CÓMIC PARA TODOS

‘La decimotercera planta’ 1, de John Wagner, Alan Grant y José Ortiz

Editorial: Dolmen.

Guion: John Wagner, Alan Grant.

Dibujo: José Ortiz.

Páginas: 180.

Precio: 24,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2022.

Cuando Batman estaba en un pico de popularidad casi imposible de superar, el que le dio la película de Tim Burton de 1989 (aquí, su crítica), dos escritores británicos, Alan Grant y John Wagner, se colaron en las series del Caballero Oscuro para revitarlizarlas con una singular galería de villanos a la que dio vida Norm Breyfogle. Pues bien, ambos guionistas tenían ya una interesante trayectoria en el cómic del Reino Unido, más allá de Juez Dredd… incluso aunque no firmaran con sus nombres. Ellos son quienes están detrás de La decimotercera planta que firma un tal Ian Hollan que no existe. Y la premisa, la que José Ortiz consigue dibujar de una manera tan brillante, es ideal para un serial de revista, la revista Scream! Y aunque la idea tiene sus límites, lógicos y tendentes a una cierta repetición, es fantástico ver cómo se consigue expandir algo que puede tener un final más o menos temprano. Una inteligencia artificial que controla un edificio de viviendas se acaba convirtiendo en un guardián vengador que ataca a todos aquellos que osan agredir a sus vecinos de alguna manera. Hay mucha imaginación que compensa esa cierta reiteración en las tramas, y aunque resulten imposibles de colocar en un ámbito realista, aunque su idea de partida sí pueda tener esas pretensiones, y eso compensa con creces los defectos que pueda tener.

Grant y Wagner siempre demostraron esa cualidad de llevarnos a mundos de fantasía cuando trabajaron juntos, y La decimotercera planta es un ejemplo espléndido. Casi como si esta inteligencia artificial, a la que dan el nombre de Max, fuera el presentador de un serial de terror de revistas de otro tiempo, vemos cómo se van sucediendo situaciones que ponen en el foco una tenue cortina de denuncia social: agresores, ladrones, cobradores… todos ellos se van enfrentando a Max, y este utiliza todos los medios a su alcance para hacerle pagar por sus acciones, desplegando una suerte de universo virtual que cobra vida en esa decimotercera planta del título, esa que muchos edificios no solían tener por pura superstición y que en este caso se convierte en un museo del horror, en un mundo de realidad virtual en el que cualquier cosa es posible. El punto más débil de la historia es que acaba resultando difícil de creer que las autoridades acepten tantas casualidades en el mismo edificio, o que una inteligencia artificial tenga el alcance que tiene más allá de sus propios dominios, pero Grant y Wagner llegan incluso a integrar esos problemas aparentes en el relato, lo que demuestra una inteligente manera de entender lo que tienen entre manos para que lo positivo funcione de maravilla y lo negativo apenas afecte.

Los escritores tuvieron además la enorme fortuna de tener a un excepcional dibujante a su servicio. Ortz sabe capturar el espíritu más clásico del serial de revista y domina la puesta en escena en plan y negro que le permite mostrar todo loque imaginan Grant y Wagner, absolutamente todo, por loco que pueda ser. Ese es el gran valor que tiene el dibujo de la serie, en la que el lector no duda ni por un momento de lo que está viendo, aunque le pueda parecer imposible. Y como el terror es tan intenso, tanto como para hacer que alguno de los agresores muera literalmente de miedo, el protagonismo que Ortiz da a las tintas es sencillamente maravilloso, y por esa vía hace que la oscuridad de la historia se abra camino, no solo a través de las criaturas imaginadas o las situaciones que no podrían darse en una planta de un edificio de viviendas sino incluso también cuando el retrato de los personajes se queda con el protagonismo. La decimotercera planta, inédita en España hasta la fecha, es una de esas lecturas gozosas, entretenidas, cargadas con la mejor de las armas, la imaginación, y que tienen un contexto formidable, el de un cómic que ya no se hace por una razón u otra, pero que mantienen intacta toda su fuerza original aunque la estemos leyendo casi cuarenta años más tarde de su publicación.

El volumen incluye las historias publicadas en los quince números de Scream! y en los números 128 a 139 de 1984, publicadas originalmente entre marzo de 1984 y abril de 1985. El contenido extra lo forman una introducción de Alan Grant y dos portadas originales de Brett Ewins y José Ortiz.

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Esta entrada fue publicada en 6 mayo, 2022 por en Alan Grant, Dolmen, John Wagner, José Ortiz y etiquetada con , , , .

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