Guión: Bill Sienkiewicz.
Dibujo: Bill Sienkiewicz.
Páginas: 225.
Precio: 25 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2020.
¿Podemos considerar Stray Toasters como una obra de culto o es, sencillamente, una maldita? ¿Es un tebeo incomprensible que lo tiene imposible para llegar al gran público o es una genialidad que abrió que colocar delante de cualquiera que se precie de amar las viñetas como forma de comunicación? El tebeo de Bill Sienkiewicz, nacido al calor de un mundo editorial muy distinto al que conocemos hoy, es de los que muchos catalogarían con la admiración más absoluta o con el odio más irrefrenable, y seguramente no merezca ni una ni otra. Es un cómic notable, es un festival visual de los que rara vez conseguimos ver y presenta a la vez una narración llena de complejidades y sutilezas. Y al mismo tiempo, su amalgama de géneros y conceptos se queda algo atrapada en la extensión de un volumen que da la sensación de que no termina de llegar al máximo de una idea apabullante que se desarrolla en una historia que, en realidad, parece mucho más sencilla de lo que aspira a ser. ¿Será un sacrilegio hablar en estos términos de Stray Toasters en lugar de reverenciarla o vilipendiarla? Puede ser, pero eso no quita para que hablemos de virtudes y defectos en una obra que, desde luego, se sitúa en el ideario más personal de Sienkiewicz, que desde luego es un artista genial y único, y que con este título demostró que además es un muy completo autor completo.
Quizá la clave para que la lectura de Stray Toasters no sea una prueba demasiado dura para lectores acostumbrados a productos más lineales está en dejarse llevar. El mundo de ciencia ficción en el que se mueve el thriller que plantea Sienkiewicz está lleno de detalles fascinantes que va sirviendo poco a poco, casi de manera inadvertida y que le ayudan a convertir su historia en una contada de la psicología humana. Es un viaje por la mente, en el que lo verdaderamente fascinante es saber qué está sucediendo y qué está siendo imaginado, que es fantasía y que es realidad. A pesar de las explicaciones que añade al final de la obra, no es fácil sacar conclusiones del todo claras y quizá eso eleve Stray Toasters a un intento de erudición excesiva que marca algunos límites a su propuesta, pero al mismo tiempo es un tebeo de lectura intensa. Mucho texto, sí, y muchas veces cayendo en figuras que se entienden más adelante o no se llegan a entender, pero aún así la sensación es la de estar atrapado en la lectura. Sienkiewicz provoca la continua ansia de más. Nos incita a entender al psicólogo criminal al que seguimos, liberado de un psiquiátrico para ayudar en la detención de un asesino en serie. Eso es lo que vemos en el fondo, un policiaco aparentemente sencillo, pero su cubierta es tan compleja que casi parecen dos mundos diferentes.
La sensibilidad de Sienkiewicz siempre ha tenido una personalidad propia, y n extraña que esta historia tan compleja surja de la mente de un tipo que dibuja de esta manera tan concreta. Hablamos de un tipo que rompió esquemas con Los Nuevos Mutantes, que nos enseñó que el género más tradicional del cómic americano se podía dibujar de maneras totalmente diferentes. Llevado al thriller psicológico, el dibujo de Sienkiewicz es una auténtica delicatessen. La locura se extiende a todos sus trazos, a todos sus experimentos visuales, que los hay y son extraordinarios, a sus puntos de vista, a sus personajes siempre extremos. Aunque sería completamente injusto con su trabajo narrativo, que lo hay aunque sea más complicado de abrazar, Stray Toasters ofrece al lector la posibilidad de perderse en sus dibujos de una manera infinita incluso sin necesidad de leer sus textos. Quizá sea otra de las lecturas posibles, y la prueba de que en este tebeo hay mucho más de lo que una sola lectura puede ofrecer. No, no es una obra fácil. Sienkiewicz no es fácil ni en el más elemental de sus dibujos, y no puede sorprender a nadie que no lo sea a la hora de concebir una historia completa. Pero que tres décadas después de su publicación original se siga reeditando y sigamos hablando de ella nos tiene que dar la pista de la genialidad que esconde.
El volumen incluye los cuatro números de Stray Toasters, publicados originalmente por Epic Comics, sello de Marvel, en 1988. El contenido extra lo forman las cubiertas originales y un portafolio de diseños y bocetos. En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.