Guion: Bill Willingham, Brian Azzarello, Bruce Jones, Charlie Boatner, Chico González, Darko Macan, Devin Grayson, Greg Rucka, Ian Carney, Jim Woodring, Joe R. Lansdale, John Arcudi, John Kuramoto, John Rozum, Ken Rothstein, Lucius Shepard, M. R. Carey, Mat Johnson, Paul Jenkins, Richard Bruning, Robert Rodi, Steven T. Seagle, Ted McKeever, Thom Metzger, Tony Bedard, Will Pfeiffer.
Dibujo: Berni Wrightson, Bill Willingham, Bruce Timm, Chris Weston, Cliff Chiang, Craig Hamilton, Danijel Zezelj, Dave Taylor, David Laoham, David Lloyd, Eduardo Risso, Esad Ribic, Frank Teran, Frank Quitely, James Romberger, Javier Pulido, Jim Lee, John Estes, Jon J. Muth, Los Pander Bros, Marcelo Frusin, Phil Jimenez, Philip Bond, Randy DuBurke, Richard Corben, Robert Valley, Roger Langridge, Ryan Sook, Sean Phillips, Ted McKeever, Tim Truman, Tim Levins.
Páginas: 384.
Precio: 38,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Octubre 2022.
¿A qué autor de cómics no le llama la atención trabajar en una antología de historias cortas de terror junto con otros muchos colegas de profesión? Seguro que los ya, claro, pero la idea, no lo vamos a esconder, parece atractiva para cualquiera. Si no, no habría tantas iniciativas de este corte como hay, ya que de vez en cuando nos llega algo parecido. Y eso no quiere decir que estemos ante una fórmula agotada, ni siquiera ante una que genere un agotamiento previo palpable, porque al final cada antología es tan buena como lo sea el trabajo de esos autores que se meten en el proyecto. Ahora echad un vistazo a quienes firmaron las historias de Flinch allá por el tramo final del siglo XX y el inicial del XXI. Puede que se quedara algún nombre importante en las oficinas de DC sin entrar en él, pero la nómina es absolutamente deslumbrante. Y con ese caudal de talento tan gigantesco, ¿qué podría salir mal? Ya lo dejamos claro desde el principio, nada en absoluto. Flinch es una delicia porque sus autores se lo pasan en grande con historias insanas, cínicas, aterradoras, tremendamente variadas en temáticas y en tonos para llegar a la idea del terror desde puntos de vista que a veces no se parecen en nada. Y han pasado ya más de dos décadas y siguen teniendo una fuerza apabullante. Claro, es que los firmantes de estas historias son buenos. Muy buenos.
Sería imposible desgranar cada una de las historias de este volumen en estas líneas. Hablamos de una serie que llegó hasta los 16 números, con tres relatos en cada uno de ellos, para un total de 48 aventuras distintas entre sí. Puede que esa característica sea un arma de doble filo, porque seguramente habrá lectores que quieran leer con frenesí una de las tres historias de un número pero no tengan tanto interés en las otras dos. Puede pasar, sí, pero el nivel es muy alto, y sobre todo la originalidad que hay en las historias es brutal. No cabe esperar algo más o menos acomodado o previsible y eso es algo que deja claro la primera historia, la de Richard Bruning y Jim Lee, y que se prolonga durante todo el libro. ¿Las mejores historias? Es que tampoco merece mucho la pena entablar ránkings cuando la propia naturaleza de cada relato es tan distinta y las coincidencias están presentes solo en la extensión y el hecho de que en cada número hay tres de estos universos contenidos. ¿En qué se parecen la barbaridad sexual, cínica y violenta que plantean Joe R. Lansdale y el siempre impresionante Bruce Timm con la fantasía oscura por la que apuesta Bruce Jones con maestros del género como Richard Corben o Berni Wrightson? Nada en realidad, solo la pretensión de hacernos pasar un mal rato con sus ideas locas e imposibles.
¿Es Flinch deudor del terror clásico americano, aquel que provocó la reaccionaria respuesta del Comics Code Authority? En cierta manera sí, y ahí está también su gracia, en que demuestra que aquellos viejos tebeos fueron una brutal influencia para diferentes generaciones de creadores o, al menos, oportunidades para que décadas después pudieran lucirse mediante su tributo. Y así podemos ver a Jim Lee lejos de su superheroica zona de confort juntos a la mente retorcida de Bill Sienkiewicz, el estilo amable y colorista de Rick Burchett o el fotorrealista de Sean Phillips. Podríamos citar tantos y tantos detalles de Flinch como quisiéramos, porque de cada uno de los relatos se puede sacar algo. ¿La moraleja de todo esto? Que se puede pasar un rato espléndido con el horror, que de vez en cuando es maravilloso juntar a tantos nombres no solo de prestigio sino especialmente de talento para recuperar una forma algo perdida con el paso del tiempo de acercarse a la literatura de género que durante tanto tiempo se consideró menos y para maravillarnos con las ideas que se les ocurren a estos genios que tantos momentos de entretenimiento de todo tipo nos brindan como lectores. Es una antología, y una antología tiene sus normas, pero parece complicadísimo que no haya algo que rascar en este libro para cualquier tipo de lector que disfrute con el terror.
El volumen incluye los 16 números de Flinch, publicados originalmente por Vertigo entre junio de 1999 y enero de 2001. El único contenido extra son las cubiertas originales de Phil Hale.
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