Director: Matthew Vaughn.
Reparto: Aaron Taylor-Johnson, Chloë Grace Moretz, Christopher Mintz-Plasse, Mark Strong, Nicolas Cage, Lyndsy Fonseca, Clark Duke, Evan Peters, Sophie Wu, Omari Hardwick, Stu Riley, Michael Rispoli, Dexter Fletcher, Jason Flemyng, Xander Berkeley, Kofi Natei, Corey Johnson, Adrian Martinez.
Guion: Jane Goldman, Matthew Vaughn.
Música: John Murphy, Henry Jackman, Marius de Vries, Ilan Eshkeri.
Duración: 117 minutos.
Distribuidora: Universal.
Estreno: 16 de abril de 2010 (Estados Unidos), 4 de junio de 2010 (España).
Cualquiera que haya leído Kick-Ass, el cómic de Mark Millar y John Romita Jr., en realidad cualquiera que haya leído buena parte de la obra de Millar, sabe que para adaptar fielmente uno de sus tebeos hay que sobrepasar muchos límites. Cuando Matthew Vaughn se puso manos a la obra para llevar esta historia al cine, lo hizo con eso en mente, y por eso el resultado es una adaptación fiel y una película muy bestia, tanto como parecía necesario que lo fuera. No hay que olvidar que esto es una historia en la que tipo corriente, más bien anodino y un tanto estúpido por mucho que se haga querer, decide un buen día emular a sus héroes de las viñetas, enfundarse un traje verde y amarillo y combatir el crimen. Y no hay que olvidar, la película desde luego no nos deja, que uno de sus protagonistas es una niña pequeña que es capaz de manejar las armas más salvajes, que pide de regalo de cumpleaños la navaja más amenazadora que podamos imaginar y que en el clímax se lía a mamporro limpio con el villano de la historia, que no duda en devolverle todos los golpes. Vaughn se apoyó en un reparto prácticamente perfecto para conseguir que en la pantalla luzca el cómic más bestia posible, lo que a día de hoy puede ser la mejor película de superhéroes en la que sale Nicolas Cage, con una notable excepción animada, y una historia muy, muy divertida e irreverente.
Al final, lo que podemos decir de la película de Vaughn es prácticamente lo mismo que despierta en nosotros como lectores el Kick-Ass de Millar y Romita, y eso es algo que habla francamente bien de su adaptación cinematográfica. Aaron Johnson encaja muy bien en el prototipo de héroe pringado que quiere mostrar la historia, y con él se da inicio a una colección espléndida de personajes, con actores que saben utilizar la caricatura violenta que propone Kick-Ass en su justa medida. ¿Es cómico el villano de Mark Strong? En realidad no, pero nos reímos con él. ¿Es amenazador el sosias de Batman que interpreta Nicolas Cage? Qué difícil resulta decir que sí, pero su secuencia estrella es una barbaridad tan grande que nos la creemos sin miedo. Y sí, hay que hablar de Chloë Grace Moretz, que se lleva de calle la película con la mueca enfadada que aporta a Hit-Girl y las acrobacias imposibles con las que nos creemos que una niña pequeña es capaz de hacer frente a hombres armados y de ser la perfecta luchadora contra el crimen. Vaughn dirige francamente bien todas las secuencias en las que los personajes importan por corazón, y sabe moverse en esa delicadísima frontera que hay entre el buen cómic de superhéroes y la parodia más irreverente, que es algo que Kick-Ass no solo no esquiva sino que se lanza de lleno y sin miedo a tratar.
Por eso hay una violencia muy atrevida en la película, por eso estos superhéroes de pacotilla sangran y son ridículos, pero a la vez encajan en un mundo más o menos realista, en el que el pringado del instituto solo puede acercarse a la chica que le gusta fingiendo que es gay. Vaughn entiende el mundo de Millar, y sabe darle el aspecto necesario. Los trajes de los personajes enmascarados juegan con ingenuidad con los tópicos del género y con las posibilidades que cada personaje tiene para crearlos, y la forma en la que Vaughn orquesta las peleas es sencillamente delirante. Kick-Ass no sabe pelear, y se nota. Hit-Girl sí domina ese aspecto de su trabajo como enmascarada y sobre decir que se nota todavía más. Y entre ambos acaban brindándonos una historia de superhéroes que sabe ser completamente diferente desde las premisas y motivaciones más clásicas. Kick-Ass es justo eso, una historia inclasificable que funciona precisamente porque no se casa con nadie y con nadie, que sabe reírse de un género al que también honra, que no busca su destrucción sino una manera diferente de abordarlo. Y sí, es una película muy bestia, con mucha violencia y con mucha sangre. ¿No sería así si cualquiera de nosotros tuviera el ridículo impulso de comprar un traje de superhéroes y saliera a la calle para lucirlo? Pues eso es lo que hay.
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