Entrevista con Fernando Dagnino

Fernando Dagnino se encuentra dentro del nutrido grupo de ilustradores españoles que trabajan para editoriales norteamericanas. Tras pasar por multitud de trabajos, firmó con DC un contrato de exclusividad que le llevó a dibujar a algunos de sus personajes más conocidos, pero sin la necesaria continuidad que le permitiera explotar sus condiciones y hacer realmente suya una serie, hasta que con los nuevos 52 encontró esa frecuencia en dos títulos que no están entre los más destacados: Resurrection Man y Escuadrón Suicida. Entre dibujo y dibujo, repasamos con él toda su carrera y sus opiniones, muy sinceras y críticas (algo que siempre se agradece en una entrevista) en la charla que mantuvimos con él en las pasadas Jornadas de Cómic y Manga de Leganés.

Háblanos un poco de tu formación y de tu carrera hasta que das el salto a DC.

Formación no he tenido mucha, la verdad. Soy filólogo inglés. Siempre he dibujado y desde que terminé la carrera, por suerte, empecé a trabajar en estudios de diseño gráfico. Siempre ha sido todo medio de suerte y medio de curro. El primer estudio en el que estuve era de una empresa americana que trabajaba en Madrid, yo soy de Chamberí. El primer trabajo fue para Disney, para los que hacen los parques de atracciones, los imagineers, y casi sin comerlo ni beberlo me mandaron a Los Angeles a hacer una atracción. Estuvo increíble, imagínate, tenía 24 años. Luego he estado en bastante estudios de diseño gráfico, hacía ilustraciones, animaciones en flash, páginas web, de todo un poco. La idea era sobrevivir sin dejar de dibujar. Luego he hecho mucha ilustración infantil, acuarelas, cosas para Anaya, Santillana, Alfaguara… Luego entré en una empresa de videojuegos, hicimos Blade, se vino abajo a la empresa y fue cuando empecé en la publicidad, he estado como siete años haciendo arte final para campañas de publicidad, de autónomo. Y luego estaba haciendo storyboards, eso era como el trabajo sucio y de noches sin dormir, bien pagado por dibujar mal. Eso fue la ruptura, pensé que tenía que dejar de ganar pelas para hacer lo que quiero. Me fui a vivir a Barcelona porque trabajaba con una agencia de allí y fui progresivamente dejando de dibujar publicidad para hacer cómics. Hice uno para Francia, para Soleil, que lo acabé pero nunca salió, y está pagado. Y con el agente David Macho entré en DC bastante de chiripa por las condiciones que me ofrecieron de salida. Hice pruebas y de primeras me ofrecieron un contrato de dos años de exclusividad. Y ahí he estado en DC como cinco años. Y ahora en Dark Horse muy bien, estoy muy a gusto.

A DC llegas en 2008. ¿Cómo ha sido en general la experiencia con ellos?

Empezó muy bien, la verdad. Primero por llegar allí, cumplir tu sueño de dibujar a los personajes que siempre has leído de pequeño. Al principio bien, hacía lápiz sólo, me entintaba Raúl Fernández, con el que más trabajé, Bit y alguno más. Un número me lo entintó Sienkewicz y todo. Los últimos dos años y medio estuve entintándome yo. Coincidió con que empezaban los nuevos 52 y cambió un poco el rollito en general de DC. Me empezó a meter mucha caña, muchos cambios, y eso lo recuerdo como una época de muchísimo trabajo, de no vivir, de estar currando como loco, y acabé un pelín quemado.

Mirando tu trayectoria en DC, has pasado por una decena de series pero casi siempre haciendo muy pocos ejemplares y a veces sueltos o salteados. ¿Eso es frustrante o son verdaderas oportunidades?

Me imagino que depende de la forma contractual en la que estés situado en la empresa. Si te dan un primer número y no tienes contrato, es una oportunidad. Si estás como empecé yo, quizá por premura de ellos, con una exclusividad y estás haciendo fill-ins es frustrante, porque piensas que si te han hecho un contrato de exclusividad será para algo, ¿no? Estuve un tiempo así, metiendo caña a ver si me daban algo y por fin me dieron Liga de la Justicia. Generación Perdida, y la verdad es que ahí bien. Era una serie que salía cada quince días y la hacían varios grupos, pero era lo más continuado que había tenido en mucho tiempo. Y de ahí, Resurrection Man y Escuadrón Suicida. Pero sí, hacer fill-ins es un poco frustrante porque siempre te comparan con el dibujante de la serie y puede ser bueno o peor, pero siempre hay una comparación.

