Guion: Neil Gaiman.
Dibujo: Colleen Doran.
Páginas: 72.
Precio: 16,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Noviembre 2021.
No nos vamos a cansar de decir que la presencia del nombre de Neil Gaiman en la cubierta de un cómic es una garantía de que vamos a ver algo fascinante. Su dominio de la fantasía es tan gigantesco que su prosa se adapta con una enorme naturalidad al entorno que le vio crecer como autor, el de las viñetas. Y cuando se une con ilustradores de la talla que acumula ya Gaiman para sus proyectos, las sensaciones no pueden ser mejores. Es como si grandes ilustradores hicieran cola en la puerta de Gaiman para encontrar con él la historia que más se ajusta a los escenarios en los que pueden brillar con más intensidad. Nieve, cristal, manzanas es justo eso: es Neil Gaiman, es Colleen Doran poniendo imágenes a su historia, es una revisión fantástica y turbia del cuento de Blancanieves, y es un pequeño libro sensacional que da gusto leer, releer y darle tantas oportunidades como haga falta para encontrar nuevos rincones que puedan haber pasado desapercibidos en ese primer vistazo que siempre impacta. Gaiman es así. Y Doran también. La fusión del talento de ambos es fantástica, rezuma ese tono oscuro que se le quiere dar a una de estas historias que Disney empujó a ser el cuento para niños por excelencia, y por eso suma una originalidad formidable a un relato que todos creemos conocer. Y no. Aquí lo vamos a ver como nunca antes lo habíamos hecho.
Gaiman suele tener un universo de fantasía tan propio que puede costar al principio verle adaptando un cuento tan clásico, pero su trabajo de reinvención es tan intenso que no pasa nada. No es algo gratuito o forzado, no. Nieve, cristal, manzanas es algo tan natural a Gaiman como lo son sus historias más populares. De hecho, no se tarda mucho en identificar su sello. La propia Blancanieves y la Reina son las dos figuras más interpretadas que hay en el relato, cambiando por completo la estructura del cuento y los parámetros en los que lo hemos conocido. Pero estamos ante un autor que, dentro de una sencillez de extensión, con pocas páginas de por medio en su trabajo, alcanza una complejidad formidable. La forma en la que juega con todos los elementos del cuento clásico, como parte del juego de palabras con el que da título a su obra, es algo digno de mención. Es inteligente, es agradecido, es la base de una historia que suena fresca siendo la de siempre. Y el hecho de que se cuente de una manera casi absoluta a través de cartuchos de texto no resta nada de poder a la narración gráfica de un cómic que se siente especial de principio a fin, por lo que es, por lo que representa y por lo que añade tanto a la historia original, de la que se convierte en una valiente adaptación, como al propio mundo propio del autor.
Y al de la autora, claro, porque manteniendo una narración en off casi continua, el trabajo de Doran tiene que ser mucho más intenso de lo que podría haber sido con otro planteamiento. Tiene que saber moverse entre el cómic y el libro ilustrado, entre el cuento clásico para que sea reconocible y el estilo propio para que nos suene como algo nuevo. Y lo hace con un criterio espléndido en todas sus decisiones. La construcción de las páginas es hermosa, con figuras fusionándose entre sí, rompiendo el esquema clásico de las viñetas. El diseño de los personajes es fascinante, especialmente el de una Blancanieves aterradoramente virginal que se apodera del relato desde su primera aparición, aunque en este caso la protagonista sea realmente la Reina. Doran introduce con naturalidad unas escenas de sexo cargadas de emoción y carnalidad, y juguetea con los elementos fantásticos de una manera increíble. No hay páginas de Nieve, cristal, manzanas en la que no veamos decenas de elementos y en la que no se nos queden algunos sin apreciar del todo para que los descubramos más adelante. Modesta, sí, sencilla, puede que también. Pero no tanto como a lo mejor podemos pensar. Esta es también una obra de gran complejidad, de mucha astucia por lo que plantea y por los caminos que escoge y de las que no se quedará enterrada mucho tiempo en una estantería.
Dark Horse publicó originalmente Snow, Glass, Apples en noviembre de 2019. El único contenido extra es un portafolio de bocetos con notas de Colleen Doran.
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