Guion: Moukon Icchoukusen.
Dibujo: Moukon Icchoukusen.
Páginas: 144.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Mayo 2020.
Con este segundo volumen, Moukon Icchokusen da por concluida Magical Girl Boy, y lo hace con las mismas armas que había anunciado en el primero (aquí, su reseña). La confusión de identidad que propone la serie, la de la adolescente que se convierte en una chica mágica pero que tiene aspecto de hombre, es la esencial, como también es importante la configuración del malo de la película, un detalle más que ahonda en la divertida parodia que propone del género que nos ocupa sin llegar a salirse de sus reglas en ningún momento. Icchokusen sabe que su propuesta es esta y la mantiene hasta el final, con un producto que resulta fresco y divertido, que sabe agradar a su público y que no siente la necesidad de dejar un final demasiado abierto o ambiguo para ganarse un aprecio mayor. Cuenta lo que cuenta, va al grano y no se extiende más allá de lo que necesita, lo cual es una evidente virtud. Lo más importante es que la idea central, el juego de chica-chico que plantea la serie para ofrecer una nueva vuelta de tuerca al concepto que universalizó Sailor Moon se mantiene intacto, sigue siendo tan vital a la historia como lo era en su arranque y mantiene ese nivel hasta llegar a su clímax, uno en realidad más personal que físico, más emocional que de acción, lo cual también es una sorpresa en una historia de un componente fantástico tan evidente.
Y es que Icchokusen desde el principio ha querido que la vertiente más realista de sus personajes tuviera un peso importante en la historia. Si en el primer volumen el mayor peso lo tenía ese deseo de la protagonista de convertirse en una chica mágica, aquí gana la partida el retrato del fenómeno fan que se desliza en el tramo central de la historia. Es el elemento que coge más fuerza con respecto a la primera entrega y que, al final, sirve para dar peso a su conclusión. Nada especialmente épico porque, en realidad, la historia no lo necesita. Esto es una fantasía pero que quitando esas cuestiones de identidad de las que hablamos quiere tener los pies en el suelo. Puede parecer contradictorio, y lo es, pero es que Magical Girl Boy decidió desde el principio que quería hablarnos desde los opuestos, y eso lo hace con bastante solvencia. A Icchokusen le basta con ceñirse a sus personajes para llevar la historia a buen término, y quizá lo único reprochable, teniendo en cuenta la separación con la que se publican los dos tomos de la historia, es que no haya algún recordatorio de ciertas cosas que habría ayudado a que fuera un manga más sólido. Eso, en todo caso, tiene la sencilla solución de recuperar el primer número antes de saltar a esto, ventajas de no estar ante una serie más prolongada y que tenga una extensión tan accesible y acertada.
En el dibujo se mantienen las mismas constantes que ya vimos. No necesita una limpieza de página, una claridad visual o un recurso constante a la épica espectacular del diseño de sus personajes para enganchar al lector, cosa que sí hace con las divertidas exageraciones de su trazo o con el divertidísimo diseño de los oponentes de Boy, que sigue siendo algo chocante para el lector que esperase algo convencional de Magical Girl Boy. Y es que no lo es, es un manga extrañamente divertido, consecuente con su propuesta y que se apoya visualmente en los primeros planos y los elementos más bizarros de la historia para que el lector se meta de lleno en este mundo. Y eso funciona bien, que es lo que se le puede pedir al manga, porque no sucumbe a las tentaciones habituales del género, porque lanza el siempre digno mensaje de que la identidad es algo que no depende del aspecto visual y porque consigue que se le coja cariño a los personajes. Ni es tópica ni tampoco es revolucionaria, sabe moverse entre dos aguas y convencer desde la extrañeza. Porque, no lo dudemos, la extraña idea que motiva Magical Girl Boy es lo más llamativo y lo que da fuerza a toda la lectura. Quizá el reto esté en imaginar cómo continuar esta divertida locura, eso sí que podría hacer que este origen pareciera algo más ambicioso, pero lo que tenemos es más que suficiente.
Fusion Product publicó originalmente el segundo volumen de Mahou Shoujo Ore en 2014. No tiene contenido extra.
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