¿Y esa comparación también existe desde arriba? ¿Hay órdenes a quien hace el fill-in para que se parezca al dibujante regular?

La verdad es que nunca me lo han dicho, pero por otro lado entiendo que si me han elegido a mí es porque me parecía. Pero nunca me han dicho explícitamente «dibuja como este tío». Como es un desastre, las series cambiaban mucho. He hecho fill-ins, por ejemplo, a Eddy Barrows, que es como el más impuntual de todos los dibujantes, que es que no eran fill-ins, es que eran dos o tres números porque él no llegaba, con lo que no había mucha continuidad que seguir.

Llegas a Resurrection Man (guiones de Dan Abnett y Andy Lanning). Es una de las series de más difícil encaje en los nuevos 52. ¿Cómo ves tú este título?

Cuando me dijeron lo de Resurrection Man me leí la serie anterior, que aunque es de mi época no la había leído, y me encantó. Es una serie adelantada a su tiempo, es Vertigo antes de que existiera Vertigo, con personajes superdisparatados, acción… Me encantó el guión, iba describiendo misterios, no sabías muy la condición del tipo… Cuando lo leí y me dijeron que iba a hacer este personaje, me emocioné. Pero, claro, es que yo creo que ni los guionistas sabían en qué iban a consistir los nuevos 52. Ellos pensaban que iban a hacer una historia que nos contaron y luego ni siquiera ellos pudieron hacerla. Al principio de la serie muy emocionado, pero a medida que se iba desarrollando el guión te das cuenta de que ni siquiera tratabas al protagonista. Actores secundarios tenían más peso que el propio protagonista, que era un hilo conductor vacío. Insisto, no es un tema de guionista, ellos hicieron lo que pudieron, imagino. Es que no les dejaron.

De ahí pasas a Escuadrón Suicida y justo cuando hay un crossover entre ambas series.

Me imagino que no sería casualidad. De hecho, pasó en varias series, Miguel Ángel Sepúlveda se fue de Stormwatch a Green Lantern y también hubo un crossover. Me imagino que es su idea de la continuidad, es la única que existía.

Escuadrón Suicida es probablemente la serie más violenta de los nuevos 52. ¿Cómo ves el fenómeno de la violencia en el cómic?

Yo es que veo que llena una ausencia de ideas. Son lugares comunes en los que sabes que puedes meter una viñeta. Faltan ideas y a veces no es porque el guionista no las tenga, sino porque no se las dejan sacar. Hay como un decálogo de lo que tienen que ser los nuevos 52, y eso que varía bastante, pero todo lo que no encaje en eso no lo permiten. Yo creo que la violencia viene a llenar un vacío fácil de ideas, que saben que puede vender, tener más publicidad o más repercusión, pero que no dice nada, no aporta. Un personaje, por muy violento que sea, si su violencia no tiene en el guión una razón de ser, un motivo, es que ni siquiera te la tragas.

¿Y cómo encaras esas escenas de violencia? ¿Cómo consigues que te hagan disfrutar como dibujante?

Todos tenemos un punto de ira o de sadismo, puedes enfocar por ahí. Yo no digo que lo tenga, pero lo puedes sacar… Es un desahogo, todo lo exagerado es un desahogo. Es como si te tomas un día tres mousse de chocolate, no las puedas tomar todos los días, pero ese día qué guay. Esto es un poco así, un desahogo. Pero, claro, un cómic, una historia, no va a base de desahogos. Primero contenlo y que el desahogo contraste con algo contenido para que se encuentre. Si esto es todo exageración, ya no se concibe la exageración porque no está contrastada, no tiene mucho sentido.

Estás en Escuadrón Suicida y de repente te cae el Joker, un personaje que no tiene en principio nada que ver, en uno de los spin-off de La muerte de la familia. ¿Cómo es dibujar al Joker?

