Título original: Batman: The Long Halloween. Part 1.
Director: Chris Palmer.
Reparto: Jensen Ackles, Naya Rivera, Josh Duhamel, Billy Burke, Titus Welliver, David Dastmalchian, Troy Baker, Amy Landecker, Julie Nathanson, Jack Quaid, Fred Tatasciore, Alastair Duncan, Jim Pirri.
Guion: Tim Sheridan.
Música: Michael Gatt.
Duración: 85 minutos.
Distribuidora: Warner.
Estreno: 22 de junio de 2021 (Estados Unidos, digital).
La sombra de El largo Halloween es muy alargada y es evidente que una adaptación al cine de esta historia, que se ha tocado tangencialmente en la trilogía de Nolan y que, dicen, puede tener mucho que ver con lo que veamos en The Batman el próximo año, tenía que tratarse con mimo. Y Warner lo ha hecho. El estudio entendió que sería casi imposible condensar toda la historia en una película de hora y media y, en lugar de algo más largo, ha decidido apostar por estrenarla en dos partes, como hizo por ejemplo con La muerte de Superman (aquí y aquí, crítica de sus dos partes). En este caso se ha encontrado un buen punto y aparte, escena postcréditos incluida, para que haya una auténtica sensación de clímax donde seguramente era complicado encontrarla si tenemos en cuenta que la historia que crearon Jeph Loeb y Tim Sale era un misterio que se desarrollaba a lo largo de todo un año y con la aparición del misterio Festivo, un asesino que mataba a sus víctimas aprovechando las festividades más conocidas de esos doce meses. Lo mejor que se puede decir de esta primera parte de la película es que sabe contar una historia propia, basada pero no fotocopiada del tebeo, y eso da margen para que algunos personajes y tramas sean distintas de lo que conocemos, dando una agradable sensación de sorpresa que ayuda bastante.
De hecho, es difícil no ver The Long Halloween. Part 1 como una manera de empezar a colocar a los espectadores en el camino que Matt Reeves necesita para que The Batman sea un éxito, sobre todo por el papel protagonista que adquiere Catwoman, en la versión original interpretada por la desaparecida Naya Rivera. Loeb apostaba por Festivo desde el principio, pero la película quiere poner por encima la situación de la mafia de Gotham en algunos momentos. No hay una apuesta tan decidida por ese pacto que firman de palabra Harvey Dent y Gordon con Batman, pero desde luego es un tema que está más que presente. Y en el fondo la película se siente muy atraída por la dualidad, aunque se centra en la vida de Gordon y Dent, el la de Selina Kyle o incluso en la del mismo Festivo y su identidad secreta más que en la de un Bruce Wayne que pide a gritos un papel más destacado en las pocas escenas que tiene lejos del entorno más propio de Batman, aunque esté sin capucha. Quizá todo esto son detalles que el estreno de la segunda parte del filme pueda pulir, pero en esta primera mitad es evidente que presenta algún que otro altibajo. Como la magnífica obra de Loeb y Sale, por cierto, porque es un relato muy ambicioso en muchos sentidos y es complicado llegar al mismo nivel, tan alto, en todos sus aspectos.
La película, en todo caso, funciona bastante bien. Lo hace en cuanto a ambientación, en una Gotham deprimente y a medio camino entre los años 30 y los años 80, con unos tejados en los que da gusto ver moverse a Batman y a Catwoman, con ese toque de cine negro que ampara el secreto y las acciones de Festivo. También en cuanto a personajes, con un buen diseño de todos ellos siguiendo la línea contundente que ya caracterizaba a los últimos estrenos de Warner Animation, Superman. Man of Tomorrow (aquí, su crítica) y Justice Society. World War II (aquí, su crítica), y que a diferencia de adaptaciones anteriores sí marca una clara distancia con respecto a las sensaciones generales del dibujante del cómic. Y lo hace también en cuanto a acción, multiplicada con alguna que otra secuencia de pelea y persecución que en las páginas impresas de Loeb y Sale no estaban o estaban de otra manera, y que aquí amenizan un poco más el ritmo y, por qué no decirlo, rebajan un poco la tensión detectivesca en favor del espectáculo más contemporáneo. La presencia del Joker es la guinda de un pastel que no pinta nada mal, que saca buen partido de la historia original, quizá sin tanta profundidad pero entendiendo bien el medio en el que se nos presenta, con un tono muy adulto y oscuro, el que requiere, pero sin salirse de los límites. Buenas sensaciones, a la espera de su final.
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