Guion: Bastien Vivès.
Dibujo: Bastien Vivès.
Páginas: 190.
Precio: 24,95 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2022.
Nos hemos acostumbrado a que Bastien Vivès sea capaz de encontrar lo extraordinario en lo más cotidiano, pero siempre nos sorprende cuando lo hace. Entramos en cada una de sus obras sabiendo que lo va a hacer, y quizá por eso siempre nos planteamos si será esta la ocasión en el que no nos diga gran cosa. Pero no es el caso. Otra vez acierta y se mete de lleno en nuestros corazones y en nuestras emociones. Último fin de semana de enero nos llena al festival de Angoulême, tras la pista de un autor de cómics algo introvertido, quién sabe si hay algo de biográfico o de documentalista en su retrato, que vive el más casual de los encuentros, con una mujer que va a la firma enviada por su marido y con la que se establece una complicidad inmediata, de esas que parecen un sueño pero que son reales, o que parecen reales pero nunca nos pasan a nosotros, que es la frontera muy fina sobre la que siempre cabalga un Vivès que no sabemos nunca si fabula sobre la realidad o si se inventa un mundo nuevo que de alguna manera encaja en lo que vemos con nuestros propios ojos. Y siempre con su estilo elegante y hermoso, ese trazo tan fluido y que funciona tan bien cuando omite diálogos para expresar sensaciones. En eso que es un auténtico maestro, y da gusto ver lo que es capaz de mostrar a lo largo de casi doscientas páginas.
Es interesante que Vivès enfoque su enésima historia emocional en el mismo mundo del cómic del que forma parte. En un mundo como en el que vivimos eso podría hasta levantar ampollas, pero el caso es que su retrato del festival por antonomasia del cómic francobelga parece preciso incluso para quienes no lo conozcan, y resulta un marco muy natural para esta historia casual y, por eso mismo, maravillosa. El hecho de estructurar el viaje de este autor por días, los mismos días que dura Angoulême, es casi una guía emocional del personaje protagonista, y a la vez reflejo del propio pulso del festival, desde su día álgido hasta su despedida, del subidón que provoca con su éxito y las emociones que despierta cuando se acaba. Parece osado superponer estos dos viajes, el comiquero y el emocional, pero es lo que parece hacer Vivès, aplicando en ello toda la naturalidad que siempre ha formado parte de su narrativa, una que no es compleja en superficie y que sin embargo tiene subtextos de enorme calado. Decíamos que la sensación de que Vivès nos puede llegar a fallar las sentimos siempre, y es que parece complicado acertar siempre en un terreno tan complejo y cambiando continuamente de escenario. Pero lo consigue. Siempre clava emocionalmente sus relatos y sus personajes tienen la profundidad necesaria para que nos lleguen en función de nuestro propio estado de ánimo.
Por eso es tan decisivo su lenguaje visual, porque en lo narrativo creamos nosotros mismos como lectores una dependencia absoluta de nuestro sentir en el momento en el que lo leemos. Podremos leer Último fin de semana de enero ahora y dentro de diez años y puede que las emociones no sean las mismas. Pero en el dibujo la familiaridad es absoluta. Tanto da que estemos ante una escena íntima o un baile como si es una firma de cómics o dentro del bullicio de una estación, Vivès incorpora cada situación a su universo personal con una firmeza fascinante. Y sucede lo mismo que con las emociones, el hecho de tener un trazo tan reconocible podríamos llevarnos a pensar que no nos va a sorprender, que le conocemos tanto que vamos a entrar en una escena sabiendo lo que nos va a mostrar, y nunca es así. Nunca. En todas ellas acaba demostrando lo excepcional narrador que es, de situaciones cotidianas y de emociones personales. Último fin de semana de enero parece una obra de ambiciones modestas, pero solo podemos entenderla así si pensamos que las emociones y los sentimientos no son motores narrativos válidos por sí mismos. Y en Vivès siempre lo son, da igual el escenario en el que tenga lugar una historia concreta o la profesión de los personajes que se mueven por sus páginas.
Casterman publicó originalmente Dernier week-en de janvier en junio de 2022.
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