Guion: Honda.
Dibujo: Honda.
Páginas: 168.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Diciembre 2020.
Vivimos en un mundo globalizado, eso es cierto, pero sigue habiendo barreras evidentes. Cuando nos llega un manga como La librera calavera Honda-san lo podemos interpretar de muchas maneras. Es, obviamente, la vida diaria de una dependienta de una librería especializada, y eso es algo con lo que cualquier aficionado a la lectura de cómics puede llegar a encontrarse con facilidad. Pero lo que cuenta Honda es muy particular. Es, si se permite la expresión, muy japonés en muchos sentidos. Son experiencias reales, sí, pero suenen atan exageradas como podemos esperar de un manga de este porte, uno en el que la caricatura de los libreros para no hacer de ellos retratos exactos y reconocible se convierte en parte esencial del juego. No es que eso sea una sorpresa, no olvidemos el título de la obra que arranca con este primer volumen, pero sí es importante destacarlo porque nos ayuda a entrar con mucha más facilidad en el desternillante mundo de la autora, uno en el que los clientes pueden pedir cualquier cosa y en el que el lector, aunque sea desde ese prisma tergiversado que exige la comedia, aprende un poco más sobre el funcionamiento de una librería de cómics, aunque se tenga que poner la cautela necesaria como para pensar que muchas de las situaciones que retrata son evidentemente locales.
Honda propone algo simpático, y es que veamos el mundo del cómic desde el punto de vista del librero. Aún más, desde el de una librera que asiste con asombro al desfile de clientes que pasan por sus estanterías y que tiene una particular convivencia con el resto de compañeros de la librería y con los comerciales de las editoriales. Y, claro, la gracia está en que no hay un realismo palpable en las aventuras de Honda, por mucho que la base sí sean las experiencias del día a día en la tienda. Lo cierto es que la gracia de La librera calavera Honda-san está justo ahí, en construir una sitcom de manual desde la bizarra perspectiva de un manga tan arriesgado cuando se asoma a un público occidental como divertido cuando se entra en su juego. Lo que nos presenta este manga son sketches cerrados con los que se va desgranando la vida diaria de la librería y, sobre todo, sus rarezas. Esos clientes que van buscando algo indefinido y se ponen en manos de los libreros desde actitudes muy diferentes, las aptitudes comerciales de cada uno de ellos y sobre todo de nuestra protagonista, o la visita habitual de representantes de las editoriales tratando de hacer que sus títulos ocupen las mejores posiciones en los estantes. Y todo con una gracia añadida, las caretas ficticias con las que Honda retrata a cada uno de los compañeros de la librería, que le da un toque muy simpático.
La divertida exageración que propone Honda es muy atractiva. Primero, porque funciona desde un punto de vista realista, cuando Honda se cruza con clientes que tienen rasgos faciales y físicos muy distintivos, pero también desde la fantasía cotidiana, la que lleva a la autora a convertirse ella misma y a sus colegas en caretas andantes, máscaras que además tienen su significado. La mezcla de esos dos elementos hace que La librera calavera Honda-san sea un relato fresco y dinámico, que funciona muy bien por partes y en conjunto, que divierte tanto en cada uno de los sketches que aparecen en el libro como en el conjunto, que sirve precisamente para que veamos todo este pequeño mundillo que tanto nos entretiene a quienes disfrutamos de las viñetas como herramienta comunicativa. Honda juega muy bien con la comedia y sabe aprovechar todos los recursos que le da el retrato que imagina para ella para potenciar los aspectos más divertidos de esta locura, más arriesgada en algunos momentos de lo que pudiera parecer de inicio. Ligera, sin duda, porque no hay una búsqueda desesperada de encontrar respuestas, solo la cazar al lector en situaciones que puede haber vivido o que puede imaginar con facilidad desde una perspectiva ligeramente fantasiosa. Y la cosa tiene mucha, mucha gracia.
Kadokawa comenzó a publicar Gaikotsu Shotenin Honda San en 2016. No tiene contenido extra.
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