Título original: Pokémon: Detective Pikachu.
Director: Rob Letterman.
Reparto: Ryan Reynolds, Justice Smith, Kathryn Newton, Suki Waterhouse, Omar Chaparro, Chris Geere, Ken Watanabe, Bill Nighy, Rita Ora, Karan Soni, Josette Simon, Rina Hoshino, Kotaro Watanabe, Rachel Lillis.
Guion: Dan Hernandez, Benji Samit, Rob Letterman, Derek Connolly.
Música: Henry Jackman.
Duración: 104 minutos.
Distribuidora: Warner.
Estreno: 3 de mayo de 2019 (Japón), 10 de mayo de 2019 (Estados Unidos y España).
La occidentalización de la cultura japonesa tiene efectos cómo este Pokémon. Detective Pikachu. Para las grandes empresas, en este caso los estudios de Hollywood, las cifras de ventas de manga, videojuegos y merchandising relacionados con esta constelación de monstruos coleccionables es un caramelo goloso, y era cuestión de tiempo que entraran en la rueda comercial a su manera. ¿Y cuál es su manera? La más sencilla, la que garantiza la venta de un número de entradas apreciable y, con suerte, la posibilidad de hacer una secuela. Con ese fin, la apuesta no podía ser otra que la de construir una historia sencilla, básica, mil veces vista, con sus tintes familiares y con un misterio que se resolverá con un golpe de efecto más o menos difícil de prever, efectos especiales resultones y necesarios para dar vida a tanta criatura y la aparición de una estrella de Hollywood, en este caso Ryan Reynolds dando voz a Pikachu. Sí, Pikachu, ese Pokémon que no dice más que dos palabras aquí es locuaz como Deadpool (aquí, su crítica) porque hay que rentabilizar el sueldo del protagonista. ¿El resultado? Un más de lo mismo que juega en el reducido espacio de ser ese objeto que todo coleccionista de Pokémon verá o que, precisamente por su afición, pueda resultarle algo irritante.
Como el respeto al material de original está presente pero no es realmente el motor de esta adaptación, en todo momento da la sensación de que Detective Pikachu tiene otro modelo completamente diferente, ¿Quién engañó a Roger Rabbitt?, la película de Robert Zemeckis que tanto sorprendió en su momento. La sorpresa, claro, ya no puede ser la misma que entonces a la hora de ver la convivencia entre personajes humanos y dibujos animados, aunque estos dibujos ahora estén hechos mediante gráficos por ordenador, y la película parece ser plenamente consciente de ello. Le sirve para algunos chistes pero sobre todo para la interacción de los dos protagonistas, el propio Pikachu y un muchacho que viaja a la ciudad en la que se produce esa fusión de mundos porque le acusan de la muerte de su padre, un detective de policía. No hace falta demasiado ingenio para saber que esa es la vía porque la que Pikachu y el muchacho humano se van a conocer, trabajar juntos entendiéndose por culpa de un misterioso gas y desentrañar la conspiración gigantesca que, por supuesto, está detrás de todo lo que vemos. Sencillo. Eficaz en buena medida, sí, pero sencillísimo. Es como si la idea fuera la de hacer esta película complicándose lo justo y apelando a las mismas fibras sensibles de siempre.
Hay un aspecto que lógicamente se pierde en el doblaje, y es que se pierde el trabajo de Reynolds, aunque al menos se ha mantenido al doblador habitual en nuestro país, lo que en la cabeza del espectador no deja de ser una pequeña ayuda para no perdernos en el festival animado que propone la película, que es al final la razón fundamental que un espectador no demasiado fan de Pokémon podrá encontrar para disfrutar con la película. Es verdad que no hay demasiados alicientes más, porque todo salvo lo visual y lo cómico parece hecho con el freno de mano puesto. No es una gran evolución del universo Pokémon ni tiene la valentía de plantear nada rompedor que haga evolucionar sus conceptos, más allá de dotar de voz humana al Pokémon más conocido, pero tiene la virtud de entretener con una duración contenida y no molestar demasiado al purista, o al menos es lo que intenta. Esa sinceridad es la que lleguemos con frescura al final de la película, aunque también es cierto que se echa en falta algo más de valentía en la adaptación, porque, en el fondo, no hay nada que en Detective Pikachu que la haga imprescindible a ojos del fan. Curiosa, simpática por momentos, entretenida casi siempre en su sencillez, eso sí, pero no es una obra que destaque o consiga hacerse un hueco con personalidad en un universo ya tan expandido.
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