‘En el ombligo. Diarios de guerra y paz en Colombia’, de Gala Rocabert Navarro y Anna-Lina Mattar

Editorial: Salamandra Graphic.

Guion: Gala Rocabert Navarro.

Dibujo: Anna-Lina Mattar.

Páginas: 200.

Precio: 19 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Noviembre 2021.

Las experiencias personales son una base formidable para contar historias, y de eso saca partido Gala Rocabert Navarro en En el ombligo. Diarios de guerra y paz en Colombia, que recoge lo que vive en el país sudamericano cuando viajó hasta allí para documentar el final negociado de las FARC desde dentro. Anna-Lina Mattar es quien le da vida desde las ilustraciones, y se nota que se ha metido de lleno en este mundo que tanto se nutre de retratos que su protagonista y narradora tiene que reconocer para que el documento tenga la vigencia que busca a nivel documental y el cariño que muestra el relato en todo momento. En los grandes momentos históricos solemos recurrir al libro de texto o la crónica periodística, pero a veces se nos escapa el toque humano que solo sus protagonistas y los testigos son capaces de aportar, y eso es justo lo que encontramos aquí. En el ombligo se convierte así en un espléndido complemento a la forma más habitual de asomarnos al mundo, un relato íntimo y cercano, sobre la vida de quienes durante mucho tiempo se convirtieron en la guerrilla más conocida del continente, y también en un diario de viaje singular para quienes busquen algo más en torno a este conflicto. Y va creciendo sin necesidad de aspirar a una meta, solo dejándose llevar por las sensaciones y por el día a día.

Lo primero que hay que decir es que esta es la obra ganadora del XIV Premio Fnac-Salamandra Graphic, lo que ya sirve para hacernos una idea de que algo tiene. Lo segundo, que es un documento valioso para entender los años posteriores a la firma del Acuerdo de Paz de 2016 en Colombia. Y finalmente, lo más trascendente, es un diario de viaje de la autora que nos mete en situación con una precisión casi quirúrgica, algo que refuerzan la tipografía de la obra o la mezcla de diferentes herramientas narrativas, desde la carta al diálogo, pasando por el propio diario. Es indiscutible, y eso es algo que podríamos decir antes incluso de leerlo, que el testimonio de Rocabert Navarro es interesante, por el contexto y por lo personal que es. Su lectura agranda esa idea por la enorme sinceridad que desprende. No es un viaje programado, sino uno sorprendente. No es uno en el que se nos vaya a exigir que escojamos un bando, algo por desgracia tan habitual cuando hay un contexto político que sustente un relato, sino uno en el que vamos a descubrir grises o que los negros son probablemente mucho más blancos de lo que podíamos imaginar a golpe de titular. No es una crónica periodística, sino una sociológica, y por eso su valor radica en lo que nos toca en nuestro interior, aunque sea este un conflicto que podamos sentir ajeno por su lejanía, mucho más geográfica que temporal.

Ese tono de diario que necesita la obra lo aporta también Mattar con bastante precisión, y es justo que se lo reconozcamos aunque esta sea obviamente una obra muy personal y más vinculable a su escritora desde su misma concepción. Su dibujo, su trazo con bolígrafo, su llamativa mezcla de rojos y azules en un acabado de bitono, aporta esa inmediatez, casi esa premura de quién está rellenando páginas de un diario que no puede esperar a que las vivencias se difuminen como recuerdos para que sean fieles a la realidad que recogen. Y el retrato, por sencillo que pueda parecer en su ejecución, es muy eficaz no solo para que podamos conectar con los personajes sino también con un escenario singular que la comodidad de nuestra vida cosmopolita puede hacer que sea más sorprendente de lo que tendría que parecernos. En el ombligo es una buena labor creativa conjunta de quien ha vivido la experiencia y de quien ha tenido la responsabilidad de convertirla en imágenes. Juntas, las dos autoras han conseguido una obra fuerte y cohesionada, bien escrita y condensada, de múltiples caras para que el lector no tenga la sensación de estar viviendo experiencias reiterativas, y con las suficientes dosis de historia personal como para que las emociones de su protagonista y escritora sumen al resultado final.

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