Guion: Koldo Almandoz.
Dibujo: Aritz Trueba.
Páginas: 192.
Precio: 22 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Junio 2022.
Quien haya visto Intimidad, la intensa y notable serie de ocho episodios que tiene Netflix en su catálogo, trazará conexiones inmediatas con Natasha. Y al hacerlo surge un nombre, el de Koldo Almandoz, director en la pequeña pantalla, escritor aquí, en la página impresa. Ambas historias se adentran en las consecuencias de subir a Internet un vídeo que pertenece a la esfera privada, y lidia con las consecuencias emocionales y sociales de esta circunstancia. La gran diferencia es que en televisión tenemos a protagonistas adultos en su amplia mayoría y aquí se trata de una adolescente en torno a la cual gira absolutamente todo0. El matiz es de una trascendencia capital, porque al final estamos hablando de la responsabilidad de nuestros actos, y es lógico pensar que el proceso no es el mismo en adultos que en menores de edad. No vamos a trazar comparaciones entre las historias de Intimidad y Natasha, más allá de añadir los elogios que podemos dedicar al gran trabajo de Aritz Trueba en el dibujo, porque no tendría demasiado sentido al moverse en lenguajes distintos, pero sí podemos animar a que se dé una oportunidad a dos historias que encuentran sus propios caminos, que pivotan sobre ejes parecidos y que, al final, saben moverse en una esfera íntima con una sinceridad apabullante. De la que sirve para construir historias fascinantes.
Hablábamos de la trascendencia que tiene situar una historia de este calibre en el entorno de una adolescente, y es que eso supone, obviamente, que hay que ponerle valentía a su desarrollo. No es Natasha una historia de buenos y malos, aunque sea evidente que la muchacha que da título al cómic es la víctima que dispara todo este viaje emocional y que precisamente por eso, por moverse en las emociones, que la misma historia nos pide posicionarnos. Es una historia que se asoma a emociones distintas. ¿Cómo se afronta, y más desde la vida de una joven, que se difunda un vídeo en el que se aprecian comportamientos socialmente despreciados o castigados? No hablamos solo de sexo, pero todos sabemos que sí es el sexo. Y el sexo, además, de una mujer. Es impresionante lo profundo que sabe descender Almandoz en el caudal de emociones que genera toda esta situación, porque lanza temas y situaciones que nos quedamos más allá de la página final del cómic, que asumimos, en las que tenemos irremediablemente que pensar. ¿Qué haríamos nosotros, cada uno de nosotros, en situaciones de este calado? Ahí apunta Almandoz. Sin juzgar, sin sentenciar, pero dando una cantidad de información tremenda y encontrando la voz perfecta para cada uno de sus protagonistas, sobre todo las femeninas y por encima de todas Natasha, la principal.
Más que el escándalo, que se entiende en todo caso implícito, en el cómic mandan las emociones, y eso hace que Trueba tenga un desafío más importante de los que puede parecer, de lo que en realidad apunta el estilo claro del ilustrador. Pero en primer lugar, el dibujo se apodera de la intimidad imprescindible de cada personaje para que podamos interpretarla, algo muy complejo de conseguir y muy elogiable desde este lado de la página impresa. Y después, encuentra una forma de narrar que resulta fascinante. Qué manejo de los silencios, qué manera de plasmar las emociones, lo que es capaz de expresar con la música. No hay un pero que poner a un dibujo sencillamente maravilloso que hace que Natasha no sea solo un personaje, sino una mujer de carne y hueso, creíble, palpable, que bien podría formar parte de muestra realidad. Impresiona loque sabe extraer Trueba de, por ejemplo, la simple presencia de un teléfono móvil, o la enorme sensibilidad que desprende la escena de la playa, en el asqueroso momento del depredador oculto y cobarde, pero también en la enorme belleza que hay en el agua. Si el trabajo de Almandoz es para pensar, el de Trueba es para sentir. Y el de los dos, en conjunto, algo maravilloso de leer y de contemplar. Cuando se logra tanto con una historia como la de Natasha, tan contenida a priori, es que hay talento en sus creadores.
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