Título original: Ant-Man and the Wasp. Quantumania.
Director: Peyton Reed.
Guion: Jeff Loveless.
Reparto: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Jonathan Majors, Kathryn Newton, Michelle Pfeiffer, Michael Douglas, David Dastmalchian, Katy O’Brian, William Jackson Harper, Bill Murray.
Música: Christophe Beck.
Distribuidora: Disney.
Duración: 124 minutos.
Estreno: 17 de febrero de 2023 (Estados Unidos y España).
Quienes vaticinan (¿desean?) la caída de Marvel tienen un problema. No porque cada una de sus películas sea una maravilla imprescindible, sino porque ya tiene en el cine el espíritu del cómic más clásico, aquel que nos llevaba a leer todos los números de una serie, incluso los que sabíamos que podían ser menos trascendentes. Ant-Man y la Avispa. Quantumania tiene esa virtud. No es lo mejor película que vamos a ver, incluso podríamos pensar que es algo decepcionante si pensamos en las expectativas que teníamos por ser la primera película de Kang, que no su presentación, cosa que sucedió en la primera temporada de Loki (aquí, su crítica). Pero incluso así es un espléndido entretenimiento, uno que funciona en clave interna, como prólogo real de la Fase Cinco de Marvel Studios y como una evolución más o menos lógica de la propia franquicia de Ant-Man, por la evolución del personaje y hasta por el relevo generacional que, también aquí, se vislumbra con claridad. Y por si alguien sigue dudando de la solvencia de Marvel, habrá que seguir recordando que este personaje, secundario donde los haya, ni siquiera el Ant-Man más popular del cómic, del lado más cómico de las versiones cinematográficas y entendido desde el principio como un desahogo para la épica más salvaje de este universo, lleva ya tres películas a sus espaldas y un papel vital en los Vengadores.
No es este un tema menor, pero menos aún si tenemos en cuenta que el primer Ant-Man (aquí, su crítica) llevaba viciado por la renuncia de Edward Wright. Peyton Reed, en todo caso, ha encontrado buenas vías para el personaje. Lo hizo en lo terrenal y ahora lo hace con la épica galáctica que, más que a Marvel, casi nos conduce por momentos a Star Wars. La película se beneficia de la entrada del Multiverso, y aunque eso que le permite rozar con los dedos una épica notable también nos recuerda que, en el fondo, aquí no ha pasado gran cosa, algo que nos recuerdan las dos escenas postcréditos, las que revelan dónde está el pensamiento real de la franquicia ahora mismo. Una de cal y una de arena por tanto, pero con un gran envoltorio. Kang entra con fuerza y Jonathan Majors destaca con relativa facilidad en la historia, casi tanto como una espléndida Michelle Pfeiffer, que ojalá tuviera un mayor protagonismo en Marvel y que acompaña a Michael Douglas en su gran momento como Hank Pym, que llega por fin en esta tercera película. Quizá el personaje que queda más desdibujado en esta entrega, el que consigue momentos que casi parecen más forzados, es el de Hope. Aun así, Evangeline Lilly cumple como siempre, entregando el testigo femenino de este segmento de la historia a Kathryn Newton, que interpreta a Cassie, la hija de Scott Lang, evidente savia nueva.
¿Y el protagonista de todo esto? Poco podemos decir de Paul Rudd que no hayamos dicho ya. Bañado en la fuente de la eterna juventud, luce francamente bien como padre de una hija adolescente y como héroe a su pesar, dos facetas que son las que confluyen en la película para darle una forma más emocional que acompañe al espectáculo. Parece evidente que el prólogo, el epílogo y la gran secuencia interior de la película están pensadas para que el actor se lo pase bien desde su faceta de cómico, y no hay nada en la película que pueda romper las sensaciones que su personaje ha venido dejando desde que debutó en la gran pantalla hace ya ocho años. Quantumania es seguramente menos de lo que se podía esperar de ella, no tanto como tercera parte de un viaje concreto sino por las puertas que debía abrir, pero es al mismo tiempo una película de aventuras espaciales que se sostiene con mucha adrenalina, con personajes atractivos, con esa dosis de emoción personal que nunca se escapa en Marvel y hasta con excentricidades que parecen tener una muy difícil explicación, como sucede con Modok, posiblemente una de las revisiones más discutibles que ha hecho hasta ahora Marvel Studios y, quizá, lo único que puede perturbar un espectáculo visual de una escala bastante grande para ser únicamente el preludio de lo que está por venir.
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