Guión: Kenny Ruiz.
Dibujo: Kenny Ruiz.
Páginas: 184.
Precio: 31,90 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2019.
Hay tebeos buenos y malos. Y también hay tebeos especiales. El cazador de rayos es uno de los especiales por muchas razones. Puede haberlas personales, claro está, y ahí cada lector podrá poner las suyas, pero también las hay más objetivas, si es que ese adjetivo se puede aplicar a algo artístico y hermoso como el cómic. El cazador de rayos es especial porque es la primera obra larga de Kenny Ruiz, el tipo que nos hizo disfrutar como locos con su Dos Espadas más allá de sus continuas vicisitudes editoriales (aquí, aquí, aquí y aquí, sus reseñas), el mismo que supo adaptarse al universo personal de Víctor Santos en Infinity. Outrage (aquí, su reseña), el mismo que se coló en el mundo de Luis Royo con Soum (aquí, su reseña) y el que ahora, después de años ensayando con éxito el manga en español ha sabido arrastrar todo lo aprendido de nuevo al estilo de la BD francobelga con Telémaco (aquí, reseña de su primer álbum). Pero El cazador de rayos ya estaba ahí, y desde el principio se pudo ver en ella una maravillosa historia sobre la fe y la confianza en un mundo postapocalíptico que el Kenny casi adolescente fraguó en su cabeza cogiendo de aquí y de allá lo que le interesaba. Han pasado casi veinte años y la obra no ha perdido absolutamente nada, sigue siendo un formidable viaje que se puede repetir una y otra vez, incluso pasarlo ya de generación en generación.
El cazador de rayos es la historia de Kaín, un elegido por una profecía dentro un mundo sumido en las sombras de una tormenta interminable. El argumento es, y se ve fácilmente, el sueño de un autor joven que vuelca en la obra todo lo que piensa. La madurez entra a partir de ahí. Yuvia, la hija de Kaín, desde ese maravilloso juego de consonantes en sus nombres, es la clave de todo. Porque El cazador de rayos trata sobre la fe, sobre la confianza… y también sobre la esperanza. Son temas que Ruiz construye con mimo, en los pequeños y en los grandes detalles, pero que llegan a una gloriosa culminación narrativa y emocional en la página 85 de este formidable volumen integral. No es frecuente asistir al prodigio de escuchar música leyendo un cómic, y en esa página sucede, y es además una música con un significado íntimo y personal muy poderoso. Hay acción, por supuesto, mucha, y hay un glorioso combate final bajo la tormenta, el que tiene que confrontar al héroe revolucionario, el que pretende lograr la liberación de su pueblo (y de su hija, nunca olvidemos ese detalle, porque los formidables flashbacks de la historia no dejan de hablar del poder que tiene Yuvia) a través de la luz, y el tirano, el gobernante que quiere mantener a la gente en la oscuridad. Sobra decir que ahí también hay una contundente metáfora, una más para una obra que nunca pareció primeriza.
Quizá, si somos justos, eso se puede notar algo más en el dibujo. Pero esa apreciación exige conocer a Ruiz y haber pasado por su bibliografía. Una vez que somos conscientes de lo que es capaz de hacer ahora, o hace cinco años, lo que hacía hace casi un cuarto de siglo puede parecer que tiene un menor alcance artístico. Pero, aunque se le busquen costuras, una no está en la intensidad, formidable en todas las páginas. El propio autor desgrana sus influencias en la entrevista que acompaña esta preciosa edición, pero sería absurdo decir que esto es solo una mezcla entre Mad Max, Akira y quien sabe cuántos más títulos clásicos. No, El cazador de rayos es mucho más que eso y se nota desde la primera secuencia, una que sirve para establecer temas, tono y aspecto de una manera sobresaliente. Uno de los aspectos que más siguen impresionando de esta obra es lo buen que encajan los momentos más espectaculares, los que tienen una evidente herencia del anime, y los más íntimos, que hay unos cuantos y se los llevan Yuvia en el oscuro presente y su madre en un pasado que Ruiz consigue que parezca luminoso aunque en realidad sepamos que no lo es. Es maravilloso ver que dos décadas más tarde esto sigue siendo un tebeo digno de leer y merecedor de contar con una edición tan bonita como esta, haciendo que El cazador de rayos luzca por fin en su formato original.
Paquet publicó originalmente los tres álbumes de Le chasseur d’éclairs, Espérance, Responsabilité y Vérité en mayo de 2003, agosto de 2005 y enero de 2007. El contenido extra lo forman las portadas originales, una entrevista a Kenny Ruiz, una galería de ilustraciones y bocetos del autor y homenajes a cargo de Oscar J. Vargas, Joan Fuster, Víctor Santos, Josep M. Beroy, Mazi y Sr. Kaneda.
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