CÓMIC PARA TODOS

‘La bella muerte’, de Mathieu Bablet

Editorial: Dibbuks.

Guión: Mathieu Bablet.

Dibujo: Mathieu Bablet.

Páginas: 152.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2020.

Es bastante inevitable que el éxito de una obra, sea una película, un libro o un cómic, nos lleve a profundizar en la obra de un autor. Shangri-La (aquí, su reseña) nos mostró lo que Matthieu Bablet era capaz de hacer. La bella muerte busca profundizar en ese camino y, claro está, eso tiene sus peligros. Para empezar, estamos ante un trabajo sensiblemente diferente en muchos aspectos, por lo que vamos a obviar más referencias a ese otro título. En La bella muerte nos encontramos en un escenario apocalíptico. No hay vida, apenas unos muchachos a los que seguimos en una gran ciudad en ruinas por culpa de una suerte de insectos gigantes que, sorpresa, no son los protagonistas de la historia. Este es un relato mucho más melancólico de lo que suelen serlo en escenarios de esta índole. Y aunque solo sea por eso, merece la pena seguir hasta el final, buscando una suerte de clímax que acaba dejando la sensación de que esta es una obra mucho más filosófica de lo que cabría esperar. No por su autor, que, insistimos, ha dado ya muestras del tipo de ciencia ficción que le gusta, sino por el escenario escogido. Por eso La bella muerte es un tebeo atípico, intenso y quizá complicado de leer, pero que satisface con creces si se aceptan sus formas narrativas. El escenario atrae por sí solo, pero es importante dar ese paso.

Y es que Bablet es ambicioso, de eso no hay ninguna duda. La ambición es, por tanto, su mayor enemigo, porque el lector siempre espero lo más grande y si no lo consigue podemos enfrentarnos a una cierta sensación de fracaso. La bella muerte ni se acerca a ese escenario, decirlo sería injusto con su trabajo, pero es verdad que este cómic no aspira a ser redondo o a seguir una estructura clásica. De hecho, su base es lo inesperado, lo natural. Es la historia de tres muchachos que intentan sobrevivir viviendo al límite en todos los sentidos. Y se plantean su muerte de muchas maneras, incluso con la fecha de caducidad de la comida que encuentran. Hay muchas puertas abiertas para que el lector se planteen muchas cuestiones éticas y morales, o que se pregunte cómo actuaría él en un escenario o en otro. ¿Confiaría en esa extraña muchacha con la que se cruzan? ¿Estaría dispuesto a aceptar una regla en la que sus dos amigos podrían dejarle morir? Quizá lo de menos son esas criaturas, esos insectos, porque esto no una historia de monstruos o de criaturas gigantes. Ni siquiera es la de la salvación del mundo ante una amenaza imposible. Es una historia pequeña que no quiere detenerse en su escala soñada y apuesta por ir mucho más lejos, y puede que por eso mismo merezca una segunda relectura casi al acabar la primera.

Quizá eso también sea necesario para entender plenamente el dibujo de Bablet. Si bien sus escenarios encajarían en otro tipo de relatos, son sus personajes los que le dan una identidad clara como narrador gráfico. El uso de las criaturas hace, de hecho, que todo encaje y que la segunda mitad del libro alcance un ritmo mayor que nos permita sentir esa sensación de peligro continuo que en las primeras páginas es más explicada que sentida. Bablet aporta un toque vanguardista a sus figuras que se convierte en una auténtica rareza dentro de este universo que construye, y genera unas sensaciones muy interesantes en el dibujo, con un contraste además bastante notable entre el tono que realmente tiene la historia, bastante pesimista, y un color bastante cálido, al menos en algunos momentos del relato. La bella muerte es un tebeo complicado, extraño si se quiere, intenso en diferentes modos y maneras, pero que al final cumple con lo que promete. Y eso no es otra cosa que un reto, ciencia ficción intensa e interesante, de la que uno sale con ganas de debatir y no solo de asombrarse, aunque eso también forme parte de la propuesta, como no puede ser de otra manera si tenemos unos monstruos gigantes invadiendo la Tierra. Pero no, este cómic no va de eso. Si lo tenemos claro, el éxito está más que encarrilado.

Ankama publicó originalmente La belle mort en mayo de 2011. El único contenido extra es un portafolio de ilustraciones.

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Esta entrada fue publicada en 19 agosto, 2020 por en Ankama, Dibbuks, Mathieu Bablet y etiquetada con , .

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