Cine – ‘La familia Addams. La tradición continúa’, de Barry Sonnenfeld

Título original: Addams Family Values.

Director: Barry Sonnenfeld.

Reparto: Raul Julia, Anjelica Huston, Christopher Lloyd, Christina Ricci, Joan Cusack, Christopher Hart, Carel Struycken, Jimmy Workman, Carol Kane, John Franklin, Dana Ivey, David Krumholtz, Peter MacNicol, Christine Baranski.

Guion: PaulRudnick.

Música: Marc Shaiman.

Duración: 94 minutos.

Distribuidora: Paramount.

Estreno: 19 de noviembre de 1993 (Estados Unidos), 24 de diciembre de 1993 y España).

Hollywood es previsible, al menos cuando hablamos de su deseo de montar franquicias de cualquier cosa y de sacar una continuación de toda película que haya tenido éxito. La familia Addams (aquí, su crítica) lo tuvo, y ahí se entiende la velocidad col la que llegó esta secuela, La tradición continúa, un título algo extraño si miramos el original, que mantuviera el reparto al completo de la primera entrega,… y sobre todo que pudiera mantener la edad de los críos, en especial de una Christina Ricci que, siendo la revelación de la promesa parte era evidente que iba a obtener más papel en esta segunda. Entre ella y Joan Cusack se justifican las dos tramas casi paralelas que se cuecen en el filme, y ellas dos consiguen que la solidez del elenco tenga un soporte narrativo más fuerte de lo que supuso en su debut cinematográfico. Porque lo que hacen Raúl Julia, Angélica Huston, Christopher Lloyd y compañía mantiene el buen nivel que ya vimos, son tan divertidos y visualmente perfectos como quedaron en la retina del espectador en su presentación, con el mismo tipo de humor macabro al que tan buen partido supieron sacar. Es curioso, eso sí, que Fétido sea el eje de las dos películas, casi como si el matrimonio Addams fuera algo que los guionistas no quisieran tocar demasiado para que no se rompa la esencia.

En todo caso, el guion sabe introducir muy bien a Gómez y Morticia, al menos en la primera de las tramas. La de Miércoles y su hermano, que es la de Ricci sin ninguna duda, va un poco por su lado, y de hecho tiene mucho menos que ver en el tono general, porque tiene lugar en un campamento de verano que la hija de los Addams dinamita a lo bestia, en una de las secuencias más gloriosas de la serie, seguramente la más loca y divertida de todas. Esa parte demuestra, en realidad como toda la película, que hay un deseo narrativo más intenso que en el arranque de la historia. La primera cinta no dejaba de ser una colección de sketches más o menos interconectados, y aunque eso, una seña de identidad de La familia Addams, no se pierde del todo en esta secuela, las dos tramas mencionadas y la llegada de un nuevo miembro a la familia, un bebé que tiene hasta el bigote de Gómez y que acaba resultando clave para que todo el relato tenga un nexo común, algo que nos invite a prestar atención a un desenlace de todo. Y esto es, básicamente, lo que la primera película no conseguía a pesar de sus notables aciertos en otros muchos aspectos. No todo el mundo coincidirá en que la secuela supera al original, pero lo cierto es que La tradición continúa tiene una sensación más intensa de solidez e incluso de riesgo, aunque no sea con la pareja teóricamente protagonista.

La continuidad es, en todo caso, el motor básico de la película, lo es en su aspecto, en su música, en su humor también, y los actores se nota que disfrutan con los nuevos gags que le sirve el guion. Quizá por eso lo más divertido es, precisamente, lo que se sale de lo previsible. El antagonismo se hace con un personaje abiertamente más perverso que en la primera película, sin que revelemos demasiado al respecto para quien no haya visto el filme, y todas las secuencias del campamento es donde la película habla de algo distinto. Miércoles es con diferencia el personaje que experimenta el viaje más interesante por lo que descubre a lo largo de la historia, y si Ricci ya se llevó a su terreno muchas de las secuencias del primer filme, en este segundo acaba convirtiéndose en tan imprescindible como Huston o Julia para entender a esta familia. Y eso tiene mérito, porque la actriz apenas tenía trece años cuando se estrenó la película, la quinta de su filmografía. Como en La Familia Addams, quizá incluso un poco más, y aunque se puedan ver algunos defectos, el deseo de ofrecer una película divertida sin más ambiciones hace de La tradición continúa una apuesta simpática a la que el paso del tiempo no ha afectado demasiado, con un humor que se entendía entonces y que sigue sosteniéndose sin problema en nuestros días.

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