Es que esto no es el Joker… Quiero decir, el Joker es un personaje con una idiosincrasia muy definida e icónica, aunque sea reiterativo y se repita a lo largo de las décadas y de las generaciones. Pero es la idea de estos cómics, se repiten, no hacen nada original, se repiten para que se reenganche cada nueva generación. Cuando le han reinventado, le han desprovisto de su idiosincrasia, le han convertido en un Jason cualquiera, un asesino en serie, un sádico facilón con herramientas de bricolaje, que presume de ser muy malo, además malo moralmente, y ya está. Pero le desprovees de su idiosincrasia, ya no es el Joker. Un cómic no da miedo, no hay cómics que den miedo, no te metes tanto como en una película y tirar de artilugios de un terror de película aplicado a un personaje bidimensional, de tinta y papel y que no te da miedo porque estás en tu casa, es una estupidez. Me parece frustrante este Joker, lamentable.

Si te lo puedo decir, te veo muy crítico con DC…

En general, sí. Pero es lo que te digo, la parte primera estuvo muy bien, la oportunidad que me dieron fue tremenda y se lo agradezco.

Te reformulo entonces la pregunta. Te veo muy crítico con el rumbo que ha cogido DC…

Sí, sí, definitivamente. Tenían personajes que eran muy buenos, que se repetían, sí,pero ¿qué quieres? Haz historias nuevas, no cambies el personaje o por lo menos no lo cambies así, no le quites el alma y le mantengas la carcasa, que es lo que han hecho. Por engancharse a las nuevas generaciones lo que han hecho ha sido vaciarlos. No creo que las nuevas generaciones estén vacías.

¿Crees que esta situación va a cambiar, que estos nuevos 52 acabarán siendo historia en algún momento y se volverá al universo original?

Es que no tengo ni idea. Tienen tanto potencial a nivel publicitario y de promoción que te pueden vender un truño. Eso pasa en la tele. Si un truño te lo anuncian cada día en la tele, el truño empieza a ser considerable. Hay un tema que es básico, y es que de todo te cansas. De la repetición te vas cansando. En el tema de los superhéroes se está moliendo una y otra vez un tema y es como el perro que está lamiendo un plato vacío, que empuja ya el plato porque no hay nada. La gente se irá desgastando. Ya me parece un homenaje continuo a una época pasada. A la vista está que los autores que aman mucho el cómic se están yendo al independiente, a crear ellos mismos. Creo que es un tema de imaginación y creatividad, por ahí el tema sí puede hacer aguas el tema, porque eso ya es humano, no es un tema de promoción ni de nada.

Y tú ahora estás en Dark Horse…

Sí, estoy en Dark Horse, haciendo una serie que se llama Captain Midnight, un personaje de las revistas pulp. Lo flipé cuando miré la historia, es un serial radiofónico de 1938, de antes de la guerra, hicieron una película en el cuarenta y pico y fue una serie de televisión en los 50, y luego quedó arrinconado en la revistas pulp, me parece que algo hicieron en los 80, y luego lo pilló Dark Horse. Acostumbrado al ritmo frenético de DC, estoy súper a gusto, voy a un cómic casi en dos meses, me dejan trabajar, está muy bien planificado. La historia es como un homenaje al Capitán América en la estructura, en el género, con un personaje que vuelve del pasado, un tipo del año 50, muy clásico, pero este tipo es un científico y es mucho más bestia que el Capitán América. Este tipo no tiene escrúpulos, esa parte es diferente y mola. Están evolucionándolo, está despegando algo diferente. Estoy contento, sobre todo por el sistema de trabajar.

¿Y aparte de Captain Midnight tienes algún proyecto claro para el futuro?

Pues tengo un proyecto para Francia del que no puedo contar mucho, y tengo dos proyectos míos que estoy a ver si los acabo como proyecto y los coloco. La idea es esa, ahora que puedo, que tengo el trabajo que te mantiene pero que, a diferencia de DC, me da espacio para vivir, sacar lo otro, porque es lo que me llena. He hecho cómics aquí en España, he hecho un libro infantil ilustrado, eso te llena mucho, te realiza. La idea es vivir algún día sólo de eso, pero mientras tanto nadar y guardar la ropa, plantearte trabajar en una cosa y realizarte por otro lado.