Guion: Maka Mochida.
Dibujo: Maka Mochida.
Páginas: 160.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Diciembre 2022.
Con este segundo volumen termina la aventura de La brujita oficinista, y lo hace dejando un muy buen sabor de boca. Maka Mochida cierra el manga de una manera preciosa, haciendo que sea por encima de todo una historia de amor. Sorpresa ninguna en ese sentido, es cierto que eso ya lo había enseñado en el primer volumen (aquí, su reseña), pero aquí es una apuesta todavía más decidida. Ya nos había dejado establecida la sociedad en la que acontece el relato y el hecho de que las brujas forman parte del paisaje cotidiano, pero hay un punto en este segundo volumen en el que algo hace clic y, de la manera más bonita, ambas características del relato se fusionan de una manera muy natural y fluida. La magia y el romance encajan, son dos partes de lo mismo y, de hecho, el motor con el que avanza la relación entre los dos personajes centrales. A partir de ahí, de lo que se trata es de ir viendo a una pareja joven, con sus miedos, con sus dudas y sus titubeos, elementos de una poderosa capacidad de identificación que los lectores van a sentir casi seguro. Y con un elemento de su lado todavía más poderoso que la magia: el encanto. La brujita oficinista es sencillamente encantadora, y así es difícil no llegar al final con una sonrisa en la cara, la misma que en realidad podemos descubrirnos durante toda la lectura.
Machida se pasa los dos volúmenes de La brujita oficinista generando empatía y eso da sus frutos tanto a corto plazo, mientras estamos pasando las páginas de sus dos entregas, como a largo, a posteriori, cuando ya hemos conocido su resolución, y eso es algo que tiene mérito. Lo hemos dicho, es una historia encantadora escrita con gusto y con las emociones en la base de todo, por lo que desborda una sinceridad especial. Puede que sea algo ñoña, pero tampoco podríamos decir que eso sea algo malo en el contexto en el que nos estamos moviendo, más bien al contrario, porque funciona bien. La clave está en un punto concreto del relato, que llega con naturalidad pero sin perder por ello toda la fuerza que tiene y todo lo que supone en el relato. Es uno de esos instantes definitorios que llama la atención que llegue cuando ya hemos sobrepasado con creces el ecuador del viaje, y que hacen que la balanza del lector, ya claramente posicionada a su favor en ese momento, sea imposible de alterar de ahí al final. Puede que, en el fondo, haya menos fantasía dominante como cabía esperarse viendo el título de la obra, pero literalmente eso es lo de menos cuando los sentimientos se explican de una manera tan intensa y cuando los personajes saben sumar personalidad por separado y química cuando comparten escena.
Ya lo dijimos en el primer volumen y lo hemos dicho aquí, una de las claves de La brujita oficinista, quizá la más importante, es la simpatía, y es fundamental en este mérito el dibujo de todo el manga. Quizá lo es más incluso en esta segunda entrega, precisamente por los derroteros que coge la historia, mucho más emocionales no ya sobre el papel sino en todo lo que vemos. Mochida domina los primeros planos, esenciales en una historia romántica, pero también las tomas más abiertas, las que definen no solo los sentimientos sino las acciones que ejecutan. Todo parece sencillo, y en realidad lo es, pero es que una historia como esta no necesita mayores artificios o un despliegue de magia que justifique la historia por esa vía. Por eso hablábamos de la simpatía, del encanto y de la magia, de las virtudes que saben llevar a buen puerto un relato que encandila con relativa facilidad. Y que además mejora, no tanto en un dibujo que mantiene una dinámica parecida y equilibrada, pero sí sabiendo ejecutar la historia para que nos lleve realmente a algún sitio. Como visualmente todo encaja, no puede haber queja alguna en lo que vemos. Buen manga, con una extensión adecuada, con buenos personajes y con mucha sinceridad para convencernos de que lo que hemos leído está a la altura de lo que cabía esperarse.
Akita comenzó a publicar Majyosenpai Nippou en 2020.
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