Guion: Kei Koga.
Dibujo: Ryo Izawa.
Páginas: 160.
Precio: 8,95 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Noviembre 2022.
Decir que Brutal es brutal es el juego de palabras más sencillo de la historia, pero a la vez es una definición perfecta de lo que nos ofrecen Kei Koga y Ryo Izawa en este primer volumen de la serie. Es brutal en cuanto a contenido explícito, porque no se corta en nada, ni en asesinatos ni en violaciones, pero es más brutal todavía en cuanto a lo que no es visualmente violento, porque es una violencia descarnada y personal, fría, de palabra, de sensaciones. Esta es la historia de un detective de homicidios muy distinto de lo que podemos imaginar, con un secreto salvaje, es la historia de un asesino frío y despiadado, pero es también una historia de víctimas y de lo cruel que puede llegar a ser el sistema con ellas. No desvelaremos más detalles de la trama, porque el impacto es fundamental para disfrutar, si es que se puede usar ese verbo, de la sombría visión de la realidad que nos propone Brutal. Y ese impacto es continuo, es un puñetazo directo al estómago que no cesa de repetirse una y otra vez. Cuando parece que la historia nos va a llevar por las vías de la justicia, resulta que se vuelve todavía más incisiva. Y la sensación que predomina es la de que esto es una escalada que, como poco, se va a mantener en el mismo nivel de barbarie moderna, con muchos rincones actuales que alientan el debate y el ansia asesina del protagonista.
Esa es, quizá, la faceta más atractiva de Brutal en su arranque. Podríamos recrearnos en su violencia como distintivo más evidente, y obviamente lo es, pero es el trasfondo lo que hace de esta una serie muy interesante. Lo que plantea es la imposibilidad de que se llegue a hacer justicia a través de los mecanismos legales. Habla de procesos en los que siempre tienen las de perder quienes han sufrido un crimen en sus carnes, nunca mejor dicho en el caso de la mujer que nos presenta Koga, víctima de una violación grupal, y habla de hasta dónde seríamos capaces de llegar para hacer justicia en situaciones así. Obviamente, el retrato frío y mecánico del detective es esencial para entender la obra. Es helador su comportamiento, pero no tanto por la violencia que hay en sus acciones sino por la forma en la que las ejecuta. Y los diálogos son precisos. Puede que en algún punto puedan parecer un tanto manidos, pero son tan eficaces que eso es algo de lo que seguramente nos percataremos más tarde, nunca durante los muchos momentos climáticos que hay en este primer volumen de la serie. Brutal va en la línea de que podemos ver en American Psycho, en Dexter o en Hannibal, con un anclaje en nuestra realidad social que pone los pelos de punta y una violencia que, desde luego, es extrema, no apta para todos los estómagos. Y no hablamos solo de lo visual.
Lo que vemos, en todo caso, es bárbaro. El dibujo de Brutal está lleno de detalle, como ya podamos intuir de todo lo apuntado. No hay que insistir mucho más en que esto lleva este manga a un público adulto y que sea capaz de resistir lo que nos lanza a la cara de manera continua, pero hay que insistir en que es la violencia pausada la que más impacto genera. Las escenas de violencia sobre la mujer o las mismas conversaciones en las que se entrevé que los agresores pueden salirse con la suya son tan intensas como aquellas en las que la sangre salpica al lector. Y eso es un mérito espectacular, porque lo fáciles dejarse llevar por el impacto evidente, mientras que en Brutal importa incluso más el soterrado. Lo que está fuera de toda duda es que esta serie arranca confirmando que nos va a hacer pasar un mal rato, que apela, también en lo visual, a emociones muy primarias y un malestar generalizado que es lo que da vida a la historia. No es fácil hacer historias en las que un asesino en serie cobra este protagonismo tan marcado, y de esta salimos con ganas de saber cuáles son los retos a los que va a hacer frente en el futuro, después de una primera toma de contacto que, sí, revuelve el estómago, pero lo hace precisamente porque sabe qué teclas tocar para que esto no nos parezca solo una historia de ficción.
Coamix comenzó a publicar Brutal: Satsujin Kansatsukan no Kokuhaku en 2019.