Guion: Olivier Peru, Nicolas Jarry.
Dibujo: Pierre-Denis Goux, Paolo Deplano.
Páginas: 112.
Precio: 27 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Noviembre 2022.
A estas alturas del negocio, no será ninguna sorpresa para nadie decir que los responsables de hacer circular productos de entretenimiento buscan éxitos lo más seguros posible. Y eso, claro está, implica repetir fórmulas que funcionan con las variaciones justas. Elfos (aquí, reseña de su primer volumen) abrió una puerta bastante interesante al convertirse en una serie de álbumes pretendidamente independientes, que se pueden leer por separado, y con equipos creativos cambiantes pero que a largo plazo van conformando un universo propio y compartido. De ahí surgieron varias series de fantasía oscura, se dio el salto a la ciencia ficción con Conquistas (aquí, reseña de su primer volumen), y ahora abordamos un escenario nuevo con Los maestros inquisidores, cuyo primer volumen en su edición español, como ya es costumbre, reúne dos historias, Oberyon y Sasmaël. Bajo la dirección de Jean-Luc Istin, del primero se encargan Olivier Peru y Pierre-Denis Goux y del segundo Nicolas Jarry y Paolo Deplano, nombres que ya hemos visto en las series anteriormente mencionadas y que desde luego tienen un conocimiento bastante amplio de cómo tienen que funcionar sus aportaciones dentro del conjunto que, en este caso, arranca con este libro. El resultado, tan notable como cabría esperar, con pocas sorpresas por conocer ya el formato pero mucha profesionalidad.
La apuesta de Los maestros inquisidores, aunque a priori pueda parecer más puramente histórica, no se aleja demasiado de la de Elfos y sus series desgajadas, puesto que tienen un evidente componente de fantasía. No llega a ser lo dominante, como sí lo es en aquellas, pero está muy presente, sobre todo en la segunda de las historias. En la primera, Peru consigue ensamblar un muy eficaz misterio en base a dos momentos temporales distintos, mientras que la segunda, la de Jarry, es algo más lineal. En ambas, en todo caso, funciona bien el elemento clave: el misterio. Se trata de ir siguiendo los pasos de un personaje concreto, el que da título a cada álbum, en una laboriosa tarea de investigación, que como es costumbre en estas series viene aderezada con bastante texto. Y como las características son más propias de la serie que del escritor, lo cierto es que hay una sensación de continuidad bastante marcada y pocas diferencias reales entre la narrativa de un álbum y el siguiente. En los dos hay buenos personajes, situaciones atractivas y sobre todo el desarrollo, en realidad aquí todavía presentación, de un mundo que puede dar mucho juego y que se acerca más a la ucronía que a la fantasía, es medieval en casi todos sus extremos, pero se atreve a introducir esas gotas de mitología que le dan algo más de alcance.
Tanto Goux como Deplano tienen ya un bagaje en este tipo de álbumes, y no defraudan en absoluto. Para empezar, dominan a sus personajes desde el diseño. Sin necesidad de crear protagonistas que perduren de una manera notable, lo cierto es que suman tanto carisma como se necesita para completar un álbum con solvencia. Los escenarios, brillantes y espectaculares. Y la acción, notable. Es exactamente lo que necesita una serie como Los maestros inquisidores, y de nuevo se agradece que vaya cambiando el autor, porque permite apreciar pequeños matices que encajan bien en el propósito general de la serie y aportan cierta personalidad a cada una de las historias. Por guion y por dibujo, da la sensación de que Obeyron está un peldaño por encima de Sasmaël, aunque sea por la estructura del relato o el mismo aspecto de su protagonista, mucho más marcado por lo acontecido antes de que arranquen sus páginas. Con sus pros y sus contras, los mismos que podíamos achacar a Elfos o Conquistas, pocos peros se le pueden sacar realmente a Los maestros inquisidores. Es difícil aterrizar en esta serie sin conocer los precedentes, y quizá eso le reste algo de frescura a la fórmula, pero sigue funcionando como lo hacía cuando nos dejamos llevar por primera vez por las aventuras élficas que nos propusieron.
El volumen incluye los dos primeros álbumes de Les maîtres inquisiteurs, publicados originalmente por Soleil en marzo y junio de 2015.
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