor de esta obra. Ya no es Robin, sino Catgirl, vistiendo varios trajes que recuerdan a Catwoman. La relación de Bruce Wayne con Carrie, difusa y ambigua, es la de un general y un soldado, la de un padre y una hija y también, por qué no decirlo aunque Miller guardara las apariencias por la edad de la chica, la de dos amantes. Miller disfruta con la provocación, y no sólo hablando de esta Robin. Sin duda un factor clave de su visión de Batman está en la relación entre el Caballero Oscuro y el primer Robin, Dick Grayson, algo que terminaría de mostrar en All Star Batman y Robin. Batman siente más desprecio que otra cosa por el Chico Maravilla. No le respeta, no le es útil en su guerra. Y Carrie Kelly viene a llenar ese hueco, profesional y afectivo, que tenía Batman. Una provocación más.

A simple vista, esta continuación ya ofrece un estilo gráfico muy diferente con respecto al original. Miller ya había radicalizado sus formas, mucho más cercanas a las obras de aquellos años, desde 300 a Sin City (también, de alguna manera, a Ronin), y más lejos de El regreso del Caballero Oscuro o su etapa en Daredevil. Este es, sin ningún género de dudas, el Frank Miller dibujante del siglo XXI. Pero aquí convence poco. A pesar de algunos momentos inspirados, sus formas parecen, en realidad, mucho menos trabajadas que sus grandes obras de esta época, sus splash pages impactan mucho menos. La edición de ECC de la obra, necesaria para entender el conjunto de la obra de Frank Miller sobre Batman pero al mismo tiempo un trabajo discutible y discutido, se completa con la portada de los tres números originales y un portafolio de bocetos con escasos comentarios del propio Miller en los que explica que su trazo surge de estudiar la técnica del artista japonés Tsukioka Yoshitoshi. También hay varias fotografías del merchandising sobre El contraataque del Caballero Oscuro y también de El regreso del Caballero Oscuro.

DC Comics publicó originalmente El contraataque del Caballero Oscuro en tres volúmenes, entre diciembre de 2001 y julio de 2002.  En España conoció ediciones tanto a cargo de Norma, en tres volúmenes, como de Planeta DeAgostini, en formato Absolute. ECC la volvió a llevar a las librerías como parte de su edición de todo el Batman de Frank Miller. Se editó por separado y como parte de la caja de lujo con los demás títulos realizados por Miller al precio de 90 euros. Aunque vio la luz hace más de una década, es una secuela tardía de El regreso del Caballero Oscuro, de 1986. Desde el principio fue conocida como DK2, usando la abreviatura de Dark Knight, que es el título con el que muchos hacen referencia a la obra original. Esa condición de secuela, y además siéndolo de uno de los títulos clave del cómic norteamericano de los años 80, condiciona por completo el análisis de este título.