Editorial: Grafito.
Guion: José Fonollosa.
Dibujo: José Fonollosa.
Páginas: 96.
Precio: 16 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Marzo 2021.
Antes de abordar Refugio es importante anotar que José Fonollosa no ha creado una de sus historias de animales, que no hay un Toñín perruno que nos guíe a través de la vida en una protectora de animales, sino que está contando su propia experiencia en la SPAX de Xativa, en la que colabora de manera desinteresada. Es, por tanto, una vivencia personal, una de esas que resultan tan estimulantes porque están contadas desde el punto de vista de alguien que no es especialista. No lo es en perros, tampoco en todo aquello que sirve para mover una organización como la de esta protectora. Es, sencillamente, una persona que quiere aportar su granito de arena. Y este cómic es un apoyo más en esa labor, porque lo que hace es contarnos qué es este Refugio del título, que supone para los animales y cómo lo vive él desde el punto de vista de alguien que, en realidad, es más de gatos que de perros, como sabe perfectamente cualquiera que haya seguido su obra. Por eso es importante dejar claro que esto no es Miau (aquí, su reseña) llevado al mundo del perro, sino algo completamente distinto, un tebeo que se ha pensado para que descubramos una realidad de la que seguramente no somos demasiado conscientes pero que está ahí, es cercana, y en la que el autor se nos cuela como protagonista, sin necesidad de idealizar nada.
Fonollosa, que sabe retorcer la realidad a su antojo para que sea de lo más divertida, algo que ha hecho tantas veces desde la mirada felina de sus gatos que ya hemos perdido la cuenta, opta aquí por algo completamente diferente. El humor, que lo tiene Refugio, no procede de los animales, sino de él mismo. El autor, ese que todo lo controla en un cómic, es aquí un tipo con miedos y dudas, uno que se adentra en un mundo que no conoce pero en el que quiere ayudar. El mensaje es evidente, Refugio quiere llevarnos a pensar dónde y cómo podríamos ayudar cualquiera de nosotros, en una protectora de animales, sí, porque el trasfondo que tiene lo que nos cuenta Fonollosa es claramente animalista, pero también se puede extrapolar a otros lugares en los que siempre es bienvenida la ayuda. Y con esa premisa, el relato es ameno y simpático, es un día a día de un voluntario, y es también una forma nueva de conocer el mundo de los animales de compañía que saca al autor de su muy explotada zona de confort. El éxito de Refugio está en que las explicaciones son espléndidas para comprender el trabajo que se hace en la SPAX, pero también para comprender qué supone el voluntariado en uno mismo. Cumplidos, por tantos, los objetivos personales y los sociales de una obra que, siendo algo distinta, es en muchos sentidos puro Fonollosa.
Lo es, por supuesto, en el dibujo, porque estamos hablando de un autor con un estilo muy reconocible y que sabe llevarlo a diferentes terrenos. Le hemos visto mucho en la comedia animal, pero también en la parodia de género, y ahora entramos de lleno en una faceta más realista en la que también encajan sus figuras. Siendo el realismo documental el tono imperante, insistimos sin perder de vista la comedia, se agradece el detalle con el que dibuja Fonollosa en esta ocasión. Con sus ilustraciones se entiende mucho mejor el escenario en el que se mueve, las condiciones de la protectora o el trabajo que se hace allí, que es de lo que se trata en este tebeo. Y luego nos va colando esos pequeños gags que tan bien sabe mostrar, y que intercala de una manera muy agradable en las profusas descripciones que hace. Y siempre admirando la personalidad que tienen los perros, algo que en este caso es un trabajo importante porque son muchos los animales que desfilan por las páginas de Refugio y que Fonollosa consigue acercar al lector para que se pueda encariñar con ellos, incluso sabiendo que una página después pueden ser adoptados. Para que luego digan que los amantes de los gatos no saben de qué va el mundo de los perros, aquí tenemos a un autor que ha demostrado ese conocimiento y además con un tebeo solidario.
El único contenido extra es un epílogo escrito por la presidenta de la SPAX, Mª Carman Jachan Sánchez.
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