CÓMIC PARA TODOS

‘Aquaman. Sub Diego’ 1

Editorial: ECC.

Guión: Joe Kelly, Rick Veitch, John Ostrander, Will Pfeifer.

Dibujo: Doug Mahnke, Yvel Guichet, Darryl Banks, Dietrich Smith, Joshua Hood, Norm Breyfogle, Sal Velluto, James Bosch, Tom Grummett, Patrick Gleason.

Páginas: 568.

Precio: 46,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2018.

Para adentrarnos en este volumen, estamos a comienzos del siglo XXI. Parece que fue ayer, pero en realidad estamos a punto de cumplir dos décadas en ese futuro que nos parecía tan lejano hace no mucho tiempo. Aquaman necesitaba reinventarse y el punto de partida perfecto se fijó en JLA. Élites (aquí, su reseña). Arthur resucitaba de una manera espectacular y necesitaba un nuevo escenario, ya que Atlantis, que le consideraba un traidor, no podía ser el lugar que antaño fue para nuestro héroe. Y si el agua de mar no podía albergar ya las aventuras del personaje, Rick Veitch encontró un escenario como poco valiente para cambiar de tercio, y se adentró en las leyendas artúricas. Del agua salada al agua dulce y mágica. Mucha ambición en ese salto, desde luego, aunque por momentos resulte extraño ver al personaje en ese entorno. Sobre todo, viendo las dos siguientes estaciones en las peripecias del héroe, dos números aparentemente pequeños pero deliciosos escritos por John Ostrander y el relato que da título a este volumen Sub Diego, en la que un terremoto destruye la mitad de San Diego y sumerge la ciudad bajo el mar, cambiando para siempre la fisionomía de sus habitantes. Riesgo es la palabra, sin duda, porque de eso hay mucho en estas páginas que buscaban llevar a Aquaman a la modernidad.

El hecho de que estas sean historias que todavía se recuerdan y demandan para reediciones como la presente nos invita a pensar que la tarea no se hizo mal del todo. Es verdad que pueden ser historias calificables como extrañas, sobre todo la primera mitad del volumen, para quienes se acerquen al personaje pensando en sus bases más sólidas, porque nada de eso hay aquí, pero se trata precisamente de ofrecer algo diferente. Veitch lo hace buscando una mitología diferente, la que propicia la Dama del Lago que conoció el Rey Arturo (no hará falta decir que comparte nombre con Aquaman) y la innovadora mano acuosa que da al héroe para sustituir el miembro perdido, que es el centro, a veces un centro demasiado obsesivo, del relato en cuestión. No hay aquí tanta leyenda sobre Atlantis, aunque Veitch no se olvida de la ciudad sumergida, pero una vez que ha dictado su juicio sobre Aquaman parece ya el escenario más superfluo de la serie, porque en el fondo da la sensación de estar ahí un poco por obligación, para que no haya una ruptura total con el pasado. Yvel Guichet es quien dibuja fundamentalmente esta etapa, y lo hace con un acertado diseño para Aquaman, también para la Dama del Lago y para la Sed, villano de esta parte de la trama, sabiendo llevar fantasía y acción de una manera bastante agradable.

A estos conceptos innovadores siguen, curiosamente, las historias más clásicas. Si Veitch quiso redefinir a Aquaman, Ostrander apuesta por su vertiente más clásica y heroica con dos historias formidables y pequeñas que da gusto leer, una centrada en una joven que duda del amor de sus padres y otra sobre cómo ve el mundo a Aquaman. Y eso da paso al estadio final de este volumen, Sub Diego. Will Pfeifer aborda la serie con unas sensaciones que encajan muy bien en los sentimientos patrióticos post 11-S, y no parece casual que el título original del relato sea La marea americana. Pfeifer, con dibujo de Patrick Gleason, firma un relato fundamental para entender al Aquaman moderno, uno que se atreve a sondear la tragedia común para entender la pérdida de su protagonista. También, de alguna manera, su propia capacidad para ser héroe y gobernante, para entender hasta qué punto puede ser héroe y justiciero, y para añadir un toque más de tragedia y culpabilidad a la andadura de Aquaman. El escritor acierta en el tono y en la concreción del relato, que da las explicaciones precisas para que todas sus ramificaciones funciones con elegancia. No es el Aquaman más clásico, pero si es uno que merece la pena explorar por su valentía y porque, en el fondo, cada autor aporto con libertad lo que quiso sin dejar demasiadas ataduras a su relevo.

El volumen incluye los números 75 de JLA y 1 a 20 de Aquaman, publicados originalmente entre noviembre de 2002 y julio de 2004. El contenido extra lo forman una introducción de Fran San Rafael, las cubiertas originales de Doug Mahnke, Alex Maleev, Yvel Guichet, Ethan Van Sciver, Andrew Robinson, Tony Harris, Howard Porter, James Bosch y Alan Davis, un cuaderno de fichas de los personajes y un portafolio de bocetos de Guichet.

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