Guion: Yuki Isoya.
Dibujo: Yuki Isoya.
Páginas: 192.
Precio: 9,95 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Noviembre 2022.
Siempre es agradable que el cómic, en este caso el manga, apueste por abrir puertas a realidades cada día más cotidianas para recordarnos que no siempre lo han sido… o incluso que todavía no están tan aceptadas como sería deseable. Nukuto es amo de casa es una de esas historias, la de un hombre que lleva diez años ocupándose de las tareas del hogar, el tiempo transcurrido desde que nació su hija. Que esa situación todavía pueda generar recelos sociales en pleno siglo XXi habla de la necesidad de que estas historias sigan existiendo. Yuki Isoya, de hecho, se centra mucho en ese aspecto, en el prejuicio social, en lo que dicen y piensan los demás, de una manera muy descriptiva, pausada y realista, tanto que afecta también a su propia situación familiar, momento en el que esta comedia costumbrista tiene toques de drama social bastante interesantes. Esa mezcla de percepciones y sensaciones es lo que hace de Nukuto es amo de casa una obra atractiva y actual, un manga en el que se puede entrar casi con el mismo recelo que puede respetar la propia situación que describe, pero que poco a poco va ganándose la simpatía del lector. Sus ambiciones son esas, mostrar un hecho actual con un tono bastante documental al principio u que poco a poco va ahondando en los temas de fondo que configuran la idea.
No es tan sencilla como parece la historia que crea Isoya. Cierto que tiene un universo cerrado y marcado, incluso limitado, y, por tanto, bastante susceptible de control, pero su acierto está en no quedarse ahí, en la mera descripción. Eso, de hecho, podría haber sustentado sin problema el manga, pero su acierto pasa por las emociones que desarrolla desde su punto de partida. ¿Sigue habiendo tantos recelos ante un hombre que hace las tareas del hogar como para que eso afecte a la realidad de una familia? Isoya lo describe bien en situaciones como las burlas de las compañeras de colegio de su hija o en lo que los responsables de recursos humanos dicen cuando el protagonista decide volver al mercado laboral, o incluso la precariedad económica que hace que tenga que tomar ese camino. Lo familiar, lo cercano, lo íntimo, es precisamente lo que más convence de Nukuto es amo de casa, en la que es fácil entender la parte más documental del relato, que es la que se aprecia con más facilidad en su primera mitad, pero lo que hace que el relato despunte está en los pequeños detalles, en lo que permite entender las razones por las que se llega a determinadas situaciones, qué lleva a una familia a ponerse en esa posición y lo que implica en el día a día, mucho más de lo que a simple vista pudiera parecer.
Dado que lo familiar prima con tanta claridad, el retrato de los protagonistas es fundamental. No es ninguna sorpresa que Isoka apueste por lo cotidiano, porque eso es parte del mensaje. Se aleja de la caricatura más exagerada, de los elementos que hagan distintivos a sus personajes, que funcionan precisamente porque forman una familia corriente, de las que cualquiera de nosotros podríamos ver al otro lado del descansillo o en la salida del colegio en nuestra propia realidad. Eso mismo puede resultar un pequeño obstáculo para quienes busquen algo diferente y llamativo, pero la gracia está precisamente ahí, en que el retrato de Isoya es cordial y amable, que busca, simplemente, una forma de acercarse a una realidad llena de normalidad. Y lo normal, en lo visual, no tiene implicaciones negativas porque el dibujo funciona bien tal y como lo plantea la obra. No necesita de estridencias de ningún tipo, solo de un ojo atento y de una mano hábil para plasmarla en la página. Nukuto es amo de casa no tiene más ambición que la de ser realista, más bien incluso real. No es un documental, pero es evidente que su ficción se reduce solo a la necesidad de que coincidan algunas características que den cohesión a un relato que está concebido con acierto y ejecutado con mucha naturalidad.
Shinchosha publicó originalmente Nukuto-kun wa shufu no hito en 2021.