Guion: Agustina Guerrero.
Dibujo: Agustina Guerrero.
Páginas: 232.
Precio: 20,90 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Marzo 2022.
Con El viaje (aquí, su reseña), Agustina Guerrero mostró un decidido paso de madurez en su narrativa, sin que eso quiera decir que sus primeras obras no tuvieran ese punto, pero es evidente que sus inquietudes están cambiando. La compañera lo evidencia. Quizá hasta ahora el personaje de la Volátil, ese alter ego que Guerrero creó, y en estas páginas de hecho se habla de cómo y por qué nació, fuera algo más propia del aquí y el ahora, mientras que esta nueva Agustina Guerrero, que en realidad nunca ha dejado de ser la misma, sea algo más reflexiva, tenga más en cuenta la trascendencia y la memoria de lo que hace y de lo que piensa. La compañera es justo eso, un libro sobre los recuerdos y el peso que estos tienen en el ahora. Es una novela gráfica que tiene mucho de catarsis, porque, sí, son efectivamente sus propios recuerdos, y da más peso a los negativos, a los tristes, a los que generan sensaciones de culpa o incomprensión, que a los felices. Usa ambos, nos habla así de una manera muy intensa de la vida, de su propia vida pero con el reflejo que cada uno queramos aplicarle a la nuestra, con un ritmo narrativo cambiante, que sabe jugar con lo onírico y con lo recordado. Puede que sí podamos pensar en esta como en una obra de madurez, pero ni mucho menos en una que agote lo mucho que Guerrero nos sigue contando como autora.
Es bastante curioso que una autora que siempre ha hablado a través de un personaje de ficción que todavía retiene como algo propio, la Volátil, tengo que inventarse un nuevo reflejo, al que no quiere dar nombre, para seguir hablándonos de la vida a través de sí misma. Guerrero nunca ha dejado de hablar en primera persona, y hay que reconocer el mérito que eso tiene, mucho más si vemos el relato que nos cuenta de la génesis de la Volátil en las páginas de La compañera. Y también es curioso que Guerrero esté estirando la extensión de sus obras en función de la ambición que ella misma parece tener en su desarrollo. No es este un aspecto negativo, en absoluto, porque si bien la plasmación de cada recuerdo es bastante densa, con mucha información y mucho texto, la autora compensa esos momentos con los viajes entre pensamientos, con momentos que bien podríamos considerar de paz personal y de pensamiento. Y entre unos y otros instantes, Guerrero nos cuenta lo importante que es recordar quiénes somos, de dónde venimos y lo que hemos vivido, porque eso es lo que nos define como personas a todos nosotros y a ella misma como autora. No es La compañera una autobiografía en estado puro, pero sí tiene muchos elementos que podrían hacer que la considerásemos de esa manera.
Si la Volátil es fiel compañera de viaje de Guerrero desde hace ya tantos años, lo mismo podemos decir de su estilo de dibujo. Más méritos que debemos destacar de ella, ha conseguido que lo que nació para ser una caricatura de su propia vida, una que le ayudase a hablar de cosas de las que seguramente no hablaría siendo Agustina, sea también el medio para hablar de una manera mucho más seria y trascendente. Tiene la enorme virtud de que sus bromas siguen ahí, el buen rollo que despierta su dibujo también, pero ahora con el añadido de que si hay pasajes de mayor seriedad los podemos escuchar con la misma credibilidad narrativa y personal. Hay mucha imaginación en la manera en la que plasma el mundo de los recuerdos, y también mucha personalidad, con caballitos de mar como vehículos entre imágenes y una sombra para mostrarnos lo que ella misma necesita contarnos para que el recuerdo no se pierda con el paso del tiempo. Dibujando ese mundo, dibuja, en realidad, su propia vida, y eso da una idea de que La compañera no ha debido de ser un libro fácil de realizar. En su lectura, asimilamos no solo lo que Guerrero nos quiere contar sobre ella misma, sino también la necesidad que nosotros mismos tenemos de mantener vivo aquellos acontecimientos del pasado que nos definen. Esa empatía es el mayor logro de esta obra.
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Sin dudarlo, Agustina Guerrero es la mejor para plasmar sentimientos en sus obras. Y en La Compañera nos hace llorar, nos hace reír y revivir, en su historia, nuestra propia historia.
Un libro maravilloso, imperdible!!