CÓMIC PARA TODOS

‘La ira de Eternal Warrior. Un trato con el diablo’, de Robert Venditti y Robert Gill

Editorial: Medusa.

Guión: Robert Venditti.

Dibujo: Robert Gill.

Páginas: 112.

Precio: 13,95 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Mayo 2019.

Qué gusto da comprobar que un viaje acaba tan bien como empezó. Esa es la sensación que deja La ira de Eternal Warrior en su tercer y último volumen, Un trato con el diablo, al que solo se le puede poner como pega que Raúl Allen y Patricia Martin no estén al mando del dibujo como sucedió en las dos primeras entregas (aquí y aquí, sus reseñas), aunque Robert Gill haga también un buen trabajo en esta parte final de la historia. Lo que Robert Venditti nos ha dejado con este cómic es, en muchos sentidos, la historia definitiva de Gilad, una que recorre con enorme acierto todos los aspectos que hacen de él un personaje sobresaliente y que lo hace además con un nivel de atrevimiento notable. Quizá este tercer volumen es el más previsible de todos, pero al mismo tiempo es una conclusión bastante lógica y adecuada a todo lo que se ha planteado hasta este punto, en el que nuestro guerrero eterno ha conseguido superar todas las pruebas a las que ha hecho frente y ahora encara la más complicada de todas, la personal, la familiar, la que en este caso tiene que ver con su hijo. Sí, hay acción a raudales, como la hubo en las anteriores entregas, pero el espíritu de La ira de Eternal Warrior no está ahí, sino en lo más emocional y personal. Y en ese campo, esta serie se ha convertido en una revelación maravillosa.

Lo que plantea este tercer volumen es un auténtico descenso a los infiernos, de manera tan figurada como literal, y aún así la clave está en el primero de los cuatro números que forman Un trato con el diablo, antes de que nos topemos con demonio alguno. Es ahí donde Gill vuelca todo lo que necesita la historia para terminar de ser el viaje emocional apuntado en los números anteriores, y donde todo se vuelca ya de una manera evidente en los lazos familiares de Gilad, esenciales para que el personaje no sea más que un héroe de dos dimensiones. La conversación con su mujer, antológica, es una definición perfecta del protagonista. Sin este primer número, secuela directa en todos los sentidos de lo que habíamos visto hasta ahora, Venditti solo habría planteado una historia de mamporros demoníacos bastante tradicional. Pero la base emocional y psicológica que tiene es tan potente que cobra una nueva dimensión. Gilad actúa aquí como esposo y padre, uno que blande un hacha, uno que no puede morir, pero un esposo y padre en definitiva. Venditti acierta con los diálogos, con la acción y con el humor negro, muy negro, que a veces tiene el relato, pero también con la épica y con el drama. Qué difícil es encontrarle flaquezas no ya solo a este tercer volumen, más allá del ya indicado aspecto más previsible en algunos momentos, sino a toda la serie.

Y eso que resulta inevitable echar de menos el muy identificable estilo de Allén y Martín en la parte gráfica de la historia, porque parecía irresolublemente unida al relato desde la grata sorpresa del primer volumen. Pero Gill convence porque entiende bastante bien esas escenas más emotivas y porque, lógicamente, tiene una puesta en escena épica para los grandes combates que tiene esta entrega. ¿Hubiéramos deseado tener a Allén y Martín en toda la serie? Desde luego, porque habría dado una identidad todavía mayor al conjunto. ¿Supone eso un problema para apreciar la incorporación de Gill? Para nada, porque este despliega una puesta en escena notable y maneja muy los diseños de fantasía que hay a lo largo de sus páginas para comprender los escenarios paradisiacos e infernales en los que tiene lugar. Tira bastante de viñetas de gran tamaño y sin embargo nunca da la sensación de que eso sea una argucia para ganar espectacularidad desde un camino fácil, sino que hay mucha fluidez y naturalidad en su narrativa, dando exactamente lo que piden Venditti y su historia en cada momento para que el episodio final sea un cierre modélico, aunque no necesariamente perfecto, a una serie que ha dejado un sabor de boca maravilloso. Es, desde ya, una lectura de referencia de Eternal Warrior, también del mismo universo Valiant.

El volumen incluye los números 11 a 14 de Wrath of Eternal Warrior, publicados originalmente por Valiant septiembre y diciembre de 2016. El contenido extra lo forman las portadas originales deKano, Juan José Ryp, Al Barrionuevo, Stephen Segovia, Joe Bennett, David Baron, Robert Gill, Ryan Lee, Marcio Loerzer, Allen Passalaqua y Thony Silas, y varias páginas en tinta de Robert Gill.

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Esta entrada fue publicada en 15 julio, 2019 por en Medusa, Robert Gill, Robert Venditti, Valiant y etiquetada con , , .